En este texto (y en el audio enlazado más abajo, donde leo y comento un poco el texto) continuamos lo que empezamos a ver aquí:
– «Por qué esto sobre el alma no es más que un siguiente paso en “la Ilustración”»:
https://www.unplandivino.net/ilustracion-alma/
… ahí, aparte de que se puede descargar un texto en pdf con las dos partes (lo del día 27 y lo visto este día 30 de diciembre, 2022)… ahí, veíamos algo que fue surgiendo en una conversación «virtual» con una persona en internet.
Enlace al audio: descarga / en ivoox
Este audio y texto se pueden ver independientemente de la parte 1.
Esta serie (por ahora con sólo dos partes, y no creo que muchas más) se inició a raíz de una «conversación» con una persona en instagram, que «se metía» contra este tema de «creer en espíritus», etc.
[Antes de seguir con esta introducción: cometo una especie de error cuando hablo rápidamente de «lo cuántico», pues el nombre para las funciones matemáticas no es «observadores» (creo que digo eso), sino «operadores». Ese nombre digamos que introduce algo «más activo», algo que en cierto modo alude a la «consciencia» (de «un operador») en las funciones matemáticas. Por eso, y forzando un poco… podríamos decir que es «sinónimo» de «observador» (un concepto que, si recuerdo bien, se usa de todas maneras en contextos ya «formalizados»).]
Seguimos:
Apenas hablo con gente en internet, en ese plan como el que reflejan estos textos… pero surgió.
Así que… me puse muy «explicativo de las cosas fundamentales» (que no fundamentalista 🙂 )… y surgieron estas cosas.
En estos audios y textos repasamos y reforzamos cosas un poco ya vistas… en parte para celebrar, espero que con cierta alegría… este tema de la verdad, o sea, la simple verdad y el proceso que conlleva, el proceso de simplificación inclusiva – si lo llamamos así -… y de celebrar, por qué no… la vida :).
Hace poco inicié un nuevo método de guardar audios, etc. Por tanto no van a funcionar los antiguos enlaces de descarga directa en muchas de las entradas (en estas nuevas ya sí).
Los enlaces a carpetas con todo organizado están en esta entrada:
https://www.unplandivino.net/descargas
Índice:
– Parte 2
– Nota 1: sobre «haber sido engañados» e influencia espiritual
– Nota 2: sobre «nada que discutir»
– Nota 3: sobre las leyes y el amor
– Nota 4: amor y control
Parte 2
Decías:
> Pero no hay un ente personal alma, sino funciones psicológicas muy ricas y muy mezcladas <
Te propongo que esa es «tu hipótesis», digamos.
La propuesta/hipótesis, esto que te cuento*… (y que voy comprobando, y gracias a ello puedo realmente comenzar incipientemente con esto de «sanar algo sustancial»… 🙂 ), es:
– Cada persona tiene y es una esencia única. Esa esencia radica en lo que anima (el ente animador), no en lo animado.
– Lo que anima (alma), no se ve, obviamente. De cierto modo engloba lo animado. En cada persona es como si fuera un «globito».
– El alma tiene potenciales que empiezan a activarse al separarse de su otra mitad para encarnar (pues en el fondo somos un alma completa en dos mitades).
Y todo esto, todo esto sobre este «globo»… es para poder «inflarse» (aunque en esta tierra se comienza con obstáculos – es una carrera de obstáculos… que la tradición parece que llamaba «valle de lágrimas» 🙂 -…
obstáculos…
que por diseño no son «originales» (o sea, no provienen del origen, pues nada original es impuro)
(y por cierto, quizá por eso se entiende en parte la llamada/atractivo que ejercerá esa reflexión filosófica sobre «Esferas», de Sloterdijk… así, en plan hablando muy básico… y ya que hablamos de globos).
– Esa «esencia» personal es lo más preciado y grande de todo lo existente (salvo su creador). Y otra creencia cualquiera sobre lo que somos y lo que más importa en la existencia, sería, en gran medida o totalmente, una especie de: «Justificar la asunción de la ‘mente-colmena’ en el alma»
– lo que llamaré: la «mente-colmenidad» -.
Esa idea es simple, y la puse en un texto leído en youtube; es el hecho de que sólo una mente colmena puede creer que hay «varias morales» (e inevitablemente se lo creerá – emocionalmente se lo creerá -).
Y si dice creer «en una sola moral», pero desde su base de «mente-colmenidad«, entonces siempre va a haber «la posibilidad de otra», siempre va a abrirla ella misma desde sí misma, pues el deseo es muy poderoso, y podemos tener los que queramos – somos soberanos en ese sentido, y más o menos ilusoriamente viviremos en nuestros conceptos desarmónicos con respecto a la verdad absoluta -.
– La moral, por cierto, tiene que ver con los principios que sustentan el «funcionamiento» de todas las leyes naturales.
– El ser humano lleva mucho tiempo «en guerra» interna contra esos principios. Eso se muestra en su experiencia «externa». Y eso es lo que se expresa en «el devenir de la historia».
Habría habido una «decadencia», una degradación, que lógicamente no se quiere reconocer (así de borregos programados somos… programados, debido a nuestras heridas emocionales… estamos como zombis «programados» para intentar jugar a controlar espiritualmente las poderosas almas de los humanos).
Y nosotros mismos fabricamos esa pesadilla; o sea, no es que «los amos» estén «separados», sino sólo que a veces tienen más «perspectiva».
Un modo de ese control es que la gente se crea «que viene del mono», etc.
Habría habido, pues, una fase de degradación álmica – con su reflejo en la consiguiente degradación física -… habría habido eso antes de la idolatrada «evolución».
Claro: poner «los ojos en lo físico como causal» es denigrante en sentido absoluto, por diseño… es denigrante para la esencia de lo que somos.
Y a partir de esa denigración, los que tienen un papel más de «controladores»… ellos, ellas, van «haciendo caja» (viviendo en esas adicciones), y no importa lo muy «nueva-era, tecnológico-espiritual» que se haga tal cosa «mente-colmenizante«.
– Lo anterior sobre los principios tiene que ver con que hay verdad absoluta (e infinita).
– La verdad libera.
Pero sólo la verdad absoluta concreta – que es expresada en el hecho de la relación de amor con Dios -, sólo esa, libera completamente todos los potenciales del alma.
– Esa «personalidad», «inimitable», que digamos quizá que es «inconmensurable» (como destino eterno)… la de cada uno… o sea, eso que hay bajo las máscaras… sería también una verdad absoluta como «hecho» con esas características.
– El alma (sede última de «capacidad deseante») es «soberana», en el fondo, aunque en realidad, en su estado natural, no tendría «soberanía plena», pues ese estado no tiene el potencial de eternidad activado, a no ser que reciba amor de Dios.
Esa petición, y recibir el amor de Dios, el alma lo puede hacer tanto estando todavía en el cuerpo físico, como acogiendo ya sólo el cuerpo espiritual en la aventura potencialmente eterna en el mundo espiritual y luego «celestial».
– Ese deseo es lógicamente muy «personal», como «capacidad de expresar su ‘singularidad'» y de crecer de maneras armónicas con el diseño.
– Tu «soberanía», como alma (deseos, emociones) sería tan «poderosa» (aun en el estado natural)… o sea, el deseo de cada cual es tan «regente»… tan poderoso… decíamos, que nuestra personalidad (manteniendo, eso sí, siempre, algunas heridas «de orgullo» como base) nos puede llevar «a donde se quiera» (más lento, más rápido)… a donde se quiera, en cuanto a «progresión en amores y verdades naturales«.
– El alma, en ese sentido, sería así de: «centro de lo que gobierna la experiencia de cada uno», centro de su universo
(por cierto, quizá esto sea en plan las famosas «mónadas» de aquel filósofo de hace siglos; y quizá por eso a Deleuze parece que le atraía tanto Leibniz… por lo que parece verse lo de «al final de su vida», con esos cursos y el libro sobre Leibniz…)
– El alma no puede no desarrollarse, al menos en amor natural… no puede no crecer en ese amor intrínseco al alma (natural).
Podríamos definir la «mentalidad judeocristiana» como «justificar emocionalmente el sacrificio de la esencia» – diciéndolo rápidamente -.
Esa mentalidad «judeocristiana» (compartida por ateos, etc., y por toda la humanidad, pero en esta definición «muy esencial», a la que me refiero aquí)… esa «mentalidad sacrificatoria»… está en el trasfondo de la mente-colmenidad de todos.
En la tuya también estaría; yo parece que empiezo a sanarme de eso de una manera fundamental, por lo que voy comprobando, pero sólo estoy empezando; en tu caso estaría como «en negativo», cuando estamos en esa aparente «rebeldía que enmascara heridas profundas» en nuestra alma, unas heridas que nos apartan de ser simple y profundamente «nosotros mismos».
– En tu alma, y en la de todos los ateos, hay igualmente un cierto espíritu auto-sacrificatorio, en el sentido de que se realizan «actos de liberación» que son literalmente in-esenciales; es decir, están en desarmonía con los principios del amor en general (del cuidado de uno mismo, del «cuidado armónico»).
También los budistas (al menos los aún «terrícolas»), al desear la ignorancia sobre la verdad del alma gemela, por ejemplo… también hacen eso mismo. Ese es un deseo suyo más; y, como almas soberanas, parece que también tienen sus propios mundillos en la dimensión 6 como tope; y ahí seguramente tampoco hablarán mucho con otros ateos :); no hablarán mucho con «otros ateos confesos», y menos aún suponemos con otros «ateos» pero que se dicen «católicos / judíos / musulmanes / etc.,» o sea, que se dicen «religiosos» y que «creen en Dios», pero que alejan la posibilidad de pedir y recibir amor de Dios debido a sus idiosincrasias, creencias, orgullos heridos, etc….
…y todo eso pese a la atmósfera de «amor natural perfecto», en unos mundos parece que mucho más variados que lo que habría en la Tierra.
El mundo espiritual, por cierto, sería mucho más «grande». Esto en el fondo «ya se sabría», al parecer, al menos en su fundamento «material» (en el fondo «espiritual» porque es «otro tipo de materia»). «Ya se sabría» porque los físicos parece que saben que la materia oscura es la mayor parte «del universo»… «pesa» lo que más.
Y por tanto el universo sería (como habrían dicho ya muchos literatos…)… mucho más grande, variado, etc., de lo imaginable – y mucho más que «lo físico» -.
Así de grande es Dios (claro, dicen que es infinito 🙂 ).
– La «cualidad de fachada», esa con la que encubrimos todos un poco todavía resquicios o enormes bloques de «sacrificio de lo esencial»… realiza como cualidad operativa (emocional) el mismo sacrificio que, mientras tanto, las religiones y los poderes van usando y expresando en el devenir humano.
Esa cualidad, está literalmente impresa en el alma de cada cual como bloqueo emocional. Y nos «sirve» para poder «revelarnos y auto-revelarnos inesencialmente» mediante «muy personales» gestos de mente-colmenidad…
A mí me sirvió para eso, y a ti ahora, igualmente, en tus «gestos filosofizantes». Pero en mi caso, lo dicho: Me sirvió en eso, en mi «zozobra de búsqueda» – aunque ahora la balanza se inclinó al otro lado, por lo que parece -.
– La fachada es un continuo «sacrificar la esencia».
Sacrificamos «nuestros deseos más bonitos», digamos, en tanto que el deseo sería como un «mecanismo vital intrínseco al alma»… claro; o sea, hablamos de algo muy simple, de deseos, pero no en cuanto que «apuntan a resultados»… a «conseguir algo»… sino que hablamos de conectar con EL ÁMBITO DEL PURO DESEAR (que rima con el tema de «cada uno singular, único». En ese sentido el alma sería «soberana»).
– Sólo sucede que, con Dios, el potencial «deseante» es liberado del todo, pues Ella creó la esencia personal y todo lo que verdaderamente somos.
O sea, Dios creó el alma, y claro, también los diseños y potenciales de los que tanto disfrutamos aquí (aunque tan torcidamente)… diseños y potenciales de lo que el alma experimenta.
Pero lo único eterno sería el alma – aquí y en el mundo espiritual y celestial -.
Supongo, por cierto, que como «ideas puras», esos diseños, esos arquetipos, tienen «algo de eternidad», en el sentido de ser como «cajas de herramientas para almas en su desarrollo eterno»… pues «lo demás» (junto quizá a esos arquetipos) se puede entender como instrumento para el desarrollo del alma, para su individuación.
El modo de perdurar del alma sería esa individuación, y que sólo puede ser eterna en relación de amor con Dios.
– En ese paradigma de mente colmena, en el que estás y todos por defecto lo estamos en cierta medida – hasta que no recibamos el amor de Dios continuamente -… con esa «mente-colmenidad» más o menos envilecedora… encerramos el alma en «los caminos del amor natural», aunque no te lo parezca.
Y me refiero por ejemplo a ese gesto de «recurrir a la complejidad» [«enjambre en la cabeza», dijiste], pero en realidad «sin base»
(cuando citas eso de Deleuze estarías haciendo eso; y ya sabes, pasé por ello).
– Esa misma «libertad chiquita» (empequeñecedora, en realidad), la de enjaularse ahí… es precisamente la que dio inicio a este «modo normal de vivir», pero que no sería en realidad el «natural» para Dios, quien nos dio la vida como almas destinadas a acoger los dos cuerpos en la concepción (físico y espiritual)… y a potencialmente poder relacionarnos directamente con Él/Ella.
– Lo «natural», para Dios, es más que «lo natural para nosotros», pues para Dios lo «normal y natural» 🙂 sería incluirlo como «amante personal» (cada cual, incluirlo)… digamos… pues quiere darnos su amor.
El universo está diseñado con ese propósito «último». Y es sólo que Dios nos hizo libres para tener esa relación. Si no lo hubiera hecho así, parece que no habría una relación personal, verdadera, con el creador infinito.
– Casi todas las personas que llamaste «gente de tu estilo» (refiriéndote a mí, en plan metiendo a todos en el mismo saco: «gente que habla de espíritus», etc.)… casi todas esas personas estarían por ahora también por defecto sólo en los caminos del amor natural.
Por ejemplo, parece que vamos a ir comprobando el siguiente dato (personalmente, cada cual, y más… y no sólo con lo que ya sentí como «primera prueba»)… vamos a ir comprobando que hay muchos ateos que, debido a que todas las almas tienen – todos tenemos – el potencial natural de desarrollo en amor (perfección natural, «a imagen de Dios» solamente)… muchos ateos… decíamos… viven en la dimensión 6 con más o menos orgullo, o «aparentemente pasando de todo» (supongo que en cualquier grado de esa «escala»…)
(«condición de alma» = «dimensión»).
– Cierto es que somos engañados con cosas (sobre ello, ver notas abajo), claro está; y te aseguro que yo ya tengo base para decir que no estoy engañado en lo básico.
Sólo te quedaría probar por ti mismo el experimento con tu alma; es como cualquier otro experimento, pero sería, digamos, como el culmen del «cuidado de sí», para conocerte a ti mismo de una manera realzada por la eternidad – a la manera de Dios -.
– Sin cambiar esa base de «sólo en amor natural» puedes por tanto ser muy «libre», desde luego (menos para la relación directa con Dios y para crecer efectivamente por toda la eternidad).
– Y ya te dije, Dios existe, el amor divino no es el natural.
– Las pruebas efectivas de ese amor dado al alma desde el afuera infinito que sería Dios, nos van afirmando en la certeza de que es personal, que ese creador de lo que verdaderamente somos es personal.
– Esas pruebas nos van asegurando, pues, al ir viviendo las experiencias con una «fe basada en hechos».
Es igual que la fe de los científicos; es decir, en «la ciencia» también se tiene un deseo efectivo y activo (fe), a la hora de «buscar verdades» y de intuir y amar la «cohesión entre las verdades» – en un campo -.
– Los científicos «materiales», en cualquier campo, se van asegurando así en los hechos de ese campo, claro, pues están individuando campos de conceptos en paralelo a «plasmaciones de efectividad física o matemática», en los diversos entes
(siempre más o menos atentos para vivir con el menor sesgo posible en esa especie de relación (no explicitada, aunque parece que Foucault y estudios así abren eso)… esa relación entre «registro / concepto / historia / devenir-verdadero / efectividad fertilizadora»…).
– La base de esa fe científica es también álmica, pues «los científicos», sin deseo (sin sus intuiciones y «deseos de la verdad»…), obviamente no harían nada).
Y la efectividad de su deseo deriva de los principios de Dios. Obviamente no deriva de ellos, sino del hecho de que ellos, como todos nosotros, son creados, y por tanto están en potencial relación de «asimilar» esos principios (verdad, etc…. y también amor)… de asimilarlos, esos principios, como «sustancia» en sus almas, sustancia que permite individuaciones «virtuosas».
Esos principios son los que animan las leyes naturales, «creadas» por Dios (hay infinitas leyes naturales).
La efectividad de ese «deseo científico», a la larga, derivará de cómo sean de armónicos, los deseos, con esos principios. Pero todo ello «visto» (sentido) no a la manera humana (que siempre es sesgada), sino «a la manera de Dios», ya que en cierto sentido los resultados de lo que sea, primero, en primer lugar, siempre se van a ajustar a «cómo lo siente Dios» (por muy indirectamente que eso parezca ser así). Es decir, las leyes naturales serían la expresión de «cómo se siente Dios sobre el amor», y así, en el fondo todo se ajusta a la verdad absoluta (aunque sea «en negativo», por así decirlo).
Esto lo puede ir sintiendo cada alma humana (si quiere), pues en realidad solo hay una «moral».
– Lógicamente, «las ciencias» y sus consecuciones dependen de muchas cosas… y si no se alinean puramente con esos principios, si no se alinean así en cuanto que entes que globalmente «afectan a todos y a la tierra», no pueden sobrevivir.
– Curioso, insistamos:
También Dios es externo al alma, como lo era esa supuesta «realidad física externa» (con esa «idea de exterioridad» ya «rebatida» en realidad, científicamente… y que todavía es vivida y creada como concepto/ficción humana – más bien para y por el populacho que aún somos, y que la sostenemos «inconscientemente» -).
Esa idea, cósmicamente absurda, parece ser en último término la «proyección de la herida con Dios» como «modo civilizatorio». Y claro, es una «proyección primitiva», es decir, es «antes de la llegada de lo cuántico», con ese deslizamiento hacia todos esos temas de: «la consciencia del que percibe», etc.
– Todo esto sería así de simple.
– Esa libertad, la desplegada en modo mente-colmenidad
(un digamos «thug mode» 🙂 , pero que no se da cuenta de que le está sacando el dedo medio a Dios… a un Dios que sólo puede sonreír alegremente, sin sorna… pero que a la vez está enormemente interesado en que abandonemos totalmente el sufrimiento cuanto antes)…
esa libertad… decíamos… es en el fondo esa libertad natural que no despliega, como dije, «el potencial eternidad»; eso es como si conservara, en plan «mi tesooooro», la nostalgia que tendríamos, todos los humanos… la nostalgia que habría impregnado toda alma humana al rechazar, al principio, el amor de nuestro único creador (pues no hay otro papá/mamá que Dios – y por eso tantos problemas de «papá-mamá» :), por cierto -).
Decías pues:
< Tenemos un enjambre en la cabeza, como diría Deleuze >
– En la mente no tenemos ningún «enjambre metafórico».
Que parezca que vivimos así, y que eso parezca tener algún rasgo de «cientificidad» – ese «parecer» -… eso… no nos indica cuál es «el ser mismo de nuestra cabeza».
En la cabeza, ya sabes, hay carne 🙂 .
Y ahora hablemos un poco de «la mente».
– En el universo todo cambia, por principio. Es decir, ese sería un principio, el del desarrollo
(y tendría que ver con aquella intuición «de Leibniz» sobre que siempre «estamos en el mejor de los mundos posibles» – o algo así se diría -).
Todo se desarrolla hacia más amor y verdad.
– La percepción y «sublimación» de ese «enjambre» (aludiendo como aludiste a Deleuze… y que te inspiró y nos inspiró a muchos – con sus ingeniosidades… e incluso a veces donaires…-)… esa «percepción y sublimación» (por así llamarlo) de las heridas emocionales (una percepción que es una fachada o máscara más, aunque muy elaborada)… eso, es una justificación más de «estados emocionales heridos».
– En los caminos del amor natural nos gustaba mucho poner lacitos rosas a la «mierda».
– La mierda es una literal bendición de la naturaleza, en general, claro está… para la tierra, etc.
Y claro, como no somos fieles a esa VERDAD ABSOLUTA sobre la mierda, la caca (y mostramos, así, por cierto, «heridas con la naturaleza»)… entonces, nos damos a las fachadas, y a las «búsquedas enjambradas de post-verdades», y a todo tipo de cosas:
a «solucionar el mundo siendo muy listos», y organizando complots anti-complots…, o «complots-racionalistas»…, o «complots-igualitarios» en grupos para gestionar el caos emocional, etc. (por decirlo de algún modo) -.
– Ningún enjambre, pues… ningún lío ni «complejidad de lacitos rosas» sobre montañas más o menos grandes de mierda.
– Ningún lío:
En la mente digamos que «tenemos» capacidades de expresión para «vehicular» nuestro ánimo/alma (el verdadero ser); y eso lo hacemos, claro está, en este proceso de la vida que básicamente sería el desarrollo de nuestra autoconsciencia, y con el libre albedrío también como dotación intrínseca al alma, como almas.
– Los cuerpos son instrumentos de eso, y están destinados para «servir al alma», y al final no pueden no servirla, en cuanto que ella está sometida a esos principios, unos principios que, gracias a Dios, no nos los hemos inventado nosotros, no se los ha inventado cada una de nuestras almas (y menos mal).
Se los ha «inventado» Dios.
Dios es esos principios, como atributos eternos de su naturaleza.
– Son los mismos principios que la naturaleza en el fondo expresa tan «sabiamente», salvo en lo relativo al miedo y a sus consecuencias – nefastas, sobre la creación -.
El miedo es de invención humana, y la naturaleza también lo expresa (y lo hace en nuestro beneficio, para que tomemos nota humildemente).
Pero claro, nosotros «hacemos ciencia con el miedo», en vez de «llorarlo» y/o patalearlo – en vez de volver a ser como niños -.
– El cuerpo espiritual, pegado ahora en vigilia al físico, contiene lo mental, para nosotros, en primer término.
– Siempre estamos, pues, «por desarrollar», como alma, como «entidad deseante emocional»… pero aquí «la base de ese desarrollo» está «herida».
Y, por mucha justificación que hagamos de la separación «mente/alma» («mente/corazón») – una separación, esta, que justifica la necesidad y la vivencia continua de la precedencia dañina de lo mental-material, frente a lo emocional -, por mucha justificación de eso… la base de ese desarrollo está distorsionada mientras no deseemos «sentir toda la mierda».
Decías:
<Hay que concretar, en genérico todas las emociones de base están en todos. Las emociones son universales antropológicos, desde Darwin a Eckman >
Potencialmente todas están en todos, menos la emoción del amor de Dios, que no está en todos con el mismo tipo de potencial.
____
*
Recuerdo que «esto no me lo invento», sino que me baso en cosas esenciales de las enseñanzas que aquí estamos tratando, y que simplemente se despliegan.
El inicio de asimilación de esas cosas, como verdad – pero a nivel del alma -, nos va a ir permitiendo tener ciertos «grados de certeza expansiva», digamos.
Nota 1: sobre «haber sido engañados» e influencia espiritual
Mi camino tuvo vaivenes, y caemos en las trampas porque hay «hambre de la verdad», pero, al ser compulsiva, claro, por las heridas emocionales… en realidad nos auto-traicionamos.
El tema de «Urantia», por ejemplo, es una maniobra miedosa de parte de algunos espíritus; digamos que un intento colosal (como el que hizo la iglesia con Jesús) de, por así decirlo, llevarse «la energía que se pone en la búsqueda de la verdad», hacia «paradigmas controladores» que engañan sobre la naturaleza de la vida, de Dios, etc., al mezclar grandes verdades con mentiras (la confusión sobre el sacrificio es crucial, claro).
Mi situación es muy única, y por lo que veo, te aseguro que hay aún poca «gente de mi estilo»;
(esto lo escribí porque la persona con quien charlo, en esta conversación, dijo eso: «gente de mi estilo», y ya sabemos… clasificar y generalizar tiene siempre «peligro», pues una de las probabilidades quizá sea que «el holocausto 2.0» pudiera darse con «gente nueva era»; pero en realidad eso no serviría para anular su fuerza, sino lo contrario (lo contrario a la larga, teniendo en cuenta la continuidad con el mundo espiritual, y que «lo que se ataca crece» en ciertos sentidos, a la larga); y todo ello si tienen éxito los manipuladores de masas; pues la «víctima» tiene compensación positiva, por ley (de ahí – y como vimos en algún audio – la realidad sustancial del concepto «víctima propiciatoria», que visto desde el mundo espiritual tiene sentido – y «no muy bonito» -).
Y esas cosas (masacres, etc.) las pueden conducir, guiar, desde el mundo espiritual (en parte provocarlas… pero en general la base son nuestras heridas emocionales, como vimos… pues ya nos bastamos y sobramos para, desde nuestras heridas, hacer el «tonto» lo suficiente – sólo que sí pueden reforzar para aquí, para allá… y a veces inducir cosas más fuertes -).
En definitiva, parece que hay toda una «ciencia» de la manipulación de ese tipo de cosas: deseos, heridas emocionales… (y a niveles que se nos escapan). Y todo, para el poder y la pervivencia de ciertos paradigmas (superioridad, etc.), y en parte manipulando – si pueden – y usando esa «energía» de las almas que han pasado al mundo espiritual (o sea, usando sus emociones, deseos…), y que han hecho quizá esa transición, todas – por ejemplo – en condiciones homogéneas… o por parecidos motivos superficiales, etc.
Nota 2: sobre «nada que discutir»
Y por cierto, te comento por qué en general no hay nada que discutir (ya sabes, a Deleuze eso tampoco le iba mucho :).
En primer lugar, porque el «amor real» es lo que nos da más sabiduría, más comprensión.
El «amor real», quiere decir: armónicamente respecto a como realmente sería lo cuidadoso y amoroso con uno mismo, los demás, y la naturaleza.
«Absorber» más amor, emocionalmente (en el alma, al desafiar miedos), eso… esa «absorción» efectiva, es lo que nos dota de más comprensión, sabiduría, etc. (las de verdad, esas cosas «de verdad», no las distorsionadas por heridas profundas).
En realidad parece que decimos mejor si decimos «crecer en amor», y lo que más realmente absorbemos es «verdad» (en el sentido de armonizarnos efectivamente con los principios que subyacen a las leyes naturales, hechas por Dios).
Para «crecer en amor» hay que «hacer efectiva» la «verdad conocida».
Entonces, como se ve, ya cada cual tenemos mucho que hacer en ese sentido, el de efectivamente amarnos a nosotros, a los demás, y a la naturaleza. Pero eso de forma armónica con cómo Dios entiende el amor, no con cómo lo entiende el humano.
Los humanos anteponemos familias, instituciones, tradiciones, conceptos, religiones, la palabra «Dios», etc…. todo eso lo anteponemos a Dios, a la relación directa con Dios.
La manera en que Dios entiende el amor la podemos sentir con sentimientos en el alma. A eso la tradición lo llama «conciencia», «voz» de la conciencia.
No es voz, son sentimientos. Son el tipo de certezas que tenemos cuando sentimos que matar a alguien «degrada».
Lo que estaríamos comprobando en este «experimento» es que Dios transmitiría continuamente verdad de ese modo, y sobre todo tipo de cosas.
Nota 3: sobre las leyes y el amor
Las leyes son la «verdad efectiva», no las fabricamos nosotros, ya ves (no a las que me refiero, y menos aún fabricamos aquello que anima su «acción» reguladora de todos los eventos).
No habría casualidades, por cierto.
Las leyes operan principalmente para servir, al alma de cada uno, y todo el rato… eventos que podemos recibir positivamente (regalos así).
Son literalmente leyes amorosas, lo son de forma racional, efectiva y demostrable.
Pero para verlo se necesita anclarse poco a poco personalmente en el alma.
Nota 4: amor y control
Nuestra alma herida «odia» la simplicidad y profundidad (cosas que el amor conlleva).
Eso es porque huimos de sentir miedos profundos, etc.
Eso nos hace autómatas controlables, predecibles, porque la gente que ya no tiene cuerpo físico puede predecir a menudo muy bien nuestra reacción emocional.
Por eso el amor y la verdad liberan; y por eso son el fundamento de la verdadera «libertad».
Y el amor de Dios elimina toda posibilidad de control, poco a poco. De ahí que se hiciera tanto ruido con Jesús, y tanta distorsión posterior…
Por eso hay tanto lío con las religiones… también… con tanta distorsión, ruido… porque todo el mundo sigue vivo tras morir; el cuerpo espiritual tiene mucha movilidad, e igualmente hay adicciones, hay literalmente adicciones al poder, control, sexo sin amor, etc. (en el mundo espiritual como en la Tierra)… aunque cada vez más sutiles, por así decirlo – pero no por ello menos «peligrosas» para nuestro reconocimiento del destino eterno de cada alma, única -.
No pertenezco a ninguna religión. Y Jesús, por cierto, tampoco pretendió fundar ninguna; por eso dijo aquello de que en realidad todos esos «mandamientos» se podrían reducir a desear amar a Dios por encima de todo, o sea, ponerlo como prioridad uno, y con todo el corazón… etc.
Y tiene lógica, pues qué mejor que, si existe Dios, tenerlo como aliado… y literalmente en nuestro corazón con el amor divino… teniendo así a aquel que hizo todas las leyes universales – las que atañen al alma, al cuerpo espiritual, y al cuerpo físico -.