La vida elísea | Capítulo 6: La esclavitud del pecado

Índice
─ Introducción
─ Notas al capítulo
─ Versión en español

─ Versión en inglés

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Introducción

Este texto es introducido en esta página (y es enlazado en ella):
Página-guía B.9:
unplandivino.net/transicion/

Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en esa página).

Para los audios:
En esa misma página estarán enlazados y ordenados los audios. Y, como en otros audios, hice un comentario al final de este, tras la lectura del texto. En el comentario vemos algunas ideas importantes y a veces aclaramos algunas cosas.

Reuniré todos los textos de este segundo libro de la trilogía de R. J. Lees (La vida elísea) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepl, google, wordreference…) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.

Notas al capítulo

─ Ver el audio correspondiente.

Versión en español
Capítulo 6
La esclavitud del pecado

Dos de mis interlocutores por carta temen que haya infravalorado el poder y la influencia del pecado en A través de las nieblas. Les sugiero que relean la historia de La cosecha de los celos, y confío en que así esta impresión desaparezca. Admitiré que me abstuve de hacer el volumen negro e intimidatorio mediante la narración de experiencias horripilantes consecuentes al pecado, pues estaba más ansioso por representar con justicia la vida después de la muerte tal como la he encontrado ─y como tú, mi lector, la encontrarás─ que colorearla de acuerdo a concepciones terrenales o de creencias. Siguiendo el ejemplo de Cristo, prefiero encantar el oído con la historia de un amor infinito antes que detenerme con persistentes graznidos en las penalizaciones en que incurren los hijos rebeldes. Continuar leyendo «La vida elísea | Capítulo 6: La esclavitud del pecado»

A través de las nieblas | Capítulo 6: Una coral magnética

Índice
─ Introducción
─ Notas al capítulo
─ Versión en español

─ Versión en inglés

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Introducción

Este texto es introducido en esta página (y es enlazado en ella):
Página-guía B.9:
unplandivino.net/transicion/

Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en la página).

Para los audios (esta vez, para este capítulo tan largo, hice un audio aparte, sólo con comentarios, para hablar de estas y otras notas):

En esa misma página estarán enlazados y ordenados los audios. El audio de este capítulo ya está allí enlazado.

Reuniré todos los textos de este primer libro de la trilogía de R. J. Lees (A través de las nieblas) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepL, google, etc.) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.

Notas al capítulo 

(Notas en general sacadas de estas conversaciones sobre el libro ─que tienen Jesús y María Magdalena en grupo─:
20120519 Through The Mists – With Mary – Chapter 6 S1
https://www.youtube.com/watch?v=Dk86autjUTU;
20120531 Through the Mists – With Mary – Chapter 6 S3
https://www.youtube.com/watch?v=DFW99-vIhnA)

─ Las personas que son sanadas en este capítulo (de los efectos que llevan), no son del tipo mayoritario en nosotros, sino personas que, o bien se vieron muy restringidas desde pequeñas (prisioneras), o bien eran discapacitadas desde pequeñas, o bien no se conformaban con los errores de la sociedad y fueron restringidas y maltratadas en sus vidas por ello, etc.
─ Son personas que además acaban de llegar al mundo espiritual, y que «están dormidas», o sea, que son mantenidas inconscientes incluso en el cuerpo-espíritu, y pasan a esta coral magnética.
─ En cuanto personas que querían ejercer bien su libertad, pero se vieron restringidas, son personas algo similares a Fred, aunque claramente en otro nivel, pues creo que Fred no había pasado por mucho maltrato físico continuado, etc.
─ Debido a las restricciones puestas en esas personas, incluso el cuerpo-espíritu de esas almas «no conformistas» había sido distorsionado.
─ El aspecto del cuerpo físico de estas personas, en la Tierra, no sería muy diferente en realidad a alguno de nosotros (no necesariamente deberían de parecernos personas con discapacidades).
─ Tienen como «implantes», apliques, que distorsionan el cuerpo-espíritu (el nivel de nuestro cuerpo espíritu), y esas deformidades aparentemente de rasgos artificiales tienen su correspondencia en el cuerpo físico ─aunque quizá no se perciban tan dramáticamente─.

─ También dan la información (Jesús y María M. en ese lugar enlazado) de que en la coral magnética solo se tratan los efectos de las emociones erradas en el alma de los «pacientes».
─ Es posible quitar esos efectos (y más fácil si se hace con ayuda de Dios), pero no se quita la causa, insistamos.
─ También comentan que eliminar los efectos suele hacer más fácil lidiar con la causa. Pero, sobre esto, por cierto, nuevamente Jesús se ve ante la disyuntiva o la pregunta ─o la petición incluso─ de que él haga eso (él o María M.): curar los efectos.
─ Pero Jesús dice que no lo haría hasta que no esté en condición de unidad con Dios, que es cuando lo hizo en la primera vida.
─ Literalmente da el dato de que, en los 6 años previos a obtener tal condición en la primera vida, estuvo enseñando la verdad divina, pero todavía no estaba en estado de unidad de amor con Dios (at-one-ment); él no «hizo» milagros en ese tiempo.
─ Es decir, sólo en los últimos 3 años, más o menos, de su primera vida en la Tierra, es cuando él se vio deseando eso: se vio «llamado», y habilitado perfectamente por Dios ─en un estado perfectamente puro de amor─, para realizar lo que se llama «milagros».

─ Los milagros, como «sabemos», no son más que el efecto de una característica superior del comportamiento de las leyes de Dios cuando el amor divino está plena y perfectamente involucrado en una interacción, por así decirlo.

─ Jesús comenta que el espíritu que dirige o canaliza esta sanación de estas personas discapacitadas ─el desencarnado Siamedes─ estaría en unidad con Dios (dimensión 8).

─ Otro aspecto fundamental es el de la compensación: En el mundo espiritual se restringe inmediatamente nuestro estado (nuestro entorno y la capacidad relativa a interactuar con él) si cometemos algo en desarmonía con el amor.

─ El tema de la comparación entre la Tierra y el mundo espiritual surge entonces, pues en la Tierra, y como nuestros padres ya han provocado muchas «manchas» en nuestras almas (que nadie se merece: miedos, vergüenza, etc., que son emociones de los padres y madres), entonces, de pequeños, cometeríamos torpezas desamorosas, desde muy pequeños, tal como todos hacemos; pero, si nos ocurriera como ocurre en el mundo espiritual, entonces la ley de compensación haría inmediatamente una restricción en nosotros, y no podríamos seguir probando, errando, desarrollando la voluntad, ejercitando el libre albedrío para ver las consecuencias que tiene nuestra actitud ─es decir, ver «desde dónde», desde qué emoción ejercitamos tal libre albedrío, etc.─.
─ Imaginemos entonces lo que eso supone para los niños que mueren pronto por cualquier motivo: abortos, abortos «naturales», enfermedades y discapacidad «heredada», hambre, etc.

─ Otro asunto importante es distinguir la justicia de la misericordia. Por ejemplo: no es misericordia lo que vemos en la curación de estas personas desfavorecidas, sino justicia, como se aclara bien en el texto.

─ Por otra parte, sobre la frase donde utiliza la palabra «Cristo»:
─ En un momento dado Mary comenta que esa frase podría ser debida a una especie de «añadido» del canal, de Robert (en Chapter 6 S3, en torno a 1:00:00).
─ Esa referencia a Cristo se puede entender así: Sólo cuando estamos en la dimensión 8, donde ya estamos en condición de unidad con Dios («recibiendo todo el rato amor de Dios»), sólo en esa condición ─que alcanzó Jesús incluso estando todavía en la tierra física─, es cuando estamos plenamente sin miedo a Dios. En esa condición habremos saldado todas las «deudas» en nuestra alma, deudas que tienen su causa también en todo aquello con que hemos afectado a nuestra relación con Dios, y a la relación de otras almas con Dios, debido a todos nuestros pecados recibidos y cometidos. La afirmación que se hace aquí sobre Cristo podríamos interpretarla erróneamente para decir que Jesús es un mediador «necesario». Ese papel es el que dogmáticamente parece ser que se afirma que Jesús tendría. Pero Jesús no es «necesario» más que por el hecho de que fue el primero en conseguir ese estado de «reconciliación» plena con Dios, y su ejemplo está ahí para permitir que nos establezcamos todos como hermanos en relación directa de amor con Dios, porque, como él mismo dijo, todos haremos cosas así y mayores (Juan 14:12-13): «De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago, también él las hará; y aun hará mayores que éstas, porque yo voy al Padre. Y cualquier cosa que pidáis al Padre en mi nombre, la haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo«.
En esta cita, no dice: «Tenéis que hacer y/o pedir todas las cosas en mi nombre, pues yo soy el mediador necesario». Interpretar eso sería falaz. Podemos decir que, pidiendo a Dios, en la relación sincera con Dios, podemos «pedir» a la vez «en nombre de Jesús», así como en recuerdo y cultivo de la fe, esa fe que tenemos acerca de que, por ejemplo, Jesús pudo, él primero, estar en comunión continua con Dios, por primera vez, en la Tierra y en el mundo espiritual.

Versión en español
CAPÍTULO VI
UNA CORAL MAGNÉTICA

Mientras caminábamos, me llamó la atención el tañido de unas campanas a lo lejos, y al mismo tiempo se apoderó de mí una irresistible fascinación que fue aumentando poco a poco hasta que, al final, sentí que una influencia invisible pero tangible me impulsaba a aceptar la invitación que esas lenguas rítmicas lanzaban a lo lejos. No podía decir cuál era esa influencia ni cómo había logrado tal dominio sobre mí, e incluso ahora, con mi experiencia más amplia de esta vida, soy incapaz de explicarlo. La sensación que me produjo era nueva, fascinante e indescriptible. Su efecto parecía impregnar todo mi ser y ejercerse tanto desde dentro como desde fuera. Tampoco se debía enteramente a mi reciente llegada, pues percibí que tenía el mismo efecto sobre mi guía que sobre mí. Mediante algún proceso explicable, traduje la voz de aquellas campanas en una petición de ayuda y asistencia que sólo yo tenía el poder de prestar, y aunque no tenía ninguna inclinación a apresurarme al obedecer la llamada, estaba seguro de que no sería correcto demorarme. Pero ¿por qué debería ser yo?, me preguntaba una y otra vez. Ignoraba por completo todo lo que me rodeaba. ¿Por qué no sería una llamada a muchos otros que caminaban en la misma dirección, y que se reunían, por así decirlo, desde todos los puntos cardinales visibles? Y mientras me preguntaba esto, escudriñé los rostros de los que estaban más cerca de mí y me convencí de que también ellos se movían bajo el impulso de ese mismo poder misterioso. Este descubrimiento sirvió para aumentar aún más mi interés y excitar mi imaginación en cuanto a cuál sería el resultado y la explicación. Continuar leyendo «A través de las nieblas | Capítulo 6: Una coral magnética»