Índice
─ Introducción
─ Notas al capítulo
─ Versión en español
─ Versión en inglés
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Introducción
Este texto es introducido en esta página (y es enlazado en ella):
Página-guía B.9:
unplandivino.net/transicion/
Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en esa página).
Para los audios:
En esa misma página estarán enlazados y ordenados. El audio de este capítulo ya está allí enlazado. Y, como en otros audios, hice un comentario al final del audio, tras la lectura del texto. En el comentario vemos algunas ideas importantes y a veces aclaramos algunas cosas.
Reuniré todos los textos de este primer libro de R. J. Lees (A través de las nieblas) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepl y google) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.
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Notas al capítulo
(Abajo van notas que refieren en parte a lo tratado en la conversación sobre el capítulo de María Magdalena y Jesús (2014):
─ 20140415 Through The Mists – With Mary & Jesus – Chapter 16
─ https://www.youtube.com/watch?v=FEW9A9ICohk )
─ Podemos tener una fachada, en el mundo espiritual (y mucha gente la tiene también allí, «se la pone», digamos); pero en el mundo espiritual la fachada no la podemos esconder ante la gente.
─ Como a menudo señala Jesús, es importante recordar que la compensación no sigue este tipo de lógica: «como los niños lo están pasando mal en la Tierra, entonces vamos a compensar eso en el mundo espiritual, en el estado de sueño de los niños». La lógica es simplemente que la condición de alma de estos niños concretos es bastante buena (mejor que la de mucha gente en la Tierra en ese momento y ahora), y así, en el estado de sueño, los niños simplemente viven en un entorno que se ajusta más a esa condición, que responde más a ella, que la fomenta.
─ Es decir, si pensamos en una situación donde una persona que ya sea adulta, por ejemplo, y tiene una condición de alma más baja (como suele pasarnos en la edad adulta, pero también antes, en la adolescencia), si esa persona tiene «poca voluntad de amar», entonces a veces es normal que en la Tierra la persona viva ciertas unas condiciones de degradación o que son signos de degradación, o es normal que la persona experimente algunas cosas que se tienen normalmente como «malas». Eso lo experimentamos, como si dijéramos, «mereciéndonoslo», ya que indica la cosecha de la ley de compensación actuando en nuestra alma. Pero no así los niños que vemos en este texto, ya que no «se merecen» lo que viven en su vida de vigilia, en aquellos suburbios londinenses. Es decir, la justicia de la ley de compensación se vive de modo «más directo» en el mundo espiritual, y por lo tanto, en la vida del estado de sueño de los niños discriminados, ellos simplemente viven lo que se ajusta más a su condición espontánea en cuanto a sus deseos, emociones, aspiraciones… (alma).
─ Jesús se identifica bastante con este capítulo, ya que en el primer siglo (y en esta segunda venida) era discriminado, como estos niños ─aunque las condiciones ahora en esta vida no sean iguales─. En su primera vida física, si hubieran existido tantos lugares y métodos como los que hoy existen para tratar a la gente que no se comporta como la masa, a Jesús le hubieran intentando encerrar o tratar, en más ocasiones.
─ Por ejemplo Jesús fue torturado varias veces antes de la última ocasión, la que se llevó por delante su cuerpo físico en la primera vida física. Acerca de esa muerte física vimos que no hubiera sido amoroso que él se escapara, eludiendo la responsabilidad de las enseñanzas. Vimos algunos de estos factores alrededor de la muerte física de Jesús ─aparte de este último sobre «asumir la responsabilidad»─:
* traición de algunos de sus amigos,
* algunos amigos querían ponerle a prueba por la incomprensión sobre «ser Mesías»,
* tenía muchos enemigos a los que no les interesaban unas enseñanzas de la verdad tan directas y puras, materializadas en una vida que las vivía y demostraba así.
Versión en español
CAPÍTULO XVI
SUBE MÁS ALTO
Si un ángel me hubiera visitado en la Tierra ─y cuando digo ángel, no me refiero a uno de esos santos inestimables de los que estamos acostumbrados a hablar como ángeles disfrazados, sino a un ángel real, vivo, ortodoxo, con vestiduras resplandecientes y alas níveas─, y me hubiera dicho que yo poseía tantos amigos en todo el reino de la creación, difícilmente le hubiera creído. Pero para entonces yo empezaba a saber lo casi imposible que es para el hombre comprender en la Tierra mucho de su verdadero ser. Dejémosle que por una vez tenga una visión momentánea de la verdadera condición de las cosas y será humillado hasta el polvo, y la oración de fe ─no en un credo sin vida, sino en el Dios vivo que es inmanente, real, tangible para el alma─ sería «guíame [2]». En el diluvio de su revelación, que vendría como un maremoto ─como el recuerdo de mi vida de sueño, que acababa de abrumarme─, se iría toda tiranía, opresión y egoísmo. No necesitaría más que una mirada, un bautismo, un estallido; la victoria estaría ganada y la verdadera fraternidad del hombre sería para siempre un hecho establecido. Continuar leyendo «A través de las nieblas | Capítulo 16: Sube más alto»