El otro día surgió el tema de la «sexualidad herida»,
por así llamarla,
(que sería lo normalizado como «sexualidad»).
Vimos hace tiempo un vídeo sobre «dos maneras de fluir la energía»
(traduciendo algo donde Jesús habla con un desencarnado sobre ello) :
https://youtu.be/4l1-s65vd3E
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Una frase clave era:
«La represión de la herida puede causar tanto fluir de la energía como la liberación de la herida»
(«The suppression of injury can cause the flow of energy as much as the realease of injury»)
Y la cosa está en que normalmente nos juntamos para «reprimir heridas»,
como «ya sabemos»…
aunque…
claro,
variamos las relaciones para ello.
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Y culturalmente, por ejemplo, la relación más «santificada» parece ser la de los niños.
Con los hijos es como que «sublimamos» más la cosa, por así decirlo…
aunque,
de entrada,
en el mundo espiritual, al dormir
(y en la contrapartida energética vivida en lo físico),
parece que siempre siempre habrá algo de incesto…
(en cuanto a que se trata de ese «usar energéticamente las heridas para que fluya la energía», considerándolo «amor»… claro).
Y como nos sentimos «tan cerca» de los hijos…
(al ellos llevar esas heridas/bloqueos, tan «íntimas», «íntimos»…
digamos…
todas esas cosas que se forman en el alma como bloqueos a un «fluir natural de la energía»)
(esas cosas que, como nenes, absorbemos de padre y madre, y los demás que anden por ahí…,
desde que estamos en el útero…)
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Lo hacemos y justificamos como «salvación»,
el intercambio a ese nivel, con la gente.
Y en parte… en el caso de «la familia»… es que:
«hay que tener muchos hijos»
y «tener mucho la regla» o el equivalente a ello en hombres…,
como si fuéramos ganado…
Y claro,
luego se vuelve todo muy grupal, como vimos, en plan «bandadas» de espíritus especializadas en vivir en sus heridas «promocionando» abusos, etc.,
y nosotros permitiéndolo…
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