A través de las nieblas | Capítulo 7: La puerta de la esperanza entreabierta

Índice
─ Introducción
─ Notas al capítulo:

* ¿Deseo puro?
* ¿»Lo bueno» procede de Dios?
* ¿Con los regalos o dones o talentos «viene la responsabilidad»?

─ Versión en español
─ Versión en inglés

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Introducción

Este texto es introducido en esta página (y es enlazado en ella):
Página-guía B.9:
unplandivino.net/transicion/

Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en la página).

Para los audios:

En esa misma página estarán enlazados y ordenados. El audio de este capítulo ya está allí enlazado. Como en otros, hago un largo comentario al final del audio, tras la lectura del texto, para ver algunas ideas importantes, y a veces para aclararnos con algunas cosas. También comento las notas al capítulo (ver abajo), cuando las hay.

Reuniré todos los textos de este primer libro de R. J. Lees (A través de las nieblas) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepL, google, etc.) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.

Notas al capítulo

(Aquí sacaremos algunas cosas del material de Divine Truth donde se habla sobre este capítulo en grupo:
20120620 Through the Mists – With Mary – Chapter 7
https://www.youtube.com/watch?v=RX9oJZMQVxQ )

¿Deseo puro?

Evidentemente, entre otra cosas, el capítulo gira en torno al deseo. Puede que entonces nos detone algunas cosas sobre eso en nuestra vida.

Normalmente no nos quedamos en el deseo puro, no permitimos humildemente que alcance su plenitud, si es que llegamos a sentirlo. Y con eso, por ejemplo lo convertimos en seguida en algo a lo que nos aferramos, y por tanto se convierte en adicción o expresa adicciones emocionales.

Así, al no permitirnos la plenitud del deseo, también impedimos que Dios nos enseñe que en realidad a menudo no se trataba de un deseo puro (y nos lo enseña via Sus Leyes, via Sus Sentimientos, via los guías, etc.).

Nos impedimos aprender entonces sobre nuestra alma (nuestra personalidad única es la fuente de los deseos puros). Nos impedimos crecer, desarrollarnos.

O bien, si era puro, si no sentimos y expresamos, nos impedimos obtener realmente el resultado, el que intrínsecamente conlleva, ya que un deseo puro, plenamente sentido y «actuado», conduce a la obtención de lo sea que deseemos.

Fijémonos, un deseo, si es puro, no puede ser malo si el objetivo previsto es realmente amoroso (cosa que puede que no sepamos del todo), ya que, si el deseo es puro, en el deseo por ejemplo no está escondido subrepticiamente ningún otro fin, como pueda ser el objetivo de «evitar mi miedo», «evitar confrontar mi vergüenza», etc.

El deseo puro no quiere conseguir otras cosas además de lo que desea; por ejemplo, no quiere conseguir seguir alimentando una adicción emocional.

Por ejemplo, los deseos (impuros) de tener sexo: Normalmente estos deseos esconden objetivos subrepticios:
─ «sentirme valorado»,
─ «sentir que alguien me quiere»,
─ «sentirme con poder»,
─ «sentirme poderoso y controlador de otra persona, o controlando una situación»,
─ «evitar sentir mi vergüenza sexual»,
─ «seguir en rebelión por lo que me pasó en la infancia (abusos, etc.) y que no quiero sentir», etc.

(Recordemos que esto no es una condena del sexo, ya que todos tenemos un alma gemela, solo una, que es nuestro mismo ser, nuestra «otra mitad», y de forma natural es con ella con quien deseamos puramente tener intimidad, en la tierra y en el mundo espiritual.)

¿»Lo bueno» procede de Dios?

Por otra parte, ¿en qué sentido todas las cosas buenas proceden de Dios?

Dios habría creado nuestra alma, con sus potenciales, y por tanto todo lo que potencialmente podríamos experimentar y que esté en armonía con Dios (con el amor y la verdad), procede de Dios.

Es decir, el «regalo» inesperado que recibe la persona que aparece como ejemplo en el capítulo ─que recibe 10.000 libras inesperadas─, eso, el regalo, es disfrutable sólo porque Dios nos creó como almas que pueden disfrutar de un universo gratuito (!), y experimentar cosas como la «abundancia», etc.

¿Con los regalos, dones o talentos «viene la responsabilidad»?

Por otra parte, ¿en qué sentido «con los regalos o dones viene la responsabilidad»?

La responsabilidad de ser humilde y sentir: sentir los regalos hasta el final, plenamente, como regalos, dones, talentos. En sociedad, donde a menudo somos quejicas, exigentes, con expectativas, etc., estamos más ocupados a menudo en exigir todavía más y más regalos, antes que en reconocer, sentir, agradecer de manera responsable y alegre lo que recibimos y que a menudo damos por hecho ─como un dato, lo damos por descontado─.

Versión en español
CAPÍTULO VII
LA PUERTA DE LA ESPERANZA ENTREABIERTA

La multitud se había marchado, la sala estaba casi vacía, los todavía desconcertados iniciados habían recibido las felicitaciones de sus amigos personales y se habían retirado al hogar del que habían sido tan recientemente sacados, quedando los tres jefes como los únicos ocupantes de la arena; pero yo permanecía en mi asiento, abrigando una esperanza que no expresaría a mi compañero a causa de su audacia, pero pensando desenfrenadamente que podría ser gratificada por alguna circunstancia fortuita o coincidencia inimaginable. No podía considerarme responsable de su presencia, ya que vino a mí sin haber sido solicitada, inesperada y sin estar preparada, una de esas súbitas incursiones del deseo que, llegando como una inundación, se lleva el corazón en su torrente antes de que la resistencia sea posible, incluso si fuera aconsejable; pero cuando llegó, y me di cuenta del placer de su anticipación, no tenía ningún deseo de pensar en oponerme, sino más bien de aferrarme tenazmente a la idea, como si fuera el secreto y la llave de la vida. También se parecía a una inundación de una manera secundaria: su fuerza se gastó en su primer torrente salvaje; pero a medida que pasaban los momentos su corriente disminuía, bajaba, bajaba y bajaba, hasta que la pequeña corriente tembló a punto de estancarse, y el remolino de la reacción susurró que todo había terminado. Me levanté para marcharme a regañadientes, cuando una lengua de luz se dirigió hacia nosotros desde el pequeño grupo, y mi compañero dijo:

«Myhanene estará encantado de hablar contigo». Continuar leyendo «A través de las nieblas | Capítulo 7: La puerta de la esperanza entreabierta»