Al hilo de los anteriores* audios donde hemos citado a Grothendieck para ilustrar el tema del órgano de la verdad en el alma (la conciencia) y otras cosas, leo aquí las partes del libro «La llave de los sueños» donde Grothendieck habla de su amigo Félix Carrasquer.
Enlaces al audio: en ivoox / descarga.
Este Félix lo catalogan como anarcosindicalista, pedagogo; fue alguien que hizo algún experimento escolar (antes del franquismo) en plan permitir a los niños que se responsabilizaran de todo, etc.
El experimento dependía de lo que podríamos llamar una cierta «apertura de la relación individuo-colectivo», que más o menos «estaba en el aire» en aquel momento.
Era en el marco muy violento e ideologizado de la pre-guerra civil española, pero, pese a eso, leemos esto como ejemplo bonito donde vemos que el «deseo y responsabilidad» desde la infancia «dan frutos» (aunque el experimento duró poco).
Una de las claves comentada varias veces aquí por Grothendieck es la relación básica entre libertad y responsabilidad.
No hay libertad sin responsabilidad, como bien sabe «el poder establecido»; ese poder que permitimos que actúe y tenga cierto éxito en nuestras vidas debido a nuestras heridas emocionales.
Ese poder vive en gran medida de «irresponsabilizar» a las masas, cada vez en niveles más sutiles, e incluso ahora parece que siendo asistido por la inteligencia artificial.
Fijaos, ¿qué más ejemplo aparte de «la vida indígena» se os ocurre… para el tema de ver «florecer la vida», de forma natural, desde el deseo y la responsabilidad respetados desde niños?
En España «se tenía que ir» en contra de «la gente»… como ya sabemos… por las heridas emocionales. Es decir, la gente del Estado (los desencarnados y las heridas emocionales) lógicamente iban a implantar o bien una dictadura fascista, o bien un totalitarismo estalinista… por lo que se ve.
En la República «los de izquierdas» eran muy violentos.
Lástima que esa actitud o voz que a veces es digamos más «sutil»… la actitud que de cierto modo implica «estar en el campo» (respetando poco o mucho la existencia y los ritmos de la naturaleza), una actitud digamos más sanamente realista y más centrada a veces… lástima que eso no adquiere relevancia fácilmente frente a voces «revolucionarias» superficiales.
O sea, es como que esa actitud no «gana» la partida, o no gana peso, con su quizá mayor sensatez… una mayor sensatez que las locuras revolucionarias de la gente tan alienada de sí misma en las locas ciudades (donde tan arrogantemente damos por sentado que en los supermercados va a estar todo dispuesto mágicamente a cambio de dinero, cuando realmente lo que estamos comiendo, literalmente, es confianza en los demás, el don o regalo de su servicio más o menos sentido como «servicio»… en el servicio de su tiempo «de trabajo» para – atiborrados a impuestos y otras cargas -, encima tener que sufrir para realizar el trabajo que consigue satisfacer las necesidades más elementales relacionadas con comer, con la naturaleza, etc… cargando con millones de cajas… camiones… manejando las cosas del campo cultivando, etc….).
Pero bueno, ya sabemos: tenemos la falsa dualidad idólatra del Estado, la religión del Estado (la trampa de esa religión con la forma básica de «comunismo vs capitalismo»)… y en general eso va «contra la gente» y contra la posibilidad de organizarse desde el campo de a poco… en un espíritu de comunidad más o menos sano, libre y responsable.
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Hay algunas cosas en internet escritas sobre Félix Carrasquer, tanto en la wikipedia enlazada arriba, como en páginas como la de abajo (no encontré muchos vídeos por ahora sobre cosas de él):
https://web.archive.org/web/20111223111141/http://www.unizar.es/cce/vjuan/felix_carrasquer.htm
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Por cierto, en lo leído hoy, Grothendieck también hace alguna comparación con otro experimento célebre educativo, el de la escuela de Summerhill, de Neill.
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* El anterior audio está enlazado/presentado aquí:
La verdad, la «voz» de la conciencia y Grothendieck – «La llave de los sueños»
El tema del espíritu de partido está tratado en esta entrada y audio:
¿Por qué los partidos políticos y en general el espíritu de partido envenena la sociedad? | Simone Weil