Es curioso que no sentiremos ningún malestar por lo que hemos hecho…
(más o menos desarmonías en la vida… acciones o deseos desarmónicos, o falta de acciones y deseos armónicos…
con todo lo cual «ya no nos sentiremos mal»)…
…cuando hayamos «limpiado el alma».
Ya no habrá nada de lo que arrepentirse, al no quedar manchas.
(Aunque claro, la fachada es «muy lista» para justificar creencias que evitan que accedamos a algunas cosas de las que también hay que arrepentirse, ya sea con los demás, con uno o con el entorno).
Y ya sabéis…
no se necesita que las personas afectadas por nosotros limpien su alma (nos perdonen)… para que podamos disfrutar del estado incluso de unidad con Dios y progresión infinita.
La verdad de Dios sobre el estado de nuestra alma será esa, y punto pelota.
Así que con eso en el horizonte… y ya está.