Morimos de autoengaño: la muerte temprana de una niña, el alma y la influencia de desencarnados

[Actualización, 13 junio 2023: añadido el texto]

Índice
– Enlaces e introducción
– Índice del texto


Enlaces e introducción

En este audio (y texto de la transcripción ampliada y remodelada)…

– Enlaces del audio: descarga / en ivoox
– Enlace al texto: pdf (versión 1.01, 13 junio 2023)

… tratamos principalmente el ejemplo de una niña que murió cuando era muy pequeña.

Se trata de ilustrar cómo es que el autoengaño «mata» (el cuerpo físico), con más o menos «ayuda» (presencia) de desencarnados (bienintencionados o no).

El ejemplo de la niña me lo contó «mi madre» (biológica) ayer mismo (hoy es 11 de junio, 2023), en una larga conversación donde surgió esa anécdota que ella vivió ─y otras cosas─.

Vemos también otros ejemplos relacionados ─más personales─.

El índice de la transcripción y «ampliación» parcial del audio es

Índice (versión 1.01)

1. El caso de la muerte temprana de una niña que mi madre vivió en su juventud
2. Relaciones compulsivas impersonales
3. Volviendo al caso de la niña
4. Mi caso de “mujeres enfadadas con los hombres” (mujeres espíritu y mujeres a secas)
5. Síntomas físicos: no querer oír. Un “triángulo de las bermudas”… y de un “calzonazos”

Recordatorios, 1: Consecuencias: ¿correcciones, castigos… oportunidades? | Recordatorios sobre el alma, Dios, la verdad…

[Actuación (última): 27 abril 2023, revisión texto principal]

En este audio o serie de audios (y enlace a textos debajo) …

Enlaces a los audios:
descarga (1) / en ivoox (1) ||
descarga (2) / en ivoox (2) ||

Enlace al texto principal: pdf (versión 1.13, del texto; 27 abril, 2023)

Texto complementario (notas sobre el trauma, de un evento de Divine Truth): pdf (versión 1.02; 22 marzo, 2023)

… empezamos una serie de recordatorios sobre el alma, Dios…

En los audios vemos o veremos los apartados del texto arriba enlazado.

El primer audio trató del apartado 2 del texto — con la idea de entrar directamente al tema — .

En el segundo (audio titulado «Recordatorios, 1b…») leo y comento un poco el apartado 1, muy importante.

En otros audios leeré quizá los demás apartados.

El apartado 2 trata nuevamente sobre el tema de «los gritos dados a una madre por sus hijos», como ejemplo de aprovechar las «oportunidades de aprender sobre el amor», o dicho de otro modo, «aceptar positivamente» los regalos de «la vida».

En general, en este recordatorio hablamos del tema de los «actos» y sus «consecuencias»… que si «correcciones», que si oportunidades de aprender, etc.

Lista de los títulos de los apartados del texto (por ahora):

– Consecuencias: ¿“castigos”, “correcciones”… “oportunidades”? 
– Un evento controvertido: gritos a una madre
– Complemento tomado de las preguntas y respuestas del encuentro hecho el 12 noviembre del 2011 por Jesús y María Magdalena
– Cuando lo propio no es lo apropiado: la continuación de nuestra vivencia en el error, tras “morir”: de traumas y masacres como ejemplo extremo
– Apéndice sobre la masacre: ley de atracción; humildad, arrepentimiento y perdón; los indígenas de aquí y de allá…
– Volviendo a la semi-oración con nuestra madre, y la masacre
– Cuando los antepasados se “pegan” a ti

– Referencias

Descripciones de algunos audios

Descripción del audio 2

En este audio (Recordatorios, 1b…) vemos el primer apartado, el tema fundamental de ese texto de Recordatorios, 1.

En ese tema entrábamos directamente en el audio 1, donde tratábamos ese «ejemplo práctico» de «gritos a una madre» (que ya vimos).

Así, ¿qué es eso de las consecuencias de nuestros actos? ¿Qué pasa con eso?

Fijaros, seamos o no ateos, creamos en lo que sea…. en el fondo, más allá de las palabras y conceptos… todos vivimos las cosas, o las interpretamos… como si fueran «correcciones» o «castigos» dados por parte de una «vida dura»: «la vida es dura»… «la vida conlleva sufrimiento»…

Cómo se usan a menudo los bebés para que el hermanito mayor se haga su fachada, complaciendo a la mamá

En este audio (enlace a transcripción abajo, con aclaraciones)…
Enlaces al audio: en ivoox / descarga
… vemos una situación real, sencilla, que sucedió entre dos hermanitos y una mamá.

– Enlace a la transcripción: pdf, 9 páginas.

Uno de los hermanos es un bebé que llora.

El hermano mayor (5 años de edad) dice: «quiere molestar» (refiriéndose al bebé, atribuyéndole esa voluntad).

Evidentemente, esta situación, si no se trata, si no se entiende con lo que hemos visto sobre el alma… deriva en la literal locura que configura en gran medida esto que llamamos «civilización», o mejor dicho, muchas tendencias importantes en lo que rimbombantemente denominamos «civilización», pues, como vimos en otros audios, en gran parte lo que vivimos es un delirio «autosuficiente» e idólatra de la desarmonía, es decir, idólatra del pecado (actuación en desarmonía con los principios naturales, o de Dios, una actuación que daña el alma, y que por tanto tendrá efectos que habrá que gestionar, ya que el alma «gobierna»)… y ese delirio es superficialmente revestido de «civismo», «técnica», «educación», etc.

El hermano mayor puede terminar usando al bebé para crearse la fachada y complacer así a la mamá, pues el hermano mayor en general simplemente estaría sintiendo una frustración que en realidad es de la madre o del adulto que esté por ahí.

Esa frustración o enfado tampoco es de él, y la está «regalando», la está poniendo en palabras: «eh, el bebé quiere molestar». Está expresando una emoción que seguramente es en general de la madre, vivida en ese mismo momento – estaba con su madre en la situación real -: «siento que el bebé me quiere molestar» (emoción de la madre).

Este audio lo podríamos haber titulado también: «Cómo las mamás enseñan a juzgar», pues si al hermanito mayor se le deja sin más, y si él se cree su interpretación, entonces se le facilitará que él se cree, para sí mismo, esa especie de tendencia a juzgar, interpretar, condenar… etc.

 

Emociones de miedo: preguntas sobre el miedo, vergüenza, etc.

Índice
– Introducción
– Texto
– Audios
– Vídeos
Presentaciones de algunos audios o vídeos
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[Esta página está enlazada en la página guía sobre emociones.]

Introducción

En esta página voy a enlazar todo lo que vayamos haciendo, «sanando» y conversando sobre el texto de la sesión 5 de preguntas y respuestas, que realizaron en 2014 Jesús y María, donde hablan de las emociones de miedo, etc.

En torno a las preguntas que responden también surgen temas variados (vergüenza, incesto emocional, etc.). Continuar leyendo «Emociones de miedo: preguntas sobre el miedo, vergüenza, etc.»

El mundo al revés: perdonamos cuando tenemos que arrepentirnos, y viceversa

(Texto leído en audio aquí / Y enlace de descarga.
Audio complementario: La verdad acerca del arrepentimiento y del perdón (1) // )

Muy a menudo practicamos, sin darnos cuenta, una especie de arrepentimiento (contrición) con respecto a la gente que en realidad tenemos que «perdonar».

Insistamos de nuevo en que en realidad todo esto es un asunto emocional, en el sentido de que nos pasamos la pelota de las grabaciones emocionales.

Y sí, efectivamente, nadie tiene «la culpa»… pero al final, tampoco nadie se responsabiliza (pues hay muy poca gente humilde, en el sentido en que lo definimos aquí).

Para ver el caos que se forma debido a que nadie se responsabiliza, y ver cómo es que no sabemos responsabilizarnos (emocionalmente), podemos tratar el ejemplo -quizá muy típico- de las madres, que de alguna manera «son sagradas» (en este sentido erróneo):

Yo te parí, así es que autocúlpate todo lo que puedas…

…y ese tipo de cosas.

Entonces, las personas intentamos a menudo «expiar culpas», por ejemplo, como hijos, y practicamos la contrición o arrepentimiento como si les hubiéramos hecho a ellos -a los padres o a las madres- muchas «cosas malas».

Esto lo hacemos a menudo para no crecer, para no sentir la pena profunda asociada a cómo nos trató nuestro ambiente cuando éramos muy pequeños.

Es como si les debiéramos algo a los padres, buscando de este modo una especie de aprobación, o sea, buscando prolongar un estado en el que nos hemos juzgado a nosotros mismos, nos hemos culpado a nosotros mismos, por algo que en realidad no nos grabamos emocionalmente nosotros (vino del entorno hacia nuestra alma).

Esto lo hacemos muchas personas, inconscientemente, desde muy pronto en la vida, para así no recibir las energías de juicio que vienen de los «poderosos» adultos que nos rodean, incorporando así profundamente un sentido de invalidez, etc.

Es decir, lo que hacemos es juzgarnos antes de que nos juzgue la mamá o el papá.

De ese modo nos «protegemos», en el sentido de que ahora podemos controlar, o creemos poder controlar, lo que nos vendrá desde los adultos… y podremos así «evitar» que vuelvan a entrar las energías de juicio desde ellos (unas energías que tanto duelen, ya que, de pequeños, no tenemos casi más protección y guía que esas personas adultas de las que depende prácticamente todo).

Esto es independiente de que luego, efectivamente, en la vida, también podemos haber hecho «cosas malas» a los padres y madres. Pero, en un principio, no es así, pues básicamente somos espejos emocionales (en la primera infancia, como hemos visto en otras partes).

Así pues, en esa cascada de «autoprotección» invalidante, donde no nos protegemos en absoluto (en este «juzgarnos antes de que nos juzguen» tan dolorosamente los padres) hacemos durante la vida gestos de «arrepentimiento» donde lo confundimos todo… pues hacemos como si nosotros fuéramos los malos de la película… en vez de responsabilizarnos de nuestras emociones, pero en tanto que muchas de ellas son cosas que nos vinieron «desde fuera».

Es decir, en vez de «perdonar», «nos arrepentimos», y viceversa.

Y esas emociones basadas en el error entraron en nuestra alma desde el entorno, ya que nosotros éramos incluso bebés cuando por ejemplo las «sagradas madres» nos graban inconscientemente cosas que ni se dan cuenta que están grabando en nuestras almas.

Entonces, quizá ya de adultos, «expiamos» culpas arrepintiéndonos con respecto a personas que en realidad tenemos que «perdonar» (perdonar aquello que provenía de su alma, en la primera infancia)… perdonar en el sentido de responsabilizarnos de ese modo ya comentado, donde en realidad el «trabajo» es el de volver a hacer fluir todas esas emociones que ya tenemos dentro, que fuimos continuamente incorporando, y que provenían de, por ejemplo, toda esa parte femenina generacional… tan sacralizada, o bien de los padres, etc.

Entonces, tenemos estas dos formas -que es como si fueran simétricas- de responsabilizarnos de las emociones:

– arrepentirse: sentir con humildad, por ejemplo como padres o madres, cuáles eran las causas emocionales de aquella actitud que teníamos y que nos hizo proyectar contra, o juzgar, por ejemplo a unos niños pequeños,

– el perdón: responsabilizarnos igualmente de las emociones que hemos incorporado del ambiente, sin culpar, pero admitiendo la verdad: que nadie se merece nada, que nadie se merece eso.

Por ejemplo, un padre o una madre, debido a las proyecciones que ahora se da cuenta que «metió» en el alma de sus hijos… practicaría el arrepentimiento (concepto este que, como hemos dicho, se emplea para hablar de la tarea de responsabilizarse cada vez más concretamente de las emociones que seguimos teniendo bloqueadas, y que fueron las que nos hicieron proyectar en aquel momento hacia los niños).

Y, por otra parte, los niños, en general, o los jóvenes… practicarían mucho el perdón…. o sea, el responsabilizarse de las emociones proyectadas en ellos que se imprimieron en su alma… pero que, para recibirlas, ellos «no hicieron nada»,  «no se lo tenían merecido»; es decir: son objetivamente injustas, aunque ahora ya solo nos toque, en la vida, sentir (cultivar la humildad).

No hicimos nada para ganarnos esa «impresión álmica oscurecedora»… si la podemos llamar así. Y la parte que nos toca de «limpieza» con respecto a esa grabación, no es la de arrepentirnos por nada.

Cuando nos arrepentimos de algo que en realidad nosotros no hemos hecho (pues no nos hemos grabado esas emociones «juzgadoras», etc.), entonces, liamos mucho las cosas, pues la otra persona (por ejemplo un padre o una madre), que es la que realmente, en su alma, desearía trabajar el arrepentimiento para crecer (en este sentido técnico de deshacer las causas que le llevaron a grabar «emociones erradas» en los hijos)… esa otra persona, madre o padre… decíamos… entonces se ve en un papel que no le corresponde: tiene quizá un hijo, un nieto, sobrino, etc., que le representa, ahí delante, el papel de «soy culpable», y todo el rato (atraído por la ley de la atracción del padre o la madre, para que así este pueda volver a sentir ciertas emociones causales).

Como veis, esto es muy práctico, y es el caso de por ejemplo la gente que a menudo nos ponemos a cuidar a familiares mayores o ancianos, pero con unos sentimientos de lo que llamamos «culpa» (que es arrepentimiento por algo que en realidad no hicimos)… y así, estamos evitando perdonar, pues, como hemos visto, lo confundimos todo, lo mezclamos todo.

Ya vemos pues el lío que montamos en torno a este tema de «la culpa».

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Recordatorio:
todo esto no me lo invento yo, sino que está elaborado a partir de charlas y talleres de Miller y Mary.

La necesidad de instituir un "permiso" para ser padre/madre

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parque
Otro de los rasgos más tragicómicos de nuestra sociedad quizá sea el de que no tenemos una educación profunda y divertida para los «futuros padres» en torno a lo que conllevan los niños.
Y el ambiente que absorben los niños de pequeños es muy importante (literalmente lo absorben).
Esto es tragicómico porque es como una inmensa muestra de masoquismo generalizado, relacionado quizá con esa extraña frase hecha que dice que «el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra».
Es tragicómico tener un «carnet» o permiso de conducir automóviles, y no tenerlo para los hijos.
Y es que estamos viviendo una gran mentira, porque nosotros no somos animales, es decir, nuestro entorno no es directamente «natural» o «biológico», sino cultural. Es decir, no salimos de nuestra guarida y nos comemos lo primero que nos encontramos por ahí, como hacen básicamente los animales.
Nosotros interaccionamos primero con un entorno de ideas materializadas e instituciones, y de gran parte de la humanidad casi literalmente se podría decir que «come dinero».
Igualmente, por eso mismo, si queremos que las cosas funcionen con alegría, armonía, abundancia… no debemos dejar que los padres tengan hijos como los tienen los animales, es decir, «espontáneamente».
Si queremos vivir en paz no nos podemos engañar: lo humano no es «espontáneo» en ese sentido.
Para nuestro estado humano lo «natural» sería que hubiera mucha comunicación en torno a la crianza, es decir, que los padres tengan una educación profunda, divertida, amable… sobre lo que significa la crianza, el amor, etc., pues, como hemos dicho, está demostrado incluso «científicamente» que los primeros años de los niños son fundamentales*.
Es decir, no hablamos de aplicar prohibiciones o restricciones, como las que creo que hay explícitamente en China en cuanto al número máximo de hijos… sino que hablamos de «saberes», de sabiduría… es decir, de comunicación amable sobre la realidad de los sentimientos y de las necesidades de los niños y de las personas cercanas a los niños en general. Continuar leyendo «La necesidad de instituir un "permiso" para ser padre/madre»