La abuela de Padgett: ¿Quién y qué es Dios? | Ann Rollins

En este audio (y ver textos abajo), leo dos mensajes que dio la abuela de Padgett en 1916, febrero (18, 25), sobre el tema de Dios… y un mensaje muy breve de confirmación que dio el padre de Padgett el día 25.

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18 febrero 1916
Ann Rollins: ¿Quién y qué es Dios?

Estoy aquí, tu abuela.

Bien, hijo mío, vengo esta noche, como te prometí, con el propósito de escribirte una carta, hablándote de cierta verdad espiritual que deseo que conozcas.

Estoy ahora en la tercera Esfera Celestial, como ya te dije, y estoy en una condición mucho más exaltada en mi conocimiento de las verdades espirituales de lo que nunca he estado, y me han abierto una visión espiritual que aumenta mi comprensión de la verdad y de la cuestión de las disposiciones del Padre para la felicidad y la salvación de Sus hijos.

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La abuela de Padgett, Ann Rollins, relata su experiencia en el progreso desde la tercera esfera a los ámbitos celestiales

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Este mensaje, dado via Padgett, es de muy pocos días después del anterior que hice para esta web, aunque en este caso no habla Jesús.

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Mensaje de Ann Rollins, abuela de James Padgett (5 de Marzo, 1915)
(Ann Rollins relata su experiencia de progresión desde la tercera esfera a los ámbitos celestiales.)

Estoy aquí, soy tu abuela.

Sí, soy yo. Quiero contarte mi experiencia de progreso en la vida espiritual.

Y bien, cuando fallecí fui recibida en el mundo de los espíritus por tu abuelo y por mi querida madre, que llevaban muchos años en el mundo de los espíritus. Ella vivía entonces en la séptima esfera y era un espíritu muy hermoso y feliz. Ahora ella está muy arriba en las Esferas Celestiales, y ocasionalmente viene a verme y me habla de la gran belleza de su hogar y de los maravillosos espíritus que habitan las esferas donde vive.

Vive en una alta esfera de los Cielos, y está con muchos de los espíritus redimidos que vivieron en la Tierra hace muchos siglos. Mencionó a algunos de ellos, muy conocidos en la Tierra, como John Wesley y su hermano Charles, o como Lutero y algunos de sus contemporáneos, que estaban comprometidos con las grandes reformas de aquellos días. Whitefield es uno de los que nombró, y también Bunyan. Parecían haber llegado a esta esfera obteniendo el Amor acerca del cual os hemos escrito.

Entonces, cuando pienso que, a través del desarrollo gradual y la progresión de mi ser espiritual, existen estas altas esferas que debo alcanzar, siento que mi fe y mi búsqueda del Amor Divino tienen aún mucho por lograr en el camino del desarrollo del alma.

Y bien, poco después de mi transición progresé hasta la tercera esfera, y pensé que allí debía estar el mismísimo asiento del cielo, porque mi felicidad era mucho mayor de lo que había esperado alguna vez.

Cuando entré por primera vez en el mundo de los espíritus, confieso que me sentí decepcionada, pues no vi al Padre en su trono ni a Jesús sentado a su diestra, como me habían enseñado a creer. Pero no pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que tal creencia no tenía fundamento en la verdad, y que Dios no tiene trono, como los escritores de la Biblia habían declarado, sino que Su Espíritu se manifiesta en todas partes y en todos los lugares, y es un Espíritu que no tiene forma en el sentido en que me habían enseñado a creer.

Tras vivir en la tercera esfera durante algún tiempo y haber recibido mucha información de parte de los espíritus que vivían en esferas superiores, y tras haber recibido el Amor de Dios en gran abundancia, progresé hasta la quinta esfera, y encontré un hogar maravilloso, con belleza y armonía, entre otros espíritus que tuvieron experiencias similares a la mía, y que habían recibido el Amor Divino en un grado tal que nos da a todos esta gran felicidad sobre la que te comento.

En algunos de los planos de esta esfera hay muchos espíritus que no han recibido este Amor Divino, aunque sí han alcanzado maravillosas calificaciones morales e intelectuales; sin embargo, no eran tan felices como los que habían recibido el Gran Amor del Padre. Dedicaban sus pensamientos y sus obras más bien a cosas que pertenecen al ámbito del progreso moral e intelectual, antes que al del desarrollo del alma en el Amor Divino.

Puede parecerte extraño que estos espíritus puedan vivir en una atmósfera donde se manifestó tanto del Amor de Dios, por parte de los numerosos espíritus que habían recibido ese Amor, y, sin embargo, no se den cuenta de que la única y gran cosa que es absolutamente necesaria para su mayor progreso y mayor felicidad es este Amor Divino. Pero ese es el hecho, y muchos de estos espíritus de mayor desarrollo intelectual continúan todavía con sus estudios acerca de las leyes, tratando únicamente de cosas relacionadas con el funcionamiento de las leyes espirituales y con las causas de los fenómenos que dejan asombrados tanto a los mortales como a los espíritus.

Por extraño que pueda parecerle a algunos, para la progresión del alma no se necesita la progresión intelectual, pero, con la progresión del alma mediante la obtención de Amor Divino, llega un conocimiento maravilloso de esas otras cosas de las que hablo. Como ya sabes, yo era una persona que había llegado a obtener solo unas cualidades mentales ordinarias; y sin embargo, en este mundo espiritual ya he sobrepasado a muchas grandes mentes que poseen una maravillosa información intelectual. Me refiero no solo en cuanto al progreso de mi alma, sino también en cuanto al logro de los conocimientos que estos hombres están dedicando su tiempo y trabajo a obtener.

También puede parecerte extraño que el desarrollo intelectual llegue al desarrollar el alma en el Amor Divino, pero para nosotros, que hemos experimentado este hecho, no resulta extraño, pues la mente sólo es un atributo o, como podría decir, una cualidad del alma, y a medida que el alma se desarrolla en el Amor Divino, la mente necesariamente debe desarrollarse también.

La filosofía es simplemente la conclusión de mentes que han reflexionado e investigado acerca del tema de esa filosofía y, cuando está determinada por la mera mente, sigue siendo incierta y sigue estando sujeta a revisión y a cambios, a medida que la mente cambie. La mente, en su desarrollo, no necesariamente aprende la verdad completa y real; y en esta vida espiritual, entre estos hombres que tienen puramente unas grandes mentes, y que no poseen el Amor Divino, hay tanta variedad de opiniones y tantas disputas sobre cuál es la verdad, como las hay en la Tierra. La mente, por sí misma, no siempre puede discernir la verdad, pues no es infalible, aun cuando sea la mente de un espíritu y ese espíritu esté altamente desarrollado.

Pero a medida que el alma se desarrolla en el Amor Divino, este desarrollo conlleva que, aquello que le llegue como un hecho, será una verdad -verdad perpetua-. El alma no aprende todas las verdades a la vez, pero la verdad que sí aprende es tal que nunca cambia y no admite ninguna revisión, ni alteración, ni se puede dejar de lado. No, nunca se demuestra que la verdad discernida por el alma sea un error, y ningún error se convierte en parte del discernimiento de la verdad del alma.

Así es que, como ves, el gran camino hacia la constatación de las realidades de Dios es a través, y solo a través, del desarrollo del alma por la afluencia del Amor Divino. El ojo del alma es esa percepción interior que no necesita razonar desde causas y efectos para poder discernir y establecer para siempre las verdades de Dios.

Por lo tanto, cuán necesario es que los hombres y los espíritus aprendan el gran hecho de que, si quieren aprender la verdad de la vida espiritual, deben esforzarse por desarrollar los poderes de percepción del alma buscando la afluencia del Amor Divino en sus almas.

Podría decirte muchas cosas maravillosas para ilustrar estas proposiciones, si tuviera tiempo para hacerlo, pero ahora no lo tengo; aunque en algún momento hablaré con más detalle sobre este tema, y entonces comprenderás mejor lo que quiero decir.

Y bien, después de haber vivido en esa quinta esfera y haber aprendido las grandes y maravillosas verdades que se enseñan allí, progresé hasta la séptima, y allí aprendí lo que es la verdadera felicidad, según creía. Ningún espíritu que no haya recibido este Gran Amor del Padre vive en esta esfera, porque la mente está, por así decirlo, absorbida por el alma hasta tal grado, que sin el desarrollo del alma la mente no tendría cabida. Quiero decir que la mente, como tal, se subordina tanto a los poderes y operaciones de las percepciones del alma que no puede existir como mera mente, independientemente del desarrollo del alma.

En esta esfera, todo es grandioso y hermoso hasta un punto que no puedo describir, pues no tienes una concepción mental con la que te pueda comparar de alguna manera tanta belleza y grandeza.

Nuestros hogares son muy armoniosos y sin mancha ni nada que emane de otro tipo de cosas que no sean la esencia y el poder del alma. No existe una mera felicidad intelectual, y ningún espíritu que no tenga este Gran Amor podría ser feliz allí. Mas, sin embargo, aunque exista toda esta felicidad, me dijeron que la felicidad es mucho mayor en las Esferas Celestiales y, en consecuencia, no me conformé con permanecer en la séptima esfera, aunque no podía comprender cómo es que mi felicidad podría ser mayor de lo que era. Sin embargo, como digo, no estaba contenta quedándome en mi hogar allí.

Y también me dijeron que había una forma de entrar en esta Esfera Celestial, y una forma tan fácil que la mera declaración provocaba dudas. Pero oré por tener fe y Amor Divino, y en una ocasión mi fe trajo el Amor Divino a mi alma en tal abundancia, que progresé a la primera Esfera Celestial, donde ahora estoy.

El Libro del Apocalipsis, en la Biblia, en su descripción más extravagante de la Nueva Jerusalén, no da un concepto verdadero de la belleza y magnificencia de esta esfera; y no intentaré describirlas, porque no puedo. Pero un hombre, o un espíritu, que nunca haya visto la maravillosa belleza de esta esfera, no puede concebir su magnificencia.

Estoy tan feliz que me parece que no puede haber mayor felicidad, y sin embargo, mi madre me dice que la hay, y que el Amor Divino de las esferas superiores es mucho más intenso y está tan mucho más lleno de la Divinidad de Dios, que no puedo hacerme ni la más mínima idea sobre lo que es.

Ahora estoy tratando de alcanzar estas esferas superiores, y se me dice que la fe y la oración por la afluencia del Amor Divino en mi alma son los únicos instrumentos que me permitirán hacerlo. Mis oraciones son constantes y mi fe está creciendo, y me doy cuenta de que progresaré cuando el Espíritu Santo me llene de este Amor Divino, tal como espero que haga.

Como puedes ver, un gran elemento dentro del método de Dios para hacer felices a sus redimidos es poner delante de ellos una marca más alta para que la puedan perseguir, con la seguridad de que pueden alcanzarla.

Y bien, te he escrito una gran carta, y siento que debo detenerme ahora, ya que necesito dejar la atmósfera terrestre por un tiempo.

Así es que, con todo mi amor y bendiciones, se despide,
tu abuela,
Ann Rollins

Index: PJE19150305A
Author: Ann Rollins
Receiver: James E. Padgett
Location: Washington D.C.
Date: 05 Mar 1915
Sources: True Gospel, Vol II, page 24
Angelic Revelations, Vol I, page 297

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