Tras el anterior mensaje sobre el tema, Juan continúa en el año 1918 con dos mensajes que en el audio intento dejar lo más claro posible para mí por ahora. Ver también textos abajo, y enlaces al audio.
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4 enero 1918
Juan: Leyes de vinculación, continuación.
Estoy aquí, Juan.
Deseo escribir por un breve tiempo esta noche sobre un tema que considero importante, y que puedes considerar interesante.
Como ya sabrás, hace tiempo que no escribo nada de carácter formal y lamento mucho que haya pasado tanto tiempo sin poder comunicarte algunas de las verdades espirituales, y también lamento que tu condición haya sido tal que no haya podido establecer la relación contigo que es necesaria para poder entregarte estos mensajes de la naturaleza mencionada.
En una carta reciente te he explicado brevemente la ley de la comunicación y la vinculación, y esa ley, si tratas de entenderla, te permitirá comprender la razón por la cual no hemos podido comunicar estas verdades superiores.
Puede parecerte que, si controlamos tu cerebro y no utilizamos ni transmitimos tus pensamientos, sino sólo los que provienen de nuestra mente, sería irrelevante la naturaleza de nuestros pensamientos, que como tu cerebro es utilizado por nosotros como un mero instrumento, nosotros, al tener la posesión de tu cerebro, tendríamos el poder de escribir cualquier cosa que deseáramos. Y a simple vista la afirmación podría suponerse razonablemente cierta.
Pero, como te hemos dicho antes, la vinculación, y nuestra capacidad de utilizar tu cerebro, se rigen por leyes, y una de ellas es que un pensamiento elevado no puede ser transmitido a través de un cerebro humano que no esté en la condición que lo califica para recibir el pensamiento; así como el cerebro, en materia de mero conocimiento material, no puede recibir una concepción o comprensión de alguna verdad intelectual con la que no haya tenido conocimiento, y transmitirla. Un cerebro no puede ser utilizado por la mente del ser humano para dar a conocer o presentar un problema de geometría, cuando ese cerebro nunca ha sido utilizado por la mente para adquirir un conocimiento de los principios de la geometría. Esta es una analogía incompleta, pero puede servir para ilustrar lo que quiero decir.
En la concepción de la mente humana de una verdad, material o espiritual, el cerebro debe ser utilizado para manifestar o dar a conocer esa concepción. Esto es absolutamente cierto cuando la idea o el pensamiento se origina en la mente del hombre que está utilizando su propio cerebro para formular o manifestar esa idea o pensamiento. La mente puede tener el pensamiento o el conocimiento de alguna rama del saber, y sin embargo, cuando nunca ha utilizado el cerebro para poner ese pensamiento o conocimiento en forma concreta, el cerebro no puede manifestarlo o transmitirlo. Esta ley se aplica específicamente a las capacidades del cerebro cuando se intenta utilizarlo o controlarlo por la mente del hombre que posee el cerebro. Y de esto se desprende que es posible que la mente humana tenga pensamiento y conocimiento de cosas para cuya expresión no puede utilizar el cerebro.
En muchas de vuestras cosas materiales de la vida, como los grandes inventos, el conocimiento de estos inventos está en la mente, quizá durante mucho tiempo, antes de ser formulado y expresado por el cerebro, y a veces nunca llega a pasar por el cerebro. La mente y el cerebro no son una sola cosa y equivalentes; una es el operador, la otra es aquella cosa con la cual se opera, para que las posesiones del operador se manifiesten a los demás.
Pero esta ley, que se aplica a la relación y controla la relación entre la mente y el cerebro poseídos por un mismo hombre, no se aplica a la relación, ni controla tan absolutamente la relación entre una mente y un cerebro, cuando la mente es la de un espíritu y el cerebro el de un mortal, porque en este caso la mente puede tomar un control tan completo del cerebro, que las manifestaciones de este no están gobernadas ni limitadas por las experiencias especiales o la falta de experiencias que el cerebro pueda haber tenido en su uso por la mente del mortal en líneas específicas de expresión o manifestación. Así, como puede que sepas, y como ha sido demostrado por el trabajo y la experiencia de muchos médiums humanos, las mentes de los espíritus han controlado los cerebros de estos médiums de modo que tales cerebros han transmitido, de parte de dichos espíritus, expresiones de varias clases de lenguajes y verdades matemáticas de las que tales cerebros nunca han tenido conocimiento ni se han ejercitado en expresar.
En estos casos, el cerebro se utiliza meramente en la esfera del intelecto, y el espíritu que se apodera de ese cerebro, y lo utiliza para expresar y dar a conocer el conocimiento de la mente del espíritu, no está haciendo nada diferente, en lo esencial, a lo que la mente humana, controlando su propio cerebro, podría haber hecho si el cerebro se hubiera ejercitado en esas direcciones. La capacidad del cerebro, ejercitada o no por la mente humana que controla su propio cerebro, limita el poder del espíritu para controlar de la manera y con el fin mencionado.
Pero esta ley tiene una fase más, y es que, cuanto mayor es la experiencia general del cerebro en su ejercicio por la mente humana, más perfectamente puede la mente del espíritu controlarlo. Todo esto depende de hechos que no puedo detenerme a explicar aquí, tales como las cualidades y susceptibilidades mediúmnicas del ser humano cuyo cerebro intenta controlar un espíritu.
Y las mismas leyes se aplican a la revelación de la verdad y de los principios en los planos morales. No es posible que un espíritu utilice el cerebro de un mortal para comunicar o transmitir a través de él preceptos o verdades morales que ese cerebro no es capaz de recibir. Y no quiero decir con esto que el cerebro deba haber tenido conocimiento de alguna o muchas verdades morales particulares, o que deba haber sido utilizado por el humano con el propósito de recibir o impartir estos preceptos, sino que debe ser, en su capacidad esencial, potencialmente capaz de transmitir y recibir estas verdades. Y así, la capacidad del cerebro para recibir y transmitir estas verdades morales, limita el control del espíritu sobre el cerebro a la hora de expresar, a través de él, estas verdades.
La vinculación del espíritu con el humano está determinada por el desarrollo del cerebro y las cualidades morales del humano en el momento en que se intenta la vinculación – y esto significa el desarrollo real de estas condiciones, y no lo que le puedan parecer a otros humanos, o incluso al propio individuo -. Y este desarrollo determina en gran medida el poder del espíritu para utilizar el cerebro para revelar las verdades, ya sean intelectuales o morales.
El médium sólo puede recibir las verdades que, según su condición, sean susceptibles de ser comunicadas por un espíritu. La posibilidad y el tipo de relación están en la base de la mediumnidad, y determinan y limitan el poder del espíritu para transmitir sus pensamientos, y la capacidad del mortal para recibirlos.
Cuando el médium se encuentra en una determinada condición de desarrollo, el espíritu, escribiendo, puede formar la relación de acuerdo a cómo armonice dicha condición con la condición del espíritu; y es imposible, a menos que exista la armonía, que el espíritu escriba estas cosas que requieren un grado de desarrollo mayor que el que el médium posee en ese momento. Por lo tanto, comprenderás en cierto modo por qué tan pocas de las verdades espirituales más elevadas han sido entregadas al mundo a través de la mediumnidad de cualquier mortal que haya poseído los dones de la escritura automática, como se la llama, o de la clarividencia, o de los poderes de inspiración.
En cuanto a las verdades que no requerían un grado de desarrollo superior al que poseía el médium, no hubo dificultad para transmitirlas, y muchos médiums han tenido mucho éxito en recibir la verdad adecuada a su condición. Y este hecho, y la ley también, os explicarán por qué un mismo espíritu puede comunicarse a través de varios médiums y, sin embargo, las comunicaciones ser de carácter disímil; es decir, que las comunicaciones a través de un médium contengan mayor o menor carácter de verdad que las transmitidas a través de algún otro médium, y con el resultado de que los mortales que han oído o leído estas diferentes comunicaciones, especialmente cuando son críticos, han sido propensos a creer que no era el mismo espíritu en ambas comunicaciones. Pero esta no es una conclusión justa, porque aunque el espíritu estaba en la misma condición, poseyendo el mismo conocimiento en el momento de ambas comunicaciones, sin embargo los médiums, por su diferencia de desarrollo, no pudieron recibir el mismo carácter de los mensajes.
Podéis buscar en toda la historia de las comunicaciones espirituales y de la mediumnidad y no encontraréis ningún mensaje del carácter de los que se han transmitido a través de ti, y por las razones que he expuesto.
Swedenborg fue el último y más perfecto instrumento para recibir estas verdades superiores, y sin embargo, debido a su falta de desarrollo álmico, y a que estaba atado, en mayor o menor medida, por sus creencias ortodoxas y conocimientos científicos (que le hicieron coordinar y encajar estas verdades con sus ideas de correspondencia y concepciones similares), fue un fracaso, y no pudo ser utilizado con éxito para transmitir estas verdades que hemos estado comunicando a través de ti. Y después de él, otros médiums dotados y, en algunos aspectos, exitosos, fueron utilizados por los espíritus (con conocimientos de los más elevados y de la más elevada progresión) para transmitir las verdades, pero sus condiciones eran tales que, bajo el funcionamiento de las leyes que rigen la vinculación, estos médiums sólo podían recibir aquellas verdades que sus condiciones de desarrollo les permitían recibir.
El funcionamiento de esta limitación no dependía de la condición y capacidad de los espíritus para impartir estas verdades superiores, sino de la capacidad de los médiums para recibirlas. Tú mismo has tenido la experiencia de cómo funciona esta ley y controla la comunicación y la vinculación, porque, como sabes, ha pasado mucho tiempo desde que pudiste recibir cualquier mensaje espiritual de estas verdades superiores, aunque los espíritus han estado presentes contigo muchas veces, listos y ansiosos de tener la vinculación y entregar sus mensajes; y has estado dispuesto, intelectualmente, a recibirlos, pero debido a tu condición o falta de condición, los espíritus no pudieron entregarlos y se vieron obligados a esperar hasta que alcanzaras la condición necesaria.
De todo esto comprenderás por qué son tan pocos los mensajes que contienen altas verdades espirituales, o incluso morales, que llegan a través de los médiums. Los médiums, en su mayoría, están desarrollados de modo que sólo pueden recibir mensajes que tratan de los asuntos materiales de la vida, y esa es la clase de mensajes que (me veo obligado a decir y puedo decirlo con toda verdad), son los que desean en gran medida los mortales que buscan información del mundo espiritual.
Además, al leer la literatura espiritual, habréis observado la gran diversidad de opiniones de los espíritus sobre un mismo tema, y que a veces son opiniones contradictorias, lo cual hace dudar a los mortales sobre los hechos existentes en el mundo de los espíritus en cuanto al tema que se investiga. Pues bien, esto se debe en gran parte a la condición de los médiums, y también al conocimiento de los espíritus que intentan comunicarse, porque el conocimiento de los espíritus está limitado por la extensión de su progreso y desarrollo.
Muchos espíritus creen que lo que han aprendido es verdad, y así, dan expresión autorizada a los hechos de su conocimiento, y a menudo creen que lo que saben es todo lo que se puede saber del tema sobre el que se comunican. Y estos son en su mayoría honestos en sus creencias, y veraces, según creen, en sus mensajes. Por eso es bueno que los mortales comprendan que todo lo que está escrito o hablado por espíritus, en cualquier época, no debe ser aceptado como la verdad definitiva. Y, por otra parte, las declaraciones aparentemente contradictorias no deben ser tomadas como fraudulentas por el mero hecho de ser contradictorias. Un espíritu con mayor conocimiento, utilizando un medium en armonía con él, puede transmitir a los hombres la verdad más exacta y de mayor alcance que un espíritu con menor conocimiento y desarrollo, utilizando un medium en armonía con él.
Ahora bien, de lo que he escrito se desprende que para obtener la mayor verdad, y un conocimiento más extenso del mundo espiritual, los médiums deben esforzarse por obtener un desarrollo mayor y más intenso de sus naturalezas espirituales, así como de sus capacidades intelectuales. Esta adquisición es absolutamente necesaria para la recepción de las verdades superiores que son tan vitales para la humanidad.
Así pues, la comunicación y la vinculación dependen de la condición de los espíritus y de los mortales operando al unísono; aunque puedo decir que dependen más de la condición de los mortales, pues si el médium está en el estado adecuado de desarrollo, habiendo siempre muchos espíritus presentes con ese médium en condición y disposición, puede establecerse una vinculación.
El Maestro está aquí esta noche y ha escuchado mi comunicación y se une a mí para decir: ten fe y busca con toda tu alma este Amor.
Confía en que soy tu amigo angélico especial. Tu hermano en Cristo, Juan
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22 octubre 1918
Juan: Leyes de vinculación y comunicación, continuación.
Permíteme escribir unas líneas esta noche, ya que hace mucho tiempo que no escribo y estoy ansioso por decir algunas palabras que te puedan ser de ayuda.
He estado presente en muchas veladas en las que esperabas recibir comunicaciones y quedabas decepcionado por razones o causas que no podías comprender, excepto que no estabas en una condición que permitiera a los espíritus establecer una relación contigo.
Bien, esto es cierto, y es la causa inmediata de la falta de poder de comunicación; pero es bueno que comprendas más que esto, porque para remediar la dificultad debes tener algún conocimiento de en qué radica.
Te he explicado la ley que controla la vinculación y la comunicación, y me he esforzado en hacerla tan clara y comprensible como ha sido posible, para que, al menos, pudieras captar su significado; pero, veo que hay algunas cosas que no comprendes, y por ello, has tenido la reciente experiencia de no poder recibir los muchos mensajes que esperaban ser entregados a través de tu cerebro y tu mano.
Como he dicho, el primer e importante requisito es que estés en esa condición álmica que, debido a sus cualidades, permita a los espíritus que deseen escribir los mensajes superiores formar una vinculación o unión contigo, lo que significa simplemente hacerse cargo y controlar tu cerebro, un cerebro que, debido a ciertas cualidades y pensamientos que lo han poseído, estará en armonía con los pensamientos que estos espíritus desean transmitir a través de él, al igual que es absolutamente necesario que el medio a través del cual se desea que fluya el fluido eléctrico, debe ser un medio que posea tal naturaleza y cualidades que permita que el fluido fluya a través de él. Un cable o medio puede ser de madera, y el fluido eléctrico estar presente, listo para fluir a través de él, pero no puede. ¿Y por qué? No porque el alambre o la madera no sean perfectos en sí mismos, sino porque el alambre no tiene la naturaleza y la cualidad que permitan al fluido eléctrico unirse a él y controlarlo. Y lo mismo ocurre con el cerebro del mortal, que tiene la posibilidad de poseer, si está debidamente preparado, aquellas cualidades que admitirán esta unión y control, mientras que la madera no la tiene. Pero el cerebro, cuando está desprovisto de esta preparación, es tan poco receptivo a la unión y al control de estos espíritus – así como a la vinculación – como lo es el cable de madera a la unión con el fluido eléctrico.
Se te ha dicho en numerosas ocasiones que no estabas en condiciones y que los espíritus no podían hacer la vinculación, y que debes hacer el esfuerzo de ponerte en condiciones; y esta afirmación y consejo son todos ciertos. Se te dijo que rezaras más al Padre y que pensaras en cosas espirituales, y entonces te pondríais en esa condición. Esto es cierto, y el consejo es útil. Pero no se te dijo lo que significa esta oración al Padre o pensar en pensamientos espirituales, y, por lo tanto, puedes hacer estas cosas de cierta manera y sin embargo no llegar a la condición.
Sé que durante un largo período en el pasado has estado recibiendo muchos mensajes de las verdades superiores, y para la entrega de los cuales era necesario un cerebro altamente preparado para recibir los mismos, y ha venido a ti el pensamiento sobre por qué fuiste capaz de recibir estos mensajes en el momento de su entrega y no ser capaz de recibirlos ahora, pues, como piensas además, tu cerebro está en tan buenas condiciones ahora como lo estaba en aquellos tiempos. Pues bien, en este último pensamiento te equivocas, y el hecho de tal error debería ser suficiente para convencerte de que tu incapacidad para recibir los mensajes no debería sorprenderte. Durante los períodos mencionados orabas más a menudo por la afluencia del Amor Divino y tus anhelos eran intensos, y los deseos de poseer este Amor, que es tan vital para la preparación de tu cerebro, eran mucho más activos. Y también tus pensamientos sobre las cosas espirituales eran mucho más frecuentes. En otras palabras, entonces buscabas con todo tu corazón aprender las verdades de Dios y poseer su Amor; y, por lo tanto, tu cerebro estaba continuamente en esa condición que permitía a los espíritus hacer la unión y controlarlo con el propósito de sus expresiones más elevadas.
Últimamente no has tenido los anhelos ni has rezado las oraciones por el Amor con tanta frecuencia y, como consecuencia, las cualidades y elementos de pensamiento que han poseído tu cerebro no fueron tales como para ponerlo en esa condición que lo hizo receptivo al paso a través de él de esos pensamientos de las verdades superiores. Ahora bien, no debes inferir que esta condición es una mera cuestión de condición cerebral, producida por sí misma, pues no lo es.
Has tenido el deseo intelectual de escribir y recibir los mensajes tanto como lo has tenido siempre, y también de recibir mensajes de las verdades superiores que deberían ser nuevos así como edificantes para ti, y tus deseos eran reales, y estabas decepcionado porque no se realizaron. Y esto no hace más que demostrarte que hay algo más que lo meramente mental o intelectual, necesario para preparar el cerebro para la recepción y transmisión de aquello que participa de la naturaleza de la verdad que tiene su fuente en algo más que la mera mente humana.
Estas verdades superiores provienen de los espíritus cuyas mentes, como podrías decir, son del alma, y como sólo el alma puede tratar con el alma, se requiere que la preparación del cerebro provenga del ejercicio de los poderes del alma sobre los órganos de ese cerebro. Y de ahí la necesidad de que tu alma esté en una condición que produzca en el cerebro las cualidades que alíen y permitan que las verdades del alma sean recibidas y transmitidas.
No sólo debes rezar al Padre para que te infunda este Amor Divino, sino que debes rezar a menudo, hasta que te des cuenta casi constantemente de la posesión de este Amor en tu alma; y también, debes dirigir tus pensamientos (y no me refiero a los pensamientos meramente intelectuales, sino a los del alma, que tal como ya los has tenido, puedes volver a tener) a las verdades espirituales que te han sido reveladas, y al reino espiritual donde confías en que otras verdades espirituales están esperando a ser reveladas. Si oras y piensas así, encontrarás que vienen a ti los deseos y las expectativas del cumplimiento de estos deseos, y un entusiasmo que vendrá del desarrollo de tu alma por la posesión de este Amor, y también los pensamientos del alma. Esto es lo que se entiende por la condición necesaria para que los espíritus puedan hacer la vinculación.
Por supuesto, en cuanto a los asuntos ordinarios del mundo de los espíritus, en los que no se requiere ninguna condición especial del alma, los espíritus pueden hacer la vinculación como deseen, y en tu caso muchos de ellos podrían haber escrito en los momentos en que creías que no podías recibir ningún escrito. Pero pensamos que lo mejor era que no se permitiera a ningún espíritu escribirte, ya que podría poner en peligro la probabilidad de que llegaras a la condición que deseamos y que es necesaria para que tu cerebro reciba nuestros vitales e importantes mensajes. Y, por lo tanto, se le ordenó a tu indio que no permitiera que ningún espíritu te escribiera, y no lo lo hicieron, aunque muchos se esforzaron por ello.
Bien, me alegro de poder escribirte de esta manera esta noche, y espero que consideres lo que he dicho, y te des cuenta de la importancia de que llegues a la condición de la que hablo. El cerebro debe ser utilizado por el alma teniendo el Amor Divino activo y así preparado para recibir la vinculación.
No escribiré más esta noche, sino que me limitaré a decir que tenemos muchos más mensajes que deseamos transmitir.
Así que confía en que estoy frecuentemente contigo en mi amor y mi deseo de ayudar y proteger, y de hacer que tu misión sea un éxito.
Buenas noches, tu hermano en Cristo,
Juan