Los partidos, y el “espíritu de partido”, envenena la sociedad.
Lo explica muy bien Simone Weil en un texto que leo y comento aquí, en este audio (y en parte a la luz de lo que hemos visto en la verdad divina*):
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El texto se titula: “Notas sobre la supresión general de los partidos políticos”.
El germen que contienen todos los partidos es totalitario, como explica Simone de manera detallada.
En el texto de Simone “no se libra ni Dios” (o mejor dicho, es Dios justamente el que queda bien «liberado»).
Lo digo porque el “espíritu de partido” fue sembrado por la iglesia católica en gran medida, como nos cuenta Simone.
Ya sabemos que las religiones en gran medida no tienen nada que ver con Dios, y ahora a menudo las religiones funcionan en gran parte para apartar a Dios, para apartar la relación personal con Dios, una relación de amor, reabierta para el planeta con la operación que se hizo “en” Jesús, hace unos 2000 años.
Algunas frases del texto:
“…la tendencia esencial de los partidos es totalitaria, no solo en lo que respecta a una nación, sino en lo que respecta al globo terrestre. Precisamente porque la concepción del bien público propia de tal o cual partido es una ficción, algo vacío, sin realidad, es por lo que impone la búsqueda del poder total”.
Este texto fue escrito en 1942/1943, cuando Simone estaba exiliada en Londres (tras la ocupación hitleriana de parte de Francia), poco antes de morir ella, en el 1943, con solo 34 años de edad (en la wikipedia por ejemplo hay algunas notas biográficas suyas).
Otras citas:
“Los partidos son organismos pública, oficialmente constituidos de manera que matan en las almas el sentido de la verdad y de la justicia”.
“Los partidos son una maravilloso mecanismo en virtud del cual, a lo largo de todo un país, ni un solo espíritu presta su atención al esfuerzo de discernir, en los asuntos públicos, el bien, la justicia, la verdad”.
“Casi en todas partes -e incluso a menudo debido a problemas puramente técnicos- la operación de tomar partido, de tomar posición a favor o en contra, ha sustituido a la obligación de pensar”.
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Por cierto, este texto, leído y comentado en este audio, es el de la traducción de Maite Larrauri.
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Con “verdad divina” me refiero a los materiales que dan gratuitamente Jesús y María M., encarnados en Australia, y que en esta web son los protagonistas.