En este audio (y texto):
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– Enlace al texto: pdf (versión 1.01, 3 agosto 2023).
(El texto también está abajo en formato web)
… vemos este tema tan importante, del título, que en gran medida será un factor ─por así decirlo─ que habría condicionado enormemente la historia de la humanidad (es decir, todo este desconocimiento, tan absurdo, sobre lo que realmente pasa al morir, tan absurdo y tan manipulable ─como manipulable es todo miedo, todo lo que se basa en el miedo: miedo a volver a sentir vergüenzas y penas de infancia, rabias, etc.─).
También, complementando lo que vimos aquí:
– unplandivino.net/como-siente-el-pecado/
… sobre cómo en general, las personas aún encarnadas, sentimos el pecado (o sea, eso que desarmoniza/degrada nuestra alma)… vemos algunos comentarios sobre el tema pero en el caso de las personas ya desencarnadas («cómo se siente el pecado», en ese caso).
En el audio se trata básicamente de leer la especie de transcripción-traducción que he preparado. Es de una conversación entre Jesús y María Magdalena. Está algo transformada desde el formato de la conversación original, para hacer un texto con un discurso casi continuo, digamos, como si fuera casi un monólogo.
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Texto
Índice
– Introducción
– “Transcripción”: Las personas que “mueren” no son inmediatamente conscientes de ello
– “Transcripción”: ¿cómo siente el pecado la persona promedio que ha muerto?
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Introducción
En este texto vamos a ver una especie de transcripción-traducción que he preparado. Es de una conversación entre Jesús y María Magdalena. Está algo transformada desde el formato de la conversación original, para hacer un texto con un discurso casi continuo, digamos, como si fuera casi un monólogo. (nota 1) En el texto hay algunos paréntesis que son añadidos míos para, por ejemplo, aclarar, parafrasear, completar, etc. (aunque el texto en sí ya puede contener a veces una pequeña elaboración o parafraseo, pero en general es muy literal).
“Transcripción”: Las personas que “mueren” no son inmediatamente conscientes de ello
Esto (este tema) es importante dentro de esta conversación más amplia que estamos teniendo sobre la compensación tras la muerte del cuerpo físico. ¿Por qué las personas al morir no son inmediatamente conscientes de ello?
Podríamos plantear miles de razones, pero en realidad necesitamos recordar algunas cosas básicas sobre la muerte. Y, si lo pensamos, son cosas de las que las personas se podrían servir para no ser conscientes de lo que realmente está pasando, de que realmente han “muerto”.
La primera es que la muerte en sí misma no es una experiencia tan dolorosa como la mayoría de personas cree que va a ser. Se podría asemejar a irse a dormir, o desvanecerse.
E incluso, si tienes un accidente de automóvil u otras cosas así —las que a menudo se consideran traumáticas— sucede que hay ciertas funciones corporales y agentes químicos que, al entrar en funcionamiento en tu cuerpo, de cierto modo te desconectan de las sensaciones dolorosas, hasta cierto punto.
Y entonces, ese tipo de cosas te hacen pensar…:
“bueno, acabo de tener un accidente, pero estoy bien de nuevo”.
O bien: “estaría durmiendo, y ahora simplemente estoy despierto de nuevo”.
O simplemente: “di una cabezadita… no sé por qué… pero ya estoy de nuevo despierto”.
Y entonces, debido a todos estos diferentes factores, ni siquiera vemos que, efectivamente, la muerte ha ocurrido.
Y, por supuesto, también hay otras razones:
En primer lugar, nuestra condición de alma no ha cambiado. En otras palabras, todavía creemos que somos la misma persona. Todavía pensamos de la misma manera, nos sentimos de la misma manera, tenemos el mismo tipo de reconocimiento consciente y de creencias que teníamos antes. Ninguna de esas cosas han sido eliminadas de nosotros.
Así que todavía creemos que somos prácticamente la misma persona.
La mayoría de las personas no se miran a sí mismas mucho en el estado de espíritus, tras morir, pues hay demasiadas cosas transcurriendo alrededor como para mirarse a sí mismas. Así que no se miran al espejo y dicen: “¿Parezco ser el mismo?”, o algo así.
Si lo hicieran, efectivamente eso les ayudaría, porque nuestra fachada se ha ido; esa es la única cosa importante que sí ha cambiado tras morir. Y si hemos sido un pecador activo, nuestras ropas a menudo son andrajosas; así que de repente nos decimos…:
“¿Por qué estoy llevando estos andrajos?”…
Cuando antes de morir llevaba bonitos trajes, o cosas así.
Pero no pensamos en hacer eso, muy a menudo no. Y como previamente no tenemos una idea o concepto claro sobre la muerte —ya sea religioso o de otro tipo—, tendemos a ni siquiera contemplar este tipo de factores para ver qué es lo que realmente ha sucedido, y para analizar la situación.
Así que a la mayoría de personas simplemente nos sucede que no somos conscientes de que morimos.
Entonces, tenemos esta lista de cosas, como la de que no es tan doloroso como pensamos que va a ser; y eso es irónico, si tenemos en cuenta cuánto miedo hay en la Tierra sobre el tema. Así que (la muerte) no es tan dramática de la manera en que las personas a menudo la experimentan. Y también es bastante significativo que básicamente la persona es la misma y está en la misma condición.
Y el tema que hemos anotado al final, aquí, sobre ello, es que cualquier instrucción que vayamos a recibir tras morir estará basada en nuestro propio deseo.
Así que… si en realidad no queremos saber lo que está pasando…
Sí, afrontemos que la mayoría de personas en la Tierra no quieren saber lo que está pasando y no quieren obtener ninguna instrucción mejor, de ningún tipo, y en particular ninguna en lo que respecta a la instrucción álmica, emocional, espiritual.
Esta es un área completamente ignorada en la mayoría de las vidas de las personas. Y así, a resultas de ello, la mayoría no va a obtener ninguna ayuda ni tampoco ninguna instrucción, pues no hay ningún deseo de tenerlas.
Y, entonces, debido a todo eso, en la mayoría de casos, al morir, en primer lugar la persona no es consciente de que realmente ha sucedido. Y esto supone incluso estar totalmente perdida, en el sentido de no tener ni idea de que esa muerte que acaba de suceder es la suya propia (y cosas así).
¿No tendría (su papel aquí) ninguna creencia acerca de “haber muerto”?
Antes de nada, fijémonos en que eso es un poco diferente a tener un reconocimiento consciente, un darse cuenta de haber muerto.
Pues la creencia (el ámbito de “la creencia”) muchas veces va asociada a aspectos como “qué es lo que creíamos (sobre el tema) antes de morir”.
Entonces, si crees que tras morir vas al cielo, pero no estás en el cielo, entonces no crees haber muerto. O bien, si crees que tras morir habrá un juicio, un tiempo de juicio, y no lo hubo, no pensarás que has muerto. O si crees que tras morir te encuentras con tu familia y amigos, y que vas a estar con ellos, pero no sucede así, entonces no crees haber muerto. Y si creías que al morir estarías simplemente muerto y ya está, pero todavía estás vivo, entonces piensas que no has muerto en absoluto.
Hay, pues, todo tipo de sistemas de creencias que pueden incidir en la interpretación del proceso de la muerte.
Así que esencialmente estaríamos diciendo que, sin importar la creencia que yo tenga sobre la muerte antes de que ésta suceda, si tengo intensamente dicha creencia —aunque sólo sea un “no seré nada”, un “seré aniquilado como consciencia”… hasta cualquier creencia religiosa—, entonces, cuando mi experiencia no encaje con esa creencia, muy a menudo pensaré —en la lógica que tengo, la lógica de esa creencia—:
“Bueno, entonces no he muerto”.
E incluso esto será así aunque haya signos de que has muerto. Tienes tendencia a no creer en esos signos debido a que la creencia fundamental que tenías sobre lo que sucedería al morir no se ha visto cumplida de ninguna manera.
Así que piensas:
“Guau, no debo de haber muerto; quizá esté durmiendo, o incluso soñando…”.
Pero la mayoría ni siquiera piensa eso; y ni siquiera se da cuenta de que haya tenido lugar ninguna transición en absoluto.
Y entonces ¿tratarían de interactuar con la gente de la Tierra y de vivir su vida simplemente como lo habían hecho?
Sí, y eso puede ser un poco frustrante, pues la mayoría de personas (físicas, se sobrentiende) no te van a oír ni a ver (siendo tú ya “espíritu”: es decir, siendo el alma que siempre seremos, pero viviendo ya “solamente” con el instrumento que es el cuerpo-espíritu).
Pero se dan algo así como interacciones que sí que las sienten (interacciones entre el espíritu del fallecido/s y las “personas físicas”); así que ahí es cuando la cosa se vuelve algo borrosa, ya que tú sabes que ellos (se refiere a los “vivos”, a las “personas físicamente vivas”) creen que estás ahí, pero no te están hablando; y cosas así.
Entonces, esto también se vuelve algo extraño, y dices:
“¿Qué les pasa a estos ahora? ¿Qué sucede? ¿Por qué ya no me hablan más? Pero sí saben que estoy aquí… puedo sentir que ellos saben que estoy aquí; están pensando en mí, y entonces, ¿por qué no están diciendo nada?”.
Hay mucha confusión en torno a ese tipo de cosas.
Así que, al final, el resultado neto es que la mayoría no son conscientes de haber muerto, pues no ha pasado nada grande y dramático, y todavía intentan vivir su vida y tienen los mismos deseos, los mismos gustos, las mismas aversiones, los mismos pensamientos… y no se da ninguna transformación milagrosa.
Tienen el mismo concepto de sí mismos que tenían antes: sabes que eres quien tú eres; nada ha cambiado en eso; todavía sabes que eres tú, “fulanito”, como sea que te llamaras… lo sabes. No hay ninguna pérdida de reconocimiento consciente a ese respecto. Así que realmente acabas sin siquiera darte cuenta de que has muerto.
La vida simplemente continúa, sólo que por alguna razón, es un poco extraña. Y muchos ni siquiera piensan que sea extraña.
Y bien, podemos poner algunos ejemplos…:
Si son grupos de personas las que mueren juntas —como por ejemplo toda una familia—, entonces frecuentemente ni siquiera lo notarán, pues muchas veces, y si todos están en una condición similar —lo que a veces es el caso—, estarán todas juntas tras morir, así que pensarán que no ha cambiado nada en absoluto. Todavía siguen hablándose y relacionándose entre sí, no hay ningún sentimiento de pérdida.
Y eso se advierte en eventos como los cataclismos terrestres —volcanes, terremotos, y cosas así—. Hay grupos que mueren en masa, o pueblos enteros, o lo que sea; y frecuentemente sucede que, si todos están en la misma condición —cosa que no siempre es así, pues es algo individual—, pero si lo están… todos se encontrarán en el mismo lugar, pensando lo mismo:
“Guau, este evento estuvo bastante mal, pero hemos sobrevivido”…
Y literalmente seguirían habitando —con su forma-espíritu— en la misma localización terrestre, incluso; y generalmente se da así.
Y ¿diríamos que, como en la Tierra a menudo hay miedo a la muerte, o algunas emociones en torno a la muerte, o algún intenso apego a la vida terrestre… entonces se da una fuerte tendencia a negar cualquier evidencia que sustente el hecho de que realmente has “muerto”?
Sí, así es, ciertamente.
Y recordemos que aquí no estamos diciendo que todo el mundo muera de este modo, sino que la mayoría de personas tendrá una o más de una de las cosas que hemos comentado.
E incluso, aunque se hayan dado cuenta de que han muerto, aun así experimentarán una, o más de una, de las cosas que hemos comentado, en tanto que creen ciertas cosas sobre cómo va a ser vivida o sentida la muerte… y todo eso.
Por ejemplo, muchos cristianos podrían reconocer que han muerto, pero se sientan a esperar estar “a la derecha de Dios”, o “con Jesús”… y cosas así. Y cuando tales cosas no suceden, no entienden lo que está pasando ahora, y se da una especie de ausencia de metas determinadas, ausencia de dirección, etc.
Es decir, que la muerte de alguien es tan individual como la persona lo es.
Pero, generalmente, muchas personas que han estado implicadas en grandes cantidades de pecado en la Tierra —y la definición de Dios de “grandes cantidades de pecado en la Tierra” es muy diferente de nuestra definición— en general, la mayoría de dichas personas, permanecen ligadas a la Tierra durante importantes periodos de tiempo a resultas de realmente no entender que han muerto.
O sea, la mayoría de personas se mantienen al menos un periodo breve de tiempo ligadas a la Tierra, usualmente unos meses. Esto es prácticamente así para todo el mundo. Están en torno a unos meses ligadas, y luego muchas se pasan cientos e incluso miles de años, tal como he comprobado (ligadas a la Tierra)…
Entonces, cuando no somos conscientes de nuestra muerte, ¿dirías que no hemos entrado realmente en el mundo espiritual y no hemos completado el proceso de la muerte?
Ciertamente. Obviamente sí que hemos entrado en el mundo espiritual, “físicamente” hablando; pero emocional e intelectualmente todavía estamos en la Tierra. Y nuestra alma todavía está —con el cuerpo espiritual a ella asociado— así como viviendo en la Tierra.
Entonces, realmente, en esta fase los plenos efectos de nuestra muerte no han sido sentidos para nada. Conscientemente no hemos hecho una transición, lo cual forma parte de nuestro proceso de soltar el cuerpo físico y la existencia física.
Y es importante remarcar eso: “hacer la transición conscientemente”. Si no haces una transición consciente, hay todo un montón de cosas que no te pueden suceder, y que permitirían habilitar un cambio.
Por supuesto que si tu condición es realmente buena, la situación es muy diferente, pues si tu condición es bastante buena y has hecho cosas amorosas en la Tierra, lo que pasa es que vas inmediatamente a un lugar donde generalmente eres bienvenido y eres instruido en base a tu condición. Y estos lugares en particular sobrepasan por mucho la belleza de la Tierra misma. Así que a resultas de ello eres bastante consciente de que una cierta transición importante ha ocurrido en tu vida.
Pero cuanto más oscura sea tu condición, menos consciente eres, irónicamente. Lo cual es muy interesante.
Y esto último también es interesante porque tiendo a pensar (dice Mary) en términos muy literales… así como en plan de…: por un lado tenemos la Tierra, y luego hay (el mundo espiritual; no termina la frase)…
Es decir (sigue Mary), es casi como la idea cristiana de las puertas hechas de perlas (nota 2), y que hay ese mundo espiritual (haciendo gesto con las manos como “de allí”, “por allí”), en el que entro —aunque, bueno, como yo sé algo sobre cómo sucede…—, y casi se siente como que físicamente estás entrando en un nuevo lugar.
Pero es interesante lo que se acaba de plantear: Ya estás en el mundo espiritual tan pronto como dejas tu cuerpo físico.
Aunque nuestra experiencia personal (de Mary y de Jesús; habla Jesús) ha sido muy diferente de lo que observamos, obviamente. En el primer siglo mi experiencia personal fue la de ir a un lugar de inimaginable belleza. Y obviamente yo conocía todo sobre los infiernos, así que los visité a propósito después de “morir” para instruir a gente. Así que en el primer siglo mis acciones tras morir fueron muy diferentes de las de la persona promedio.
Me involucré en el proceso de instrucción de una manera plenamente consciente, tal como lo estaba haciendo en la Tierra. Sabía lo que estaba pasando cuando estaba “muriendo”. Sabía por qué, o sabía lo que estaba pasando, sabía lo que yo podía hacer… así que hice algunas cosas con respecto a la Tierra, como visitar gente para convencerles… y demás.
Así que esta es una experiencia muy diferente a la de la persona promedio, pues si tienes todo el conocimiento, eso significa que ahora puedes hacer muchas elecciones que de otro modo no podrías haber hecho.
También tu muerte (refiriéndose a Mary) fue bastante diferente a la de la persona promedio. Ya estabas en una concidión bastante buena en comparación con la persona promedio que muere; así que el lugar era de belleza antes que de oscuridad; tenías algo de dolor y de sufrimiento emocional que abordar, pero hacerlo en un lugar bello es un poco más fácil; sentirlo allí es un poco más fácil que en un sitio oscuro.
Así que nuestras experiencias personales no fueron para nada lo mismo que lo que ahora experimentaría la persona promedio. Pero al plantear esto estábamos simplemente intentando… creí entender que habías planteado ahora algo importante, es decir:
Que ya estamos en el mundo espiritual incluso aunque estemos ligados a la Tierra. Y es sólo que no hemos hecho todavía esta transición consciente. Y, a partir de lo que sentí, me parece (dice Mary) que cuando haces la transición consciente, es casi como entrar en otro lugar (y sí, confirma Jesús).
Lo es, porque si lo piensas, cuando estás ligado a la Tierra, y como obviamente estás acostumbrado a ella, todo se siente lo mismo, nada se siente muy diferente. Pero una vez que eres consciente de que has muerto, también eres usualmente consciente de:
“Vaya, ¿dónde estoy viviendo ahora, dónde vivo? Podía vivir en la Tierra, pero… si todavía estoy vivo, debe de haber también algún otro lugar donde vivir”.
Y eso es lo que entonces te hace involucrarte en otra localización para vivir. Ya sea en los infiernos o en la primera esfera, o en la segunda o tercera… usualmente la mayoría de personas pasan en uno de esos tres estados —la mayoría en los infiernos, la mayoría en la primera esfera—.
Pero cuando estás ahí… es como que te das cuenta de que has muerto, y sabes que es una nueva localización, sabes que estás en una localización diferente de la que tenías cuando estabas en la Tierra, y podría ser que no entiendas las razones de por qué es así, pues la ley de compensación determina esas razones, pero la mayoría de personas no están instruidas sobre la ley de compensación, aunque al menos sabes que has muerto y que esta localización es nueva.
Y ese es el comienzo de un nuevo reconocimiento consciente en desarrollo. Y es algo así como el final del proceso de morir. Ahí ya has muerto, propiamente hablando.
Hemos hablado un poco más, en una sesión reciente, acerca de cómo la compensación se aplica después de que has completado ese proceso.
“Transcripción”: ¿cómo siente el pecado la persona promedio que ha muerto?
Esta pregunta tiene relevancia para nuestra sección anterior, de la que acabamos de hablar, sobre cómo realmente sabemos que hemos muerto, y cómo eso se relaciona con la cantidad de pecado en que nos vimos involucrados… etc.
Pero si simplemente ahora contestamos esto brevemente, en resumen… ¿Cómo se siente el pecado tras morir, en comparación a cuando estamos vivos en la Tierra?
Bien, inicialmente, debido a que nuestra condición no ha cambiado, y como nuestros reconocimientos conscientes no han cambiado, sucede que, incluso aunque ya seamos conscientes de que hemos muerto, ese sería el único reconocimiento consciente que realmente ha cambiado.
Así que todas las demás condiciones de nuestra alma: todas las demandas, las adicciones que tengamos, todas las “querencias” o “amores”, si los pudieras llamar así, que tengamos… nuestros gustos y aversiones, y todo lo demás, permanece idéntico a como siempre lo ha sido.
Siendo este el caso, si yo estaba disfrutando del pecado antes de morir, es muy probable que tenga exactamente el mismo sentimiento sobre el pecado tras morir; lo que significa que probablemente voy a continuar pecando.
Si me gustaba una cierta acción antes de morir, probablemente desee seguir realizándola tras morir. Y en parte el problema aquí es que mis adicciones son sentidas ahora más como en un frenesí, frenéticamente, porque es como que las puedo satisfacer más fácilmente. Y entonces, la mayor parte de mis adicciones en ese momento son algo en lo que puedo involucrarme sin reparos, y, para colmo, si tengo una conciencia sin desarrollar (nota 3), y como en el lugar donde me encuentro todo el mundo es como yo, y está haciendo la misma cosa, entonces es muy probable que me vea animado por ese entorno a hacer la misma cosa, o incluso alguna peor. Pues ya no estoy en ningún entorno bueno donde pueda estar entre personas buenas.
Ahora estoy en un entorno que encaja con mi condición; así que estaré en un entorno en el que todo el mundo está de acuerdo conmigo. Y entonces eso es muy probable que incremente mi deseo de pecar. Y así, todavía no he acabado con mi pecado. Esta es la primera fase, en la que no he terminado con él. Es decir, soy consciente de que he muerto, pero todavía no he terminado con mi pecado.
En ese momento todavía estamos pues incrementando nuestra deuda de pecado, en realidad. Y esto es algo muy común tras la muerte de la gente. De forma natural sucede lo siguiente: la ley de atracción exige que esas personas estén rodeadas por otras que sientan y piensen de la misma manera que ellas. Y en esa posición es muy difícil dejar de pecar, cuando todo el mundo a tu alrededor se siente y piensa de la misma manera que tú sobre el pecado que estás cometiendo.
Hay una distinción importante que hacer ahí, ya que ahora, ahora que estoy en mi cuerpo-espíritu, resulta que mis sentidos espirituales son mucho más sensibles. Y este es el “problema”. O sea, a la vez es una cosa muy buena… es una operación de la compensación, pero también es una buena cosa.
La razón de que seamos más sensibles es porque las técnicas que usábamos en nuestro cuerpo físico para negar las sensaciones de nuestro cuerpo-espíritu ya no pueden funcionar más, pues formaban parte de las técnicas que pertenecen al cuerpo físico.
Así que si antes podíamos desconectarnos de cierta emoción, ahora no podemos. Eso también significa que antes podíamos desconectarnos un poco de una adicción, pero ahora ya no. Y así, cada deseo dentro de nosotros es así como intensamente (vivido)… es como que queremos satisfacerlo. Y si es un deseo basado en miedo estaré particularmente miedoso; si es uno basado en enojo, estaré particularmente enfadado; si es uno basado en el sexo, me veré particularmente en un frenesí sexual… y demás.
Así pues, ahora todos mis deseos y pasiones son “crudos”, y se sienten casi incontrolables; pero también resulta que soy extremadamente sensible, emocionalmente. Y lo que eso significa es que cada vez que peque ahora, sentiré el dolor extra que el pecado crea. Mientras que antes, cuando estaba en la Tierra, no lo estaba sintiendo.
Entonces (en la Tierra, físicamente) tenía más métodos para desconectar, para des-sintonizar… o bien, simplemente lo que sucedía es que estaba primeramente conectado a mi cuerpo físico, cuyos sentidos están menos…
Bueno, de entrada los sentidos en el cuerpo físico son menos en cantidad. Pero, para colmo, el cuerpo físico puede desconectar de las sensaciones del cuerpo-espíritu empleando técnicas para ello: la negación, la comida… y otras cosas; pero ahora ya no puedes usar esas cosas.
Así que ahora vas a involucrarte más frenéticamente en esas adicciones, más de lo que nunca estuviste involucrado antes en ellas. Y eso será así por un periodo de tiempo.
Por eso es que si cuando estás en la Tierra no abandonas una adicción, es muy probable que te involucres frenéticamente en esa adicción tras morir.
Sin embargo, todavía te sientes satisfecho; todavía sigues queriendo permanecer inconsciente, y así, el resultado neto es muy similar a lo que pasa en la Tierra. Aunque lo es con algunas excepciones: una es que obviamente se da esta sensibilidad al dolor y al sufrimiento que viene con todo ello; y eso es algo bueno, porque si nunca fuéramos sensibles al dolor y sufrimiento de todo ello, probablemente nunca nos detendríamos.
La belleza de esto está, pues, en que cada nuevo pecado que cometemos incrementa nuestro dolor. Y en un momento dado llegamos a estar tan cansados, tan agotados por el dolor mismo, que paramos. El dolor se hace tan agotador que ni siquiera podemos emprender una acción ulterior sin tener tanto dolor que la acción ya no es posible. Y por eso es que nos detenemos.
Y de ese modo esto es similar al proceso en el que nos involucramos cuando estamos en la Tierra, en el que nos involucramos con un frenesí tal que no queremos ser conscientes. Y al final, en algún momento, el proceso resulta cansado y agotador, y experimentamos cierto tipo de restricciones debido a la operación de la compensación sobre nosotros.
Mientras que en el mundo espiritual, si no hemos tratado con ninguno de esos deseos principales, y deseamos seguir en la ausencia de nuestro reconocimiento consciente, continuaremos y continuaremos… el dolor incrementa… y se vuelve cansado y agotador.
Entonces, se trata de un patrón similar, pero en el mundo espiritual somos especialmente sensibles a ello. Dios lo creó así para hacernos más sensibles, de modo que al final cambiemos alguna cosa.
Y con todo esto estamos hablando de la persona promedio, y de la persona que está viva ahora mismo; estamos hablando sobre cómo muere tal persona.
La realidad es que no todo el mundo muere así.
Hay muchas personas que tienen buenas intenciones; ciertamente no es la mayoría, pero muchas personas tienen buenas intenciones, han tenido una vida en la que han hecho algunas buenas obras. Y, por supuesto, son recompensadas positivamente por esas cosas en particular.
Así que lo que estamos viendo aquí no tiene necesariamente que ser como tú mueras, sino como la persona promedio muere. Y en concreto, lo que estamos comentando es cómo se siente el pecado, pues en la sección siguiente hablaremos sobre la compensación, que, como has mencionado, tiene unos mecanismos tanto positivos como negativos. Mas aquí estamos hablando sobre cómo siente el pecado la persona promedio tras morir.
La persona promedio, tras morir, todavía quiere involucrarse en los mismos pecados que los que cometía antes de morir. Pero ahora está un poco más sintonizada, emocionalmente hablando, con el efecto del pecado sobre ella misma. Es todavía muy raro que esté sintonizada con el efecto que causa (el pecado) sobre los demás. Y usualmente no tiene ningún conocimiento del efecto que están teniendo las leyes de Dios sobre ella en ese momento. Y tampoco está viendo cómo esos pecados están afectando a su relación con Dios. Pero debido a la sensibilidad que tiene hacia sí misma —y esto es algo bastante egoísta—, por lo menos tiene un cierto reconocimiento consciente de que algo está mal, algo está crecientemente mal.
Notas
(1) – Nota 1.
Se trata de una breve parte de la sesión 4, parte 3 (S4P3), de los materiales de Divine Truth sobre el perdón y el arrepentimiento, la compensación y la conciencia (del 2017 y del 2018): https://www.youtube.com/watch?v=TOYcTWujbXE
Hemos visto la parte justo previa a esta en el texto y audio enlazados bajo este título: “¿Cómo siente el pecado la persona promedio en la Tierra?”: unplandivino.net/como-siente-el-pecado/
(2) – Nota 2.
Lo que parece que se referiría (esas “puertas perladas”) al pasaje de “Apocalipsis 21:21”: https://www.biblegateway.com/verse/es/Apocalipsis 21:21
(3) – Nota 3.
Como se verá (ver resúmenes o esquemas enlazados en unplandivino.net/conciencia/, y otros materiales enlazados ahí), la conciencia es una especie de órgano del alma; y entonces, tal como luego ellos mismos precisarán, se diría algo así como que lo que si acaso tenemos “poco desarrollado” sería nuestra sensibilidad a ese “órgano”, y por tanto nuestra sensibilidad a la actuación de Dios a través de ese órgano, una actuación que parece que se da continuamente.