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Introducción
Tenemos creencias falsas sobre las motivaciones.
Las vemos en este audio.
Con estas creencias nos impedimos «sanar» el alma.
Es decir, con esas creencias no podemos eliminar de verdad las causas de lo que degrada el alma, y que, como el alma es «causal», si seguimos sin darnos cuenta de esas creencias no podremos eliminar los efectos de esa degradación ─sus efectos en «nuestras» vidas─.
(La causa de la degradación es el pecado en general, es decir: el deseo de ignorancia, la falta de arrepentimiento y de perdón, creencias falsas sobre Dios, etc.).
Hoy vemos pues el esquema sobre «mis motivaciones para pecar», perteneciente a los encuentros realizados por Jesús y María Magdalena en 2019.
Enlace a la página donde archivo estos materiales sobre los encuentros del 2016 y el 2019:
─ unplandivino.net/2016-grupos/
Texto
Traducción del esquema de Divine Truth (Jesús y María Magdalena) sobre:
«Mis motivaciones para pecar» (2019)
Motivaciones
Mis motivaciones crean todas mis creencias, ideas, comportamientos, intenciones, deseos, aspiraciones y objetivos
La motivación es mi incentivo interno, impulso o fuerza motriz, ímpetu, estímulo, inducción, aliciente, incentivo, racionalización, explicación, causa, necesidad, o la razón de mis pensamientos, palabras, acciones, emociones o comportamientos.
Todas las motivaciones, sean amorosas o no, en sí mismas, tienen como causas subyacentes, o son impulsadas y creadas por combinaciones de:
Mi moral
Mi moral es lo que emocionalmente creo que es correcto o justo.
Mis valores
Mis valores son lo que emocionalmente creo que es importante, agradable o bueno para mí o para los demás.
Mi fe
Mi fe es lo que emocionalmente creo que es verdad para MÍ ahora y en MI futuro, e impulsa lo que aspiro o deseo: ser, creer (es o será posible para mi futuro), hacer o esperar
Corrupción
Dios creó el alma perfecta sin desarrollo moral y sin corrupción.
Para elegir el pecado, debe existir dentro de mí algún nivel de corrupción
2.1. 2.1. Qué es la corrupción
Corrupción es deshonestidad, vicio, depravación moral, maldad, manipulación, degeneración, iniquidad, malevolencia, decadencia, libertinaje, envilecimiento.
La moral, los valores y la fe corruptos son creaciones humanas.
2.2. Cómo se desarrolla la corrupción
El desarrollo se produce a medida que el ser humano elige libremente, acepta influencias, tiene experiencias y crece.
El alma humana posee un número casi infinito de atributos y características que pueden desarrollarse con o sin amor.
La corrupción transforma el alma de su estado natural de inocencia y perfección, tal como Dios la creó, a un estado de imperfección, eliminando las influencias amorosas, sinceras y morales, y añadiendo influencias desamorosas, falsas e inmorales.
La corrupción comienza al absorber los valores, la moralidad y la fe de los padres y de otros en el entorno, pero continúa cuando el individuo fomenta un mayor desarrollo y más deseos de falsedad, desamor e inmoralidad.
3. Mi motivación para pecar
Dado que la moral, los valores y la fe impulsan las motivaciones, mi motivación para pecar debe necesariamente ser algo que está impulsado por:
Mi moral corrupta
Lo que emocionalmente creo que es correcto o justo, pero en realidad es incorrecto o injusto desde la perspectiva de Dios.
Mis valores corruptos
Lo que emocionalmente creo que es importante, agradable o bueno para mí, pero que no es importante, crea dolor para otros o para mí mismo, o es malo para mí, y no tiene valor desde la perspectiva de Dios.
Mi fe corrupta
Lo que emocionalmente creo que es verdad para MÍ ahora y en MI futuro, que es defectuoso, está en desamor, es falso, y es irreal o falso desde la Perspectiva de Dios
4. Falsas creencias sobre las motivaciones
Hay muchas falsas creencias que los humanos retienen y fomentan sobre las motivaciones. Todas las falsas creencias sobre las motivaciones dañan la capacidad del ser humano para amar, cambiar, crecer y ser feliz.
Las falsas creencias sobre las motivaciones deben ser eliminadas para detener el pecado. Estas incluyen:
La falsa creencia de que las motivaciones son instintivas y forman parte de la naturaleza humana.
La falsa creencia de que las motivaciones son impulsadas por el daño causado por otros.
La falsa creencia de que las motivaciones están controladas por factores externos a mí.
La falsa creencia de que mantener una fachada sobre las motivaciones es bueno para mí.
4.1. Las motivaciones no son instintivas y forman parte de la naturaleza humana
Una falsa creencia común es que mis deseos y adicciones forman parte de mi naturaleza humana (animal), y son instintivos, fijos y están fuera de mi control.
Puesto que Dios es perfecto, y las Leyes y creaciones de Dios son perfectas, Dios no creó mi alma con motivaciones en desamor, ni con el instinto de pecar.
Puesto que Dios me dio libre albedrío, y la opción de desarrollarme, Dios tampoco me creó con el instinto de amar, o de desear la verdad.
Todas mis motivaciones son aceptadas o desarrolladas por mí, ya sean motivaciones amorosas o desamorosas y pecaminosas.
P.ej. Mis motivaciones para el sexo, la comida, la bebida, el placer y la creación, no son pecaminosas en sí mismas. Los motivos corruptos o depravados provienen de lo que yo desarrollo y acepto, o de lo que intento negar dentro de mí.
4.2. Las motivaciones no están impulsadas por el daño causado por otros
Una falsa creencia común es que mis deseos y adicciones están impulsados por el daño causadas por otros, especialmente por personas que fueron decisivas en mi desarrollo de la primera infancia.
Aunque mis experiencias influyen en mis motivaciones, a medida que me convierto en adulto tengo la opción de actuar en base a esas experiencias, o bien de eliminar los efectos de esas primeras influencias.
Mis motivaciones adultas son producto de la fe, de los valores y de la moral que yo fomento y he fomentado dentro de mí.
Mantengo esta falsa creencia porque estoy internamente motivado para culpar a los demás y no asumir la responsabilidad de lo que ahora son mis elecciones personales.
4.3. Las motivaciones no están controladas por factores externos a mí
Una falsa creencia común es que mis deseos y adicciones están controlados por factores externos o personas externas a mí.
Esta falsa creencia es:
Siempre impulsada por mi egoísmo para sentirme personalmente «bien» o evitar sentirme «mal».
Un intento egoísta de manipular el entorno para evitar el dolor u obtener placer mediante la recepción de sentimientos y de emociones que me gustan, de parte de otros, y evitar sentimientos y emociones que no me gustan, de otros.
Una excusa para llevar a cabo acciones egoístas que son aprobadas o deseadas por otros, y para negar mi responsabilidad personal por dicho comportamiento.
Una excusa para mi elección de utilizar influencias externas para satisfacer mis adicciones, evitar mi dolor, y no asumir la responsabilidad de mi comportamiento.
Por ejemplo, niego mi responsabilidad:
creyendo que los demás quieren que lo haga, que me castigarán si lo hago (o si no lo hago); que seré guay si lo hago; hay voces me dicen que lo haga; o espíritus que me hicieron que lo haga; o el «diablo» me obligó a hacerlo; Dios me obligó a hacerlo; mis amigos querían que lo hiciera; los demás se sentirán heridos si no lo hago, etc.
4.4. Mantener una fachada sobre las motivaciones es malo para mí
Una falsa creencia muy común es que mantener una fachada, o mentirme a mí mismo y a los demás, acerca de que lo que me motiva a mí o a los demás es bueno para mi bienestar y salud, y para la sociedad en general.
La mayoría de la gente cree que si todos los seres humanos dijeran la verdad y actuaran en armonía con esa verdad, su propia vida y la sociedad se degradarían rápidamente hacia la anarquía.
Por ejemplo, elijo evitar la responsabilidad y el dolor potencial, y busco adicciones mediante:
Creer que la fachada es real; querer que los demás crean mi fachada; o querer creer en la fachada de otros, o en sus fantasías o pensamiento mágico; no querer saber qué me motiva a mí o a otros; querer creer en mi propia fantasía sobre mí mismo o sobre los demás; querer permanecer ignorante; creer que la ignorancia es una bendición; creer que soy amoroso cuando no lo soy; creer que los demás son amorosos o desamorosos cuando no lo son, etc.
Todas las falsas creencias de la fachada que desarrollo y mantengo para satisfacer mis adicciones egoístas personales, y mis deseos egoístas, no tienen nada que ver con beneficiar a los demás o a la sociedad.
La sociedad se beneficia de que todas las personas vivan en armonía con la Verdad de Dios, y también de que todas las personas sean sinceras sobre su propia condición y la condición de los demás.
Conocer la verdad sobre lo que me motiva y motiva a los demás, es crucial para mi desarrollo y mi capacidad de actuar en armonía con el amor en cada situación.
5. Examinar honestamente mi deseo de pecar
Individualmente y colectivamente los humanos QUIEREN pecar, y también QUIEREN creer que sus motivaciones para pecar no son el resultado de su propia corrupción o depravación.
Los seres humanos están incluso dispuestos a culpar a Dios por su pecado; sin embargo, el pecado no es creado por Dios y las acciones pecaminosas siempre están motivadas por un deseo personal de pecar.
El pecado parece automático: los pecados son impulsados por la condición corrupta de la moral, los valores y la fe, y una vez que la moral, los valores y la fe están establecidos para pecar, el pecado es predecible.
El pecado no es inevitable: la moral, los valores y la fe dentro de mí son creaciones directas mías, y yo podría haberlos eliminado o cambiado.
El pecado no es lógico: cuando permito que el pecado permanezca en mí, estoy diciendo «quiero tener más dolor y sufrimiento en mi vida», y «quiero tener más cosas que deba corregir y reparar».
Aunque sólo fuera que al final de este grupo de asistencia (los encuentros donde se trataba de esto en el 2019) dijera: «Quiero pecar, y es por esto», con eso ya estaría comenzando en mi despertar al pecado, y con eso estoy mejor equipado para eliminar realmente el pecado de mi vida y para ver que el pecado es una elección personal impulsada por mi moral, valores y fe, en vez de culpar a todos y a todo lo demás de mi pecado.
6. Conclusión
A menos que examine mis verdaderas motivaciones para pecar, nunca dejaré de pecar.
Las próximas presentaciones centrarán la atención en mi moral, mis valores y mi fe corruptos.
Recordatorios
La motivación es el incentivo interno, el impulso o fuerza motriz, o la razón de cualquier cosa.
Mi moral, mis valores y mi fe crean mis motivaciones.
Mis motivaciones crean mis ideas, comportamientos, intenciones, deseos, aspiraciones y objetivos.
Para dejar de pecar, deben ser eliminados mis valores corruptos, mi moral corrupta y mi fe corrupta.