«…la protección de la libertad de pensar exige que la ley prohíba a todo grupo la posibilidad de expresar una opinión. Pues cuando un grupo afirma tener opiniones tiende inevitablemente a imponerlas a sus miembros.» (Simone Weil, Echar raíces)
Por si no es obvio, en su texto Echar raíces, Simone Weil daba unas bases para comprender la obviedad de que la corrupción sea algo intrínseco a nuestro sistema —que esencialmente pretendía ser un régimen donde el móvil principal es el del beneficio.
Pero… ¿qué significa «comprender»? Es un movimiento de poner en conexión, de ampliar y facilitar la visualización de las relaciones entre, como veremos, por ejemplo: economía, «carencias espirituales»… y necesidades como la de obedecer, etc.
Y además —y en general debido a una «carencia» de tipo «espiritual», a una merma de «objetivos espirituales», que es lo que esencialmente tiene en cuenta esta filósofa en sus textos— también podemos entender otras muchas cosas —como por ejemplo que todo esto derive fácilmente en fascismo/esclavitud.
Ahora pongo la cita entera sobre «obediencia», pero a lo que vamos es a ver si el final nos convence o ayuda:
«Quienes favorecen un estado de cosas tal que el incentivo del beneficio sea el móvil principal para los hombres sustraen a éstos la obediencia, pues el consentimiento, su principio, no es algo que se pueda vender.
» Multitud de signos muestran que los hombres de nuestra época están desde hace tiempo hambrientos de obediencia. Pero se ha aprovechado la ocasión para darles la esclavitud.»
Weil dice que la obediencia es una necesidad del alma humana (pero obediencia que implica una sumisión no servil, ya que el consentimiento es dado esencialmente de una vez para siempre —es pues algo constituyente, es decir, relacional, que «fabrica» relación… fundamental…: co-sentir, con-sentimiento).
La cita entera:
«La obediencia es una necesidad vital del alma humana. Es de dos tipos: obediencia a las reglas establecidas y obediencia a los seres humanos vistos como jefes. Implica el CONSENTIMIENTO, no a cada una de las órdenes recibidas, sino de una vez para siempre, con la única salvedad, llegado el caso, de las exigencias de la conciencia. Debe ser generalmente admitido, y en primer lugar por los jefes, que es el consentimiento, y no el temor al castigo o el incentivo de la recompensa, lo que constituye en realidad el móvil principal de la obediencia, al objeto de que la sumisión no sea jamás sospechosa de servilismo. También es preciso saber que quienes mandan obedecen a su vez; y toda la jerarquía ha de estar orientada hacia un objetivo cuyo valor y cuya grandeza sean sentidos por todos, desde el primero hasta el último.
» Por ser la obediencia un alimento necesario del alma, quien esté privado de ella es un enfermo. Así, toda colectividad regida por un jefe soberano no responsable ante nadie se halla en manos de un enfermo.
» Por ello, cuando un hombre es situado de por vida a la cabeza de la organización social, ha de ser un símbolo y no un jefe, como ocurre con el rey de Inglaterra; además, es preciso que las formas sociales limiten su libertad más estrechamente que la de cualquier hombre del pueblo. De esa forma, los jefes efectivos, aunque sean jefes, tienen a alguien por encima de ellos; por otro lado, para no romper la continuidad, también pueden ser sustituidos, y así recibir cada uno de ellos su indispensable ración de obediencia.
» Quienes someten a las masas humanas por la violencia y la crueldad las privan a un tiempo de dos alimentos vitales: la libertad y la obediencia; pues pierden su poder de acordar consentimiento interior a la autoridad que padecen. Quienes favorecen un estado de cosas tal que el incentivo del beneficio sea el móvil principal para los hombres sustraen a éstos la obediencia, pues el consentimiento, su principio, no es algo que se pueda vender.
» Multitud de signos muestran que los hombres de nuestra época están desde hace tiempo hambrientos de obediencia. Pero se ha aprovechado la ocasión para darles la esclavitud.»
¿Cómo que «hambrientos de obediencia»? Sí, podemos pensar en el asunto de no haber podido dar nuestro con-sentimiento, nuestro «sentimiento»… a una enorme cantidad de cosas que se nos dan «ya hechas», re-configurando a veces brutalmente nuestro día a día: por ejemplo en la carrera tecnológica, con la invasión de teléfonos móviles en una gran parte del mundo…, etc.
más citas:
«No se puede buscar en las reivindicaciones de los obreros el remedio a su desgracia. Pues con el cuerpo y el alma —incluida la imaginación— hundidos en la desdicha, ¿cómo pueden imaginar algo que no lleve inscrita su marca? Si hacen un violento esfuerzo por distanciarse, caen en sueños apocalípticos o buscan compensación en un imperialismo obrero no más encomiable que el imperialismo nacional.
» Lo que puede hallarse en sus reivindicaciones es el signo de sus sufrimientos. Ahora bien, todas o casi todas sus reivindicaciones reflejan el dolor del desarraigo. Si reclaman el control del empleo y la nacionalización es porque están obsesionados por el miedo al desarraigo total: el paro. Si desean abolir la propiedad privada es porque están hartos de que se les admita a un puesto de trabajo como inmigrantes a quienes se permite entrar de favor. Ese es también el resorte psicológico de las ocupaciones de fábricas de julio de 1936. Durante varios días experimentaron la alegría pura de sentirse en ellas como en casa; una alegría de niño que no quiere pensar en el mañana. Y es que nadie podía creer razonablemente que el mañana fuera bueno.»
archivando comentarios que hice:
— sobre educación y relacionados
— sobre separación y canalizaciones
— sufrimiento y aceptación
________________
La frase donde dices que los niños nunca se desarrollan mejor «fuera» de la familia…
…podría ser demasiado tajante…
…y quizá podemos llegar a decir esas cosas solo porque estamos en un medio muy extremo en cierto sentido…
¿extremo?
… «extremo» en cierto sentido porque prácticamente la familia sería el único lugar donde el amor incondicional es visto como algo «normal», «natural», y no como algo «de locos»… etc.
Los niños, en el fondo, si no pueden estar sin la familia, supongo que es solo por ese amor incondicional.
Ese amor, como mucha gente «sabe», enseguida queda así como «manchado», en nuestra percepción… «manchado» o mezclado, en nuestra percepción infantil.
Pero tal «mezcla» se daría solo dentro de nuestra mente, y debido a esas proyecciones que aceptamos, ahí dentro, nosotros mismos… del ambiente, es decir, de los padres, «la cultura»…
El amor queda como manchado al mezclarse con «la necesidad».
Claro, la familia es el único lugar donde hay mucha atención considerada de parte de los adultos… cosa esta que supongo que potencialmente podría transmitirnos esa «seguridad» con la que facilitar el «aprendizaje» de eso que parece que casi nunca aprendemos bien:
el que el universo no tiene por qué ser un lugar esencialmente hostil (pues en el fondo nosotros lo hacemos hostil, con nuestra percepción).
Como sabemos, todo cambiaría con medidas muy simples, que ahora quizá solo sirven para «aprender a imaginar» —pues parece que las cosas no se cambian realmente con medidas, en este nivel superficial de «los hechos»…, pues como mucha gente parece saber… cuando los cambios se den parece que éstos responderán a «cambios internos»…, cambios «de consciencia»… en gran parte:
Por ejemplo, y con unas instituciones adecuadas… «los jubilados» estarían encantados de «tener algo que hacer» 🙂 …, supongo; y cuando quisieran y pudieran.
Y qué mejor que tener muchos «equivalentes de nietos» 🙂 …, ayudados de gente más joven… o no…, en la tarea de atender a los niños.
Es decir, ahora mismo podría haber toneladas de amor y de atención sobre los niños…, ya mismo, sin presión sobre los niños…, sin mucho «gasto extra»…
Pero, como a veces parece que, un poco «a mala leche», hubiéramos venido al universo a aprender una concepción del universo como algo hostil (reflejando esto, por cierto, a su vez, el hecho de que parece que interiormente todos creemos profundamente que Dios/Amor es algo esencialmente hostil…)… entonces… eh voilà… ahí lo tenemos!… una «sociedad» y un «mundo» que «nos dan la razón» (pues el pensamiento/sentimiento de cierto modo iría antes, sería «causal»).
Y por cierto… respecto a poner a «trabajar gratis» así, a los jubilados que quisieran… supongo que con ello sería más fácil que por ejemplo los padres, que hoy parecen siempre «prematuramente padres»… pudieran encargarse de no auto-boicotearse la vida en sus aspiraciones de cambio social/personal…, con la excusa de «es que tengo hijos».
____________
eh, sin hacer la pelota * 🙂 , jajaja…
…lo que consideras «sentido común», parece que se nos va ampliando… de un tiempo a esta parte, si te das cuenta;
En la forma sigues apelando al «yo separado»…, en el sentido de «mente intelectual»;
…todos lo hacemos inconsciente o conscientemente, es terrible a veces… las defensas nos perjudican a nosotros primero… el ataque hacia fuera nos ataca a nosotros primero… es terrible, aunque solo sean juicios, etc.
…la teoría simple de mi «canalización» preferida es que al final lo que enferma es eso, la mera idea de separación, el querer vernos separados de algo… pero porque conlleva mucho miedo…
…un miedo que ya vamos «deshaciendo»…
Esta disposición nuestra a vernos esencialmente como seres separados… sería a su vez lo que invoca «conflictos» como los «biológicos» que decía Hamer (cánceres, etc., como programas atraídos por «el observador de la supervivencia»… que cumplen un papel en tal supervivencia del cuerpo… —siendo ese cuerpo y tales conflictos en realidad «neutrales»)…
Por esencia parece que no queremos darnos cuenta del miedo que conlleva la mera idea de separación,
… así, parece que no queremos atravesar ese miedo (pensamos que nos devorará el vacío de la abstracción del Amor…, de ese amor que somos y que recordó plenamente Moorjani…, donde en realidad ella vio claramente que allí todos estamos unidos realmente… y también seguimos estando);
Al estar aquí, en encarnación, parece que automáticamente ponemos esta idea de la separación en el primer pedestal… e inconscientemente todos por igual; y eso es lo que fabricaría nuestras vidas con sus miserias…, con mayor o menor grado de sufrimiento (derivado de una interpretación de miedo para la idea de separación)…
El problema también lo podemos expresar diciendo que a esa idea, separación, no la ponemos lo suficiente «bajo» el ámbito del «corazón».
Y parece que todos llegaremos a «dejarnos guiar», desde dentro, para aceptar o no las cosas (libros, gente, o lo que sea)… dependiendo cada vez más solo de esa guía interior, más y más puramente…, pues seguirla es lo que da «el mejor resultado para todos»…
Creo que también pusiste una cita de Moorjani que debía hablar de la guía del corazón, y tal.
Así que lo único que ocurre con las canalizaciones es lo que uno quiere oír o no quiere, de su propia voz interior, acerca de ellas…, acerca de los libros que sea…, del mundo que sea. Da igual.
No estará ni bien ni mal lo que uno crea «escuchar»…, percibir… ni es cierto ni es falso; será lo que se necesite escuchar en el momento. Da igual, insisto.
No quiero «convencer» a nadie.
Simplemente es compartir lo mío ante el ánimo tuyo de compartir «lo tuyo», punto pelota.
Volviendo al «corazón»… claro…, es ese «corazón» lo que tantas veces nos falta (y seguro que a menudo para empezar porque no tenemos «compasión» siquiera por nosotros mismos)…
Ese «corazón»… que va integrando, si ves, «dentro», a «la mente intelectual»…
…y entonces podemos aceptar cosas, o no, sin depender de creencias… cada vez menos…
… y sí solo dependiendo de esa voz de «amor interior»… esa que viene de más dentro cada vez, más pacífica …
… y entonces cada vez importaría menos el lugar de donde proceden las cosas que se vean, que sea lean o escuchen…
… solo importaría nuestra certeza, nuestro «sentir integral»… acerca de la «verdad» de tales cosas…
Así que estamos hablando de lo mismo, y más cuando te llegó tan fuerte Moorjani, con cosas que concuerdan punto por punto con más de una «canalización».
Vamos…, que todo esto es solo para decir que el camino de unirse con la guía interior no tiene fin en la ampliación de sabiduría real, práctica, dichosa y tal.
Y en resumen, a lo único que voy es en realidad a comentar sobre esa idea simple, la de que lo que nos enfermaría sería en gran medida el recurrir preponderantemente a «nuestro yo», como algo separado.
Es decir, a nuestro yo «sin corazón», así como dando preponderancia a la mera idea de la separación (maniobra inconsciente profundamente programada en nuestra mente creadora, la de todos…).
abrazos
_____
* que no tienes razón en tu evaluación 🙂 … ya que, si ya hubiera aceptado bien todo…, me verías realmente en una real paz y alegría… que ahora no hay —por mucho que te pueda parecer…, no son mis estados usuales por ahora 🙂
____________________________
Parece que lo que lo hace «malos» a los sentires que se llaman «sufrir» es nuestra resistencia ante ellos.
La mente funciona de una forma muy paradójica pero muy simple. Lo que no queremos, lo que rechazamos de inmediato, en realidad nos lo estamos quedando, lo estamos archivando; y es justo eso lo que va a producir cosas para poder ser visto de nuevo.
De ahí que sea tan importante el matiz con el que podemos entender la palabra «aceptar» (por ejemplo en «aceptar el sufrimiento»).
Uno es libre de elegir la experiencia que tiene de las circunstancias vitales. Así parece que comienza la libertad (volviendo a la capacidad de decisión sobre los propios sentires-pensamientos: siempre la pregunta ¿qué elijo pensar y sentir ante esto? o siquiera… ¿habrá otra manera de verlo?).
Es innecesario el sufrimiento…, pero para ello a menudo parece que hay que dejar pasar —o dejar que salgan, de dentro de uno— muchos de esos «sentires»… que normalmente se llamarían «sufrimiento».
Dicen que uno se muere ante la enfermedad por pura resistencia ante los síntomas…, ante lo que simplemente es…, y por la propia interpretación de la mente…, por negación, represión.
Parece que nosotros mismos vamos acumulando poco a poco, dentro, la fuente del pesar —con sentimientos y pensamientos que no queremos ver.
Entonces, en un momento dado, y hace quizá mucho tiempo, nos los quedamos, los agarrábamos aquellos sentimientos y pensamientos (creyendo a menudo lo contrario: que nos habríamos librado de ellos —por ejemplo pensando en un caso dado concreto que: «los malos eran los otros»).
Y así, los sentires-pensamientos empiezan a poder crear «tensión» interior… esa que no sabemos de dónde viene… pues nos OLVIDAMOS de que tuvimos esos pensamientos y sentimientos —y de que ¡nos los quedamos en vez de soltarlos!
Así, vamos nosotros mismos arando el suelo donde crecen con cierta probabilidad las «enfermedades» —»físicas» o «psicológicas» (aunque solo sea el bajo continuo de desesperación, o pequeña depresión, sobre el cual casi todo el mundo vive, vivimos).
En una vida se darían muchos de esos OLVIDOS…, olvido de que hemos plantado el suelo con muchas semillas en forma de pensamientos-sentimientos.
Estas semillas también salen en la forma de circunstancias vitales exteriores, en forma de mundo, de suceso, así como reflejando de cierto modo lo pensado-sentido y que ha sido guardado.
El hecho de guardarlo (no querer soltarlo) le está diciendo al universo que necesitamos excusas para volver a verlo, a ver si ahí podemos soltarlo.
El «alma», la mente, con sus sentires/pensamientos, dirige y contiene de cierta forma la realidad…, y, sobre todo, como decíamos, para empezar la experiencia de la realidad.
____________