Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en esa página).
Para los audios:
En esa misma página estarán enlazados y ordenados los audios. Y, como en otros audios, hice un comentario al final de este, tras la lectura del texto. En el comentario vemos algunas ideas importantes y a veces aclaramos algunas cosas.
Reuniré todos los textos de este segundo libro de la trilogía de R. J. Lees (La vida elísea) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepl, google, wordreference…) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.
Notas al capítulo
─ Ver el audio correspondiente.
─ En este capítulo, terminamos de ver lo que pasó con Dandy y su «despertar» a su nueva vida en el mundo espiritual. También comienza ahora una serie de enseñanzas en varios capítulos prolijos, en torno a la «espiritualidad» más fiel a la esencia de lo que Jesús representa. A partir de ahora veremos que el libro profundiza en esto, pero antes de acabar (con el capítulo 25), también veremos algún ejemplo más, muy desarrollado en algún capítulo, que contiene más muestras de esas aventuras tan ilustrativas acerca de las relaciones que tienen lugar… y de «la aplicación de las enseñanzas», digamos.
Versión en español
Capítulo 18
Los mosaicos de la vida
La mente del pobre Dandy se encontraba en el estado de confusión espiritual dudosa que experimentan con frecuencia muchos que han estado en circunstancias mucho mejores que él en la vida terrenal. Como otros, había permitido que su ignorancia fantasiosa fabricara y modelara las especulaciones supersticiosas de sus maestros y pastores dogmáticos sobre una vida después de la muerte para dar en una incertidumbre nebulosa, y cuando entró en ella [en esa vida] se sorprendió al encontrar una condición de ley y orden, allá donde él había anticipado una antinaturalidad indescriptible unida a intangibles excentricidades. Continuar leyendo «La vida elísea | Capítulo 18: Los mosaicos de la vida»
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Notas al capítulo
─ Ver el audio correspondiente.
Versión en español
Capítulo 16
Le escucharán
Era natural que yo tuviera más que un mero interés transitorio ante la entrega de un mensaje enviado en circunstancias tan extraordinarias, un mensaje destinado a poner a prueba la desinteresada súplica del Rico, Dives [ref.], de que sus hermanos escucharan a alguien que había regresado de entre los muertos. Mi padre no era un junco que se dejara sacudir por el viento, sino un hombre de convicciones firmes, y valiente hasta la exageración en su defensa de las mismas, antes que alguien dado a inclinarse por lo supersticioso. Por lo tanto, las perspectivas del éxito que yo deseaba no eran en modo alguno tan esperanzadoras como podía desear, a menos que mi mensaje pudiera reavivar en su memoria alguna vibración de nuestra reciente entrevista mientras él dormía, y contribuir así a resultados que yo no podía prever ni calcular. Continuar leyendo «La vida elísea | Capítulo 16: Le escucharán»
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Notas al capítulo
─ Ver el audio correspondiente.
Versión en español
Capítulo 12
Cushna en casa
Aquella sesión escolar terminó cuando yo con mucho gusto hubiera querido que continuara. Pero así sucede con todo lo que encontramos en el Paraíso. La saciedad es desconocida. Los banquetes intelectuales llegan a su fin mientras el apetito todavía está vigoroso, para que la digestión no se sobrecargue y se evite el hastío [ennui] consecuente con el exceso. Sin embargo, donde los platos se preparan con flexible consideración y previsión, como en aquellos que acababa de comer, no se puede esperar ningún atisbo de perturbación orgánica. Donde los profundos misterios de la química, la naturaleza e incluso la creación pueden ser presentados de manera tan tentadora y digerible para las mentes de los infantes, ¿qué necesidad hay de temer por los efectos posteriores? Tales viandas así preparadas sólo sirven para dar apetito a la mente y hacerla tener una sazón, hambre, más vigorosa por lo que está por venir. Continuar leyendo «La vida elísea | Capítulo 12: Cushna en casa»
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Notas al capítulo
─ Ver el audio correspondiente.
Versión en español
Capítulo 5
El ángel de la muerte
En la otra vida hay orden, secuencia y propósito. He tratado de subrayar esto en contraposición a la idea general de que el empleo regular del alma en el Cielo se encontrará cantando «Santo, santo, santo», con el acompañamiento de arpas doradas. No os precipitéis, sin embargo, al otro extremo, e imaginéis que quiero haceros creer que la vida en el Cielo no significa más que trabajo, estudio y desarrollo intelectual. Tal idea sería igualmente errónea. Continuar leyendo «La vida elísea | Capítulo 5: El ángel de la muerte»
Captura de un momento en que Rubén entra en una residencia de ancianos inundada. Es del vídeo en directo hecho por Rubén el día 31 de octubre del 2024, un día después de la inundación por la DANA en poblaciones valencianas y españolas
Al hilo de lo que estamos viendo últimamente por ejemplo en «Desmitificando de nuevo la fe«: unplandivino.net/desmitificando-de-nuevo-la-fe/,
… podemos ver un caso concreto de persona que hace declaraciones de fe muy nítidas: Rubén Gisbert, que precisamente ha sido masivamente difamado a finales de este año 2024, pues, como sabemos, en el mundo estamos básicamente en emociones contrarias a la verdad (en miedo y en las creencias asociadas al miedo), y el error lucha contra la verdad «como gato panzarriba», dentro de nosotros.
Rubén hace declaraciones de fe muy manifiestas, independientemente de lo «pura» o impura que esta fe pueda ser.
La fe no es algo religioso. La fe es la actitud de algo así como una fidelidad a «la verdad interna», que también muestran los científicos, pues la fe se basa en hechos, aunque sean hechos de la certeza sentida internamente (lo que tradicionalmente se llama «conciencia», que es la voz de los sentimientos de la conciencia ─no «consciencia» con ese, sino «conciencia»─).
La fe es como una fidelidad a algo que sabemos que es verdad ahora, y que es algo que deseamos sinceramente para nosotros que sea verdad ahora y en el futuro.
La fe puede estar más o menos impura, en cuanto a que lo que cultiva esa fe sea más o menos fiel a la verdad… pero el fenómeno es el mismo.
La declaración que Rubén Gisbert hace a menudo, es la de «hacer lo que siente que debe hacer», una declaración de lealtad, para poder «morir tranquilo», pudiendo entonces mirar atrás sintiendo cierta paz en ese día de la muerte ─y en general poder mirarse al espejo en el presente, todos los días─.
Y Rubén claramente expresa, por cierto, que ni siquiera cree en la vida más allá de la muerte, y, por tanto, mucho menos «cree en Dios», aunque él y muchas personas asocian de manera irracional y extraña ambas cosas, es decir: la vida tras la muerte, y Dios ─como si fueran indisociables─).
Pero el tema no es ese, porque insistamos, la fe no es algo religioso.
Rubén lo expresa a menudo usando la palabra «deber», en relación a esa especie de «llamada interna» que todo el mundo de algún modo sentimos, y que tiene que ver con un cierto «ser fieles a la verdad y a uno mismo».
Rubén da uno de los mejores ejemplos que he visto nunca de declaración de fe.
Quizá ese tipo concreto de expresión le viene de familia (la expresión del «deber»), y, por cierto, quizá en su familia él tuvo una experiencia algo mejor que la promedio, en cuanto a que su padre y/o su madre puede que fueran más «éticos» que el promedio, en el sentido de que «mantuvieran su palabra» con él, aunque él «sólo fuera un niño».
Esto de ser coherentes con los niños no suele pasar a menudo, por lo que parece, ya que de pequeños todos somos traicionados casi todo el rato con displicencia condescendiente.
Es decir, por ejemplo no se cumplen las promesas hechas a los niños. Con ellos se justifica ser incoherentes. Incoherentes por ejemplo en la enseñanza de lo que se llama «valores», una enseñanza esta que suele ser «inconsciente» y que en general creo que todavía no se tiene como algo realmente importante o primordial, y que ─digamos─ es dada «por el ejemplo», un ejemplo que muchas veces es malo ─es decir, está en desarmonía con la verdad y con el amor─.
… vemos cómo la propensión a la promiscuidad sería fomentada y creada muy tempranamente en la infancia ─junto a las adicciones sexuales en general─.
En este caso vemos la intervención de un chico joven*, Jadda, que expone su caso de relación emocionalmente incestuosa con su madre, y Jesús expone cómo eso interfiere en el tipo de «vida sentimental» que tiene y puede tener Jadda.
Su madre tuvo una ruptura con el padre de Jadda cuando éste tenía 5 años de edad. A partir de entonces la madre fue sintiendo más y más a Jadda como «el hombre ideal» (este sería sólo uno de los factores que «crean el incesto emocional»).
Al final del vídeo Jesús también hace una observación sobre lo difícil que resulta ayudar a prostitutas/os y suicidas en el mundo espiritual (cita uno de los mensajes de Padgett, donde se habla un poco de ello).
Los niños sienten los miedos y otras emociones heridas de los adultos (ver minuto del primer vídeo enlazado: 1:01:53 » … as a child they are your parent’s fears»), pero en cierta medida, de pequeños, todos aprendemos a no expresarlos ─a no llorar, no temblar─.
De pequeños nos volvemos incapaces de expresar esas emociones, pues los adultos dirían que «está mal»:
─ temblar de miedo: nos da miedo ver eso, hay que medicalizarlo en seguida, etc.,
─ o que «está mal» llorar intensamente, sollozar, sintiendo un verdadero duelo por lo que me pasa…
Entonces, como los adultos imponemos el estado emocional al entorno (todos lo hacemos), ese estado es sentido y tiende a ser expresado por los niños, que son más sensibles a las emociones y más naturales y sanos en cuanto a su expresión.
A todos se nos enseña a reprimir eso en alguna medida, para así no molestar a unos padres o madres que no se atribuirán esas emociones a sí mismos, sino que las atribuirán a los niños con juicios del tipo: «qué tontos emocionales que son los niños», etc.
Por eso se vuelve tan complicada la situación con los niños, porque los padres y madres no ven que los niños a menudo están reflejando la condición emocional de los adultos.
Entonces, cuando somos pequeños, esa represión y auto-represión nos hacen revertir en frustración y enfado.
Y todo esto, como dinámica y como contexto, no lo podemos entender mientras todavía somos tan pequeños que apenas hemos desarrollado la consciencia de nosotros mismos y el libre albedrío.
No lo podemos entender en el sentido de que nuestra situación es de entrada que: «algo tenemos que aprender».
Es decir, por nuestra propia naturaleza, como almas, tenemos que absorber emocionalmente algo, ya que todo aprendizaje comienza por el sentir, por lo emocional. No nacemos un intelecto desarrollado como para poder razonar sobre lo que está pasando «energéticamente», emocionalmente.
Y así, las respuestas de enfado o rabia de los niños son digamos «más naturales», «más comprensibles», aunque, en general, a la vez hemos de entender que no podemos justificar la ira ─el enfado, etc.─ sino entender su papel.
De pequeños, esa frustración o ese enfado simplemente los ejercemos o los tenemos ya que se nos ha enseñado a reprimir no sólo las emociones heridas (miedo, enfado…), sino también las emociones que están en armonía con el amor.
Uno de esos enfados es por ejemplo el que corresponde al miedo a sentir la represión de la propia personalidad única que somos cada uno de nosotros
(ver ejemplo en el minuto 1:12:08 en el vídeo enlazado a continuación : «Anger as «fear of the feeling of supression» (when it comes to the expression of the child’s true nature)» https://www.youtube.com/watch?v=aM0ml3RkMHI ─1er vídeo enlazado─).
En este ejemplo, por un lado se nos reprime nuestra verdadera naturaleza o personalidad; y por otro lado, de pequeños en general se nos enseña a reprimir la expresión del miedo y del duelo por la represión, pues en general ya hemos aprendido bastante a tener miedo de las emociones, a reprimir, etc. ─para agradar a los padres, no molestarles, etc.─.
Y resulta que cuando somos niños no sabemos esto; es decir, no sabemos que ese enfado corresponde al miedo a sentir la represión que los adultos ejercen sobre nuestra personalidad única.
Así es como los adultos traspasamos esta dinámica ─»sin querer queriendo»─ a las siguientes generaciones.
De pequeños aprendemos a tener terror al duelo ─a la tristeza profunda que sería liberadora de esos miedos─. Y así, entramos en el camino de las adicciones, del enfado o de la insensibilidad (1:20:06).
Aprendemos a vivir en el enfado y frustración… y en posteriores estados de insensibilidad antestesiada, adormecida, o depresión, etc., con respecto a ciertas emociones.
Confusión sexual
Captura de un momento del segundo vídeo enlazado
Los padres y madres tienen miedos en torno a ser seres incompletos en la vida, en torno a estar incompletos. Y muchas veces van a tender a «completarse» a sí mismos con los hijos ─satisfacer sus anhelos heridos de pareja, sus anhelos heridos de amor, etc.─.
Esas motivaciones confusas, que motivan el cuidado, el amor, en una familia, son absorbidas por los niños como bases para la definición de la vida, para la definición del amor, etc.
Esas motivaciones miedosas son en realidad violentas, pues todo miedo que no sea sentido humildemente será «proyectado» (por el adulto en este caso), y eso mismo es la violencia ─esas motivaciones que están en desarmonía con el amor, cuando no son sentidas humildemente─.
Ese «amor» que los padres o madres dan, en adicción, para no sentir sus miedos y su duelo por no haber sido queridos en la infancia (o por no encontrar a su verdadera pareja, etc.), en realidad no es amor, por muchos gestos de atención, abrazos, besos, etc., que muestre dicho «amor» que en realidad no es amor ─unos gestos, estos, que muchas veces a los niños se les fuerza a realizar, para que ellos repitan superficialmente en su comportamiento, sin sentirlo, ese «amor» que supuestamente existe─.
Aquí tenemos pues una causa principal de la confusión enorme que hay sobre el amor y sobre la vida ─en el planeta y en muchos desencarnados─. La causa es el hecho de que no comprendemos emocionalmente los principios que estamos viendo todo este tiempo (sobre que la adicción emocional no es amor, sino lo contrario, etc.).
─ Ejemplo a visualizar:
48:31 «… lo que acabas haciendo» (en los años de pubertad) «…es unir el placer con el enredo con el progenitor del sexo opuesto» // «… what you end up doing» (puberty years) «is joining pleasure with the enmeshment with the opposite gender parent»: https://www.youtube.com/watch?v=7vk1nFBAshM (2º vídeo enlazado)
Sobre culpar a la madre, al padre, etc.
Y no se trata, entonces, de hacernos irresponsables con nuestros errores, nuestros pecados, culpando principalmente a madres o padres, y demás personas (minuto 49:10 del segundo vídeo enlazado).
Una vez que somos adultos, las causas de esos errores, ya implantadas desde la infancia ─y que en principio vienen de fuera de nuestra alma─ ya están en nosotros.
Así pues, sólo nosotros podemos volver a sentir esas causas y liberarlas.
Y en este camino, además, con la ayuda de Dios, con quien personalmente podemos contactar para que el arrepentimiento y el perdón sean hechos a la manera de Dios, y podamos así transformar un poco más nuestra alma con el amor de Dios ─si lo hemos empezado ya a recibir en algún punto─.
… vemos* un ejemplo sencillo e ilustrativo de un niño o niña muy pequeño que, al tener un trauma, crea asociaciones que dan lugar a esas creencias falsas que, luego, estructuran nuestras vidas.
De esas asociaciones nos vamos a responsabilizar en algún momento, al ir creciendo e ir dejando realmente atrás el trauma que sea.
Y los adultos, que de una manera u otra siempre maltratan a los niños, no son los responsables de la manera personal en que nosotros fabricamos esas asociaciones cuando apenas teníamos desarrollado el libre albedrío (los adultos son responsables del acto malo, y de haber fomentado nuestra degradación, pero no son responsables de nuestra respuesta interna).
Este material puede servirnos para acompañar el tema de la fe, de cultivar el deseo de darse cuenta de todos los errores ─de todo lo que hemos hecho después en base a las creencias falsas─.
En nuestra alma, entre el momento del trauma y los miles de errores que luego cometemos, hay muchísimas cosas almacenadas, y la responsabilidad de su almacenaje ya es sólo nuestra.
De esas cosas ya no queremos ni darnos cuenta, y mucho menos queremos sentirlas humildemente para deshacer nuestro error ─nuestro pecado, nuestro desatinar en la diana del amor perfecto, tal como Dios entiende el amor─.
____
* Material original (min. 35:28 al 1:01:00):
─ https://www.youtube.com/watch?v=wplTmFHDj74 ─ 20241006 1100 DT Living Room Tour US Day3 Part1
─ Es un evento de Jesús y María Magdalena en los USA (nº9, octubre 2024)
… vemos un fragmento de un vídeo* de Eloisa.
Ella es una de las amigas australianas de Jesús y María Magdalena de las que más práctica tiene ─digamos─ en el tema de «la manera de Dios».
Eloisa testimonia sobre un momento que fue para ella de esos que «te cambian un poco la vida», al ver que algo funciona en este experimento con el alma de uno mismo y su poder, al ir poniéndose más «a la manera de Dios».
Trata del problema que todos tenemos con la verdad y de cómo cambia nuestra ley de atracción, en un sentido práctico. Es decir, trata del simple problema de no querer reconocer las cosas, cómo nos sentimos realmente… ─el problema que tenemos de «deshonestidad» a nivel emocional, etc.─.