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Esta vez la hija de Padgett narra sus experiencias de paso a los planos espirituales. No conozco aún la fecha ni las circunstancias de su «muerte», ni lo que supuso para su padre, J. Padgett, por ejemplo.
Un mensaje anterior y muy relevante es este (en este caso dado por Jesús).
Nita: describe sus experiencias al pasar al mundo de los espíritus
25 de mayo de 1920
Estoy aquí, Nita:
Estoy muy contenta de poder escribirte de nuevo. Ha pasado mucho tiempo desde que me permitiste escribir, y estaba muy ansiosa por hablarte de mi progreso y mi amor. Pues, papi, pensé que me amabas tanto que no me harías esperar tanto tiempo para hablarte de mi amor y de lo feliz que soy, pero mamá me dijo que no estabas en condiciones de recibir mi mensaje y que debo esperar hasta que las condiciones sean diferentes, y lo entiendo… pero me parecía raro que algo pueda interferir para impedirme escribir a mi papi.
Y ahora quiero hablarte de mi progreso, y de cómo el amor del Padre ha cambiado mi alma, de modo que ahora me encuentro en una esfera desde donde pronto espero ir a los Ámbitos Celestiales, donde está mi madre. Como ya sabes, cuando llegué por primera vez a la vida espiritual, mi madre vino a verme y me tomó en sus brazos, y fue tan amorosa y tierna conmigo, que no tuve miedo del cambio en mi condición; y junto a ella había otros hermosos y amorosos espíritus que me dieron su amor, y me aseguraron que ya pronto encontraría un hogar muy diferente al mío en la Tierra, y experimentaría una felicidad que nunca antes había sentido. Y no tuve miedo ni quise volver con mi cuerpo, tal como me dijeron que les pasa a muchos espíritus recién llegados, que desean hacer eso al principio, en cuanto llegan.
Estuve contenta desde el primer momento, y cómo no iba a estarlo, si tuve una madre tan hermosa para abrazarme, que me aseguraba que nunca más tendría que sufrir las preocupaciones y desilusiones de una vida terrenal. Qué glorioso fue eso… y cuánto me daba a pensar sobre lo feliz qué tendría que ser el cielo si todos los espíritus en él son tan amorosos y grandiosos como los que aquí me encontré. Mi madre se quedó conmigo bastante tiempo, y también la abuela Padgett, que también era hermosa y brillante. Ella me dijo que yo no tenía nada que temer, y que tan solo confiara en que estaba en el mundo verdaderamente espiritual cuando, más adelante, me iba a encontrar con todo lo posible para hacerme feliz y satisfecha.
Pero qué mal me sentí cuando llegó el momento de la despedida, pues debes saber que era necesario despedirse. Mi madre vivía en una esfera superior, a la que yo no podía ir, ni ella podía quedarse conmigo todo el tiempo, como yo quería. Pero me dijo que vendría muy a menudo a estar conmigo, consolarme y quererme. Y que, conforme a la ley, yo tendría que ir al lugar para el que yo, como alma, estaba adaptada, y que desde allí tendría que orar y trabajar por mi propio progreso. Ella no podía determinar el lugar dónde yo debía vivir, y solo la condición de mi propia alma debía ser la que fijara mi lugar, y que, por eso, como digo, teníamos que separarnos.
Pronto me encontré en cierta oscuridad y sufrimiento, y no entendía muy bien por qué tenía que ser así, ni cuál era la causa de mi oscuridad, pero después de un tiempo descubrí que el recuerdo de mi vida en la Tierra me llegaba con una maravillosa claridad, y que mi consciencia me estaba causando algo de sufrimiento. Estaba terriblemente sola, y deseaba tanto estar con mi madre… pero descubrí que tenía que sostener mis propias cargas y obedecer las leyes que fijaban mi condición.
Sé que si hubieras podido habrías estado conmigo para consolarme, amarme y protegerme de mis sufrimientos, pero esto era imposible, pues esta ley de la que hablo no conoce misericordia ni perdón hasta que es satisfecha. Es severa e implacable, y así es como debe ser, conforme a la necesidad misma de las cosas, pues sólo a través del funcionamiento de dicha ley es como un alma puede hacerse más pura y capaz de progresar desde su primera condición.
Pero gracias a mi querida madre tenía conmigo la esperanza de que tal condición fuera solo momentánea, y que pronto el Amor vendría a mí y me sacaría de los mecanismos de la ley y me liberaría y me permitiría salir hacia la luz y hacia más felicidad. ¡Oh! cómo oraba, y oraba, por este Amor… y trataba de confiar en que vendría a mí y me mostraría la oscuridad y los recuerdos de las cosas malas que había hecho y pensado cuando estaba en la Tierra.
Y mi madre y mi abuela oraron conmigo y me animaron con su simpatía, su amor, y la garantía de que este amor vendría a mí, y que el Padre respondería a mis oraciones.
Mientras estaba en esta condición, en una ocasión en que había estado orando con toda mi alma, y cuando mi fe parecía más fuerte, vino un espíritu hermoso, todo tierno y amoroso, y me dijo: «Hija mía, el Padre escuchará tus oraciones y el anhelo de tu alma y te llamará para un servicio superior, hacia un entorno más brillante y una mayor felicidad, pues sé que él nunca deja de responder la oración de un alma comprometida, y, además, eres la hija misma de Su amor y Su cuidado, y nada le agrada tanto como cuando Sus hijos invocan Su Amor y Su ayuda. Y yo también estoy orando por ti, y mi fe me da la certeza de que pronto recibirás la respuesta; solo permite que tu alma exhale sus anhelos por Su Amor».
¡Oh! qué hermoso y grandioso era, y qué tierno su amor, que parecía inundar todo mi entorno y darme tanta esperanza y tanto ánimo que, mientras estaba hablando, sentía como si después me fuera a quedar mentalmente agotada. Luego me dijo que él era Jesús, y que estaba muy contento de que hubiera llegado al mundo de los espíritus con tanto amor a mi alrededor, y también me dijo cuánto me quería y cuánto empatizaba conmigo, y cuánto quería que yo saliera de mi oscuridad hacia la luz. No puedo expresarte cómo me sentía mientras me hablaba, y cómo me preguntaba si acaso él no sería realmente Dios. Pero no podía serlo, pues era muy humano y humilde, y parecía considerarse como un mero hijo del Padre del Cual hablaba. Al dejarme, me dijo que vendría otra vez y me hablaría del Padre y de Su Amor; me bendijo y dijo: «Eres una hija de nuestro Padre, y tan querida por Él como yo lo soy, y Él te ama tanto como a mí. Confía y cree en Su Gran Amor, y serás feliz».
Bueno, papá, puedes imaginarte cuáles fueron mis sentimientos y todo lo que se me ayudó. No me detendré a contarte ahora cómo entró en mi alma este amor, poco a poco, hasta que por fin pareció llenar todo mi ser. Oh, cuán feliz me volví, y cuán hermoso parecía mi entorno, y con qué hermosos espíritus brillantes me encontré en relación. Estaba satisfecha, y mi hogar se volvió para mí el lugar más glorioso y feliz que pueda imaginarse.
Pero esta era sólo la segunda esfera, de la que ya he escrito, e incluso esta esfera sobrepasa toda concepción humana… y en tanto que hogar para la dicha, satisfaría hasta al hombre más esperanzado y extravagante. Pero seguí progresando, y cada vez entraba más amor en mi alma, y, por extraño que te parezca, cuanto más y más me elevaba, más la abuela estaba conmigo… y tanto, que se volvió más hermosa y gloriosa que nunca.
Ahora entiendo por qué fue así. Conforme ella venía hacia mí en las diferentes esferas, y conforme yo subía más alto, ella estaba más cerca de su hogar, y cada vez más ella asumía, en su apariencia, la belleza y la gloria que son realmente las suyas en su esfera de vida.
Pero he escrito bastante por esta noche, y además estás cansado.
Ahora soy feliz más allá de toda expresión, y te amo con un amor más grande del que jamás tuve en la Tierra, y sé lo que realmente es el amor, y una de las cosas más dichosas que tengo ahora por delante es esperar hasta que vengas y te encuentres con todo mi amor y bondad.
Oh, papá, ¿no será glorioso cuando vengas y podamos estar todos juntos en amor? En la Tierra pensabas que tenías una hermosa Helen… pero tus ojos se deslumbrarán ante su apariencia cuando vengas con nosotros y la veas en su gloria.
Estamos mucho contigo, amándote y tratando de ayudarte, y debes confiar en que nunca te dejaremos hasta que llegues al cielo donde estamos ahora. Entonces, papi, confía en que soy tu pequeña Nita y que te escribo y te amo con todo mi corazón y alma.
Tu
NITAIndex: PJE19200525A
Author: Nita Padgett
Receiver: James E. Padgett
Location: Washington D.C.
Date: 25 May 1920
Sources: True Gospel, Vol III, page 180