(En el audio arriba enlazado comento un poco este texto.)
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Esto pertenece al apartado sobre las leyes de Dios (punto A.5):
Todo lo que me pasó, en la vida, doloroso, que fuera injusto (que son una gran cantidad de cosas desde que nacemos en un planeta en este estado) …
FUE INJUSTO
No nos podemos engañar con eso.
Si nos permitimos sentir la pena a fondo, la pena asociada a eso, podremos liberar las emociones causales.
Pero sentir la pena NO ES «SENTIR QUE FUE INJUSTO» (eso es algo «cerebral»), sino que simplemente es sentir, es sentir la pena asociada, muy concreta, a cada cosa injusta (es volver a la humildad de un niño pequeño que simplemente siente).
El perdón es llegar a comprender profundamente que todo dolor dentro de mí, causado injustamente, tuvo realmente una causa injusta, y todo lo que necesito hacer es sentir la pena por ello.
Tan pronto como le tenga miedo a esa pena, o tan pronto como quiera sentir que es injusto (en vez de sentir simplemente la pena), entonces estaré enfadado, enfadada… y nunca sentiré esa emoción causal de pena, de pesar -no la podré procesar-.
La justicia no es amor, aunque en general queremos justicia antes de querer volver a ser humildes «como un niño» para solo sentir, simplemente sentir.
Todo el mundo necesita liberar los sentimientos de injusticia que tiene. Porque si no, seguimos exigiendo justicia en vez de vivir el amor (perpetrando más y más acciones no amorosas).
No eres responsable de absolutamente todo lo que sucediera en tu vida. Desde el momento de tu concepción, entraron en tu alma toda una serie de emociones dañinas. Y eso fue totalmente inevitable por ti, por cualquier acto que pudieras realizar en el momento. Así, ¿cómo podrías decir que eres responsable de esas emociones que entraron en tu alma?
Lo que en general realmente sucede, todavía, en este planeta, es que tenemos padres y madres que le transmiten o le dicen al niño/niña, que este, el niño/niña, es el responsable de aquello sobre lo cual los padres no asumen su responsabilidad. Ese es el sentimiento que evita que muchas emociones fluyan.
Si alguien te trata no amorosamente, y si sientes dolor por ese evento, si te hiere, hay una causa en tu alma. Pero no eres responsable de que el otro te trate de esa manera no amorosa, porque el otro podía elegir tratarte de forma diferente.
En el momento de la concepción de un nuevo hijo, los padres normales, ahora, siempre eligen actuar no amorosamente, porque eligen no procesar todas las heridas emocionales antes de la concepción.
Un ejemplo: una madre que cuando era pequeña fue maltratada sexualmente, y que no ha procesado la emoción de ese abuso (pena, etc.), tiene una hija.
A resultas de la negación en la que vive esta madre -la negación de esas emociones causales- la niña está totalmente expuesta a potenciales predadores sexuales que la maltraten.
Y este funcionamiento es en realidad algo amoroso, como pasa con todas las leyes.
Si tú, como madre (padre) no amas lo suficiente a tu hija como para realmente resolver tu equipaje emocional, entonces, ¿qué otra razón posible, si no es con un hijo, podrías tener para tratar, procesar, ese equipaje emocional?
Si el amor por un hijo, hija, no es todavía una razón suficiente para tratar con ese equipaje emocional, ¿qué puede serlo?
Nada.
Pongamos que la hija es violada. Ese daño hecho por el violador, no solo es perpetrado por el violador, sino también por la madre, y conforme a la ley de causa y efecto, ese daño será atribuido TAMBIÉN a la madre
(lógicamente, esto se debe a que realmente somos almas, «primero»… y a las leyes propias al «ámbito» del alma). [En el momento de esta charla de Miller, hay gente llorando en el público, quizá liberando emociones causales]
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La verdad nos hace libres