Parece que Dios quiere que estemos bien 🙂 .
Pero ya vemos que nuestra definición de «bien» tiene más que fallos 🙂.
Muchos apenas vamos sintiendo ─es decir, dándonos cuenta de verdad─ cómo tenemos ancladas cosas que demuestran que «no queremos que nos vaya bien», o nos aferramos a actitudes y cosas que demuestran eso.
Es tremendo.
Se ve que la gente en general no somos ni la mitad de «listos» que lo que parece que va a ser el mundo este de algoritmos y redes tecnológicas.
Lo digo porque parece que se van a pulir sí o sí esas técnicas que son prototípicas en la magia, la de los magos de cartas y demás… pero empleadas a nivel colectivo, en el sentido de hacer elegir a la gente cosas condicionadamente… cada vez más, mientras la gente pensamos que somos libres, o medio libres…
Eso, esa maestría en el engaño, es lo que hacen los magos de la magia de cartas, y demás… si investigáis los trucos, ya que ahora ellos mismos desvelan todo, y es fácilmente encontrable en internet ─los magos que usan cartas y demás instrumentos de magia «clásica»─.
Quizá sucede que los magos, como mucha gente, se ven como animados inconscientemente por la sensación de lo importante que podría ser «desilusionarse» y reprogramarse en cuanto a sentir la relación entre verdad y libertad (y fundarla en la simplicidad de Dios: que Dios existe, y es eternamente abundante).
Nos irá saliendo más acción, pero más espontánea… aunque sólo si sentimos los errores para que éstos se vayan ─errores acerca de lo que entendemos que es el amor─, y sólo si sentimos y ponemos en marcha la amorosa verdad que sustituya tales errores, como vimos en las enseñanzas.
Muchos apenas vamos entendiendo lo que la magia hace a este nivel: en el sentido de buscar que las personas creamos que hemos elegido libremente… o trucar las condiciones y estructuras que nos hacen creer y crear cosas (crear nuestras emociones de autoengaño), etc…
En eso estaría metido «nuestro sistema», el «probe»… 🙂 … este sistema más o menos sutilmente violento y no tan sutilmente violento, en los mil recovecos del laberinto interno y externo que fabricamos al huir de sentir humildemente nuestros miedos… este sistema que, así, co-fabricamos mediante nuestros miedos a sentir, pues parece que «el sistema» irá intentando trucar hasta la biología humana, y hasta límites que vete a saber dónde llegan… antes de la posible catástrofe X ─si es que tal cosa se da a nivel algo global─, aunque en todo el siglo XX y en este ya hemos hecho localmente muchas «catástrofes artificiales», en esta continuación de la Segunda Guerra Mundial, que en realidad nunca terminó─.