Conversación con una mamá de España: crianza, naturaleza, educación, alma, Dios, verdad divina

En este audio…
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… hablamos con una mamá española que es de las pocas personas que conozco de España* que ha «seguido» casi todos los materiales.

Hablamos brevemente de algunas experiencias y «auto-traiciones», procesos, etc., en aspectos básicos de la vida con respecto a los niños, etc.

(Por cierto, podríamos haber seguido más, pero tras ese tiempo había que ir al servicio 🙂 )

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* España, esta «nuestra» desertizada «nación-estado» (tan lamentablemente odiada, en desmedro de sus odiadores 🙂 ).

El motivo fundamental por el que «el sistema» es insostenible | Un audio que quizá casi ningún papi-mami querría oír

En este audio…
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… hablo un poco sobre la relación entre:

– la crianza y/o «educación»,
– el dinero,
– dar y recibir,
– materialidad (necesidades físicas),
– la relación con «la naturaleza»,
– la «responsabilidad deseante»,
– las heridas emocionales,
– nuestras dependencias materiales y emocionales,
– «el sistema» (social),
– sujeción social (aborregamiento)
– la verdadera razón de la «insostenibilidad», etc.

 

 

Potpurrí 2023: Alma Gemela; Emprendedores; Sistema; Trabajo… | Despidiendo 2023

En este audio hago una especie de despedida del 2023 :), con un potpurrí o «coctelera» de temas…

Enlaces al audio:
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… y hablo de algunos aspectos básicos sobre:

– el alma gemela,

– la pasión y el servicio en el tema del «trabajo»:
«emprender», «jóvenes emprendedores», empresas en internet… etc.

Los canales que cito para hablar del segundo de los temas son canales de youtube, hechos por personas en general muy jóvenes y con mucho éxito (en plan «abundancia» y esas cosas):

– «Tengo un plan»
– «Adrián Sáenz»
– «Itnig«

Al chico de uno de los casos que comento un poco, el que vive ahora en Dubai, y que se llama David Tevosyan, lo podéis ver entrevistado en el canal de «Tengo un plan».

También en ese canal entrevistaron a otro David, del que también comento algo ─el culturista y empresario David Marchante─.

En «Itnig» podéis ver cosas más «técnicas»; es decir, unos casos que, a grandes rasgos, parece que son «explorados» con una intención más técnico-económica, digamos.

En «Adrián Sáenz» hay muchas cosas, variadas: entrevistas similares a otros «emprendedores» como Adrián, tutoriales, etc.

 

La hermandad más allá de la perfección natural

En este texto y audio…

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Para el texto: ver abajo ─sólo en formato web, por ahora─.

… vemos lo desarrollado en el texto colocado abajo, que introduzco, leo, y apenas comento, en el audio.

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Texto

Índice
– Dos tipos de sensación de «hermandad»
– ¿Hermandad más real?
– La sensación de «oportunidad perdida» y un material relacionado
– Las trampas lógicas de los diversos caminos del amor natural, más o menos arrogantes
– Versión parcial en inglés (English partial version)

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Dos tipos de sensación de «hermandad»

Ahora que en este verano del 2023 estamos quizá abriéndonos a sentir de otra manera, quizá, y con algunos de los últimos audios, algunas cosas sobre el arrepentimiento, recordé el caso que vimos acerca de cierta «necesidad» en la que a menudo parecen encontrarse los espíritus perfectos en amor natural (dimensión 6).

Es la necesidad de «visitar dimensiones inferiores», si quieren progresar más allá; es decir, si quieren hacerlo ahora en el camino del amor divino, pues sólo se puede ir más allá de la dimensión 6 si se recibe/pide amor a Dios una primera vez ─o bien, se sigue pidiendo si ya se recibió─.

Continuar leyendo «La hermandad más allá de la perfección natural»

¿Cuándo se completan los procesos de arrepentimiento y de perdón?

En este audio y texto:
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– Enlaces al texto: pdf     (versión 1.01; 25 julio 2023)

… vemos este tema fundamental:
Cuándo quedarían completados los procesos de arrepentimiento y de perdón.

La relación con Dios es en realidad el tema más importante del audio.

Aquí debajo coloco el texto también en este formato web.
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¶ Índice
Introducción 
– Parte I: Transcripción y comentarios 
La terminación del proceso de perdón 
La terminación del proceso de arrepentimiento
– Parte II: Comentarios finales 
Comentario 1: la relación con Dios
Comentario 2: “sacar a Dios de la ecuación”, y el ejemplo del aborto para ilustrar las observaciones claves con las que termina la conversación de Jesús y M. Magdalena

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Introducción

En la primera parte abajo está la transcripción literal, traducida, de una parte de las enseñanzas presentadas en la cabecera. Haré algunos comentarios al hilo de lo que hemos visto en algunos audios y textos recientes. Pongo comentarios durante la misma transcripción, que van entre corchetes, dentro del cuerpo del texto o aisladamente. Y en la parte II hay unos comentarios finales.
La forma de transcribir es a veces poniendo quién dice qué cosa, pero otras veces no es así, y simplemente delineo el curso de la conversación tal como de forma natural se podría hacer si fuera un monólogo sobre el tema que están tratando.
Parte I: Transcripción y comentarios
Jesús y María Magdalena comienzan observando —con algo de retintín, como suele ser usual en estas conversaciones grabadas, aunque sin ánimo de herir a nadie— que usualmente nos decimos que el arrepentimiento y el perdón están terminados mucho antes de que lo estén, e incluso mucho antes de haber siquiera empezado [esos procesos de arrepentimiento y/o de perdón].
La terminación del proceso de perdón
¿Cómo sé que el perdón está terminado, hecho? Cuando el dolor emocional y el sufrimiento ya no son algo que pueda ser sentido por mí, ni algo que pueda ser recordado emocionalmente por mí. Así, hemos perdonado, y está terminado.

Continuar leyendo «¿Cuándo se completan los procesos de arrepentimiento y de perdón?»

Nuestra valía y el pecado intencional | Texto, y enlaces al audio

[Última actualización: 24 julio 2023: subido también el texto en formato pdf, además de formato web]

Índice
– Introducción (y enlaces al audio y al pdf)
– El pecado intencional: refuerzo de las primeras heridas emocionales, en el sentido de invitar a «tomárselo personalmente»
– El pecado intencional y el «orden de prioridades»
– El pecado intencional hecho un niño/a: el perdón y el arrepentimiento; ejemplos básicos; prioridades; aborto
– Más sobre la valía y sentir personalmente los ataques
– Pecado intencional y control
– La familia y el aborto
– Más «utilización de pecadores»: la Nueva Era
– Notas
– Textos y audios relacionados

Introducción (y enlaces al audio y al pdf)

A continuación, en los apartados de abajo, va un texto leído en este audio:
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Enlace al mismo texto de abajo, en formato pdf:  pdf   (versión 1.01. 24 julio 2023)

En realidad, antes de nada, es muy importante señalar que de este tema ─el del «pecado»─ lógicamente no queremos hablar a fondo y racionalmente, en general.

(Así, por cierto, de cierto modo le entregamos el tema del alma, y el tema de Dios, al «devenir dogmático» de las diversas religiones; o bien, entregamos el tema Dios a «espiritualidades» donde no necesariamente se distingue entre el amor de Dios y el amor natural… etc.)

Y entonces, veamos lo simple o incluso lo «fácil» que nos lo habría hecho o puesto «el universo» (si no se quiere hablar de «Dios», incluso ─podemos decir «el universo», «la vida», etc.─):

1. No hay casualidades.
2. Los eventos (incluyendo cómo nos tomamos los eventos) expresan la condición del alma.
3. Los eventos expresan dicha condición tanto individual como colectivamente.
4. Esa condición del alma (de cada cual) no es la condición óptima.
5. No es lo óptimo porque está en desarmonía con el destino del alma (y con su origen o estado inicial de pureza, es decir, de no estar condicionada por diseño a ser así o asá).
6. Lo que provoca esa desarmonía (entre el alma y su destino/origen) es algo concreto.
7. Ese algo concreto se llama «pecado».
(Lo podríamos llamar «error», pero parece sensato reservar la palabra «error» por ejemplo para casos como los de un aprendizaje digamos más «banal», cuando por ejemplo un niño, al aprender a andar, se tropieza y «yerra».
Pero el fenómeno sería esencialmente el mismo, porque siempre se puede conceptuar como «desobediencia a las leyes naturales».
Aprendiendo, el niño está así como «desobedeciendo» la ley de la gravedad. Esta ley sería simplemente «amorosa» ─si trabajamos en base al supuesto de que el universo no está hecho «a mala leche»─.
Así pues, la categoría de pecado podríamos hacer que sea más general, e incluya el caso no-intencional. Pero la mayoría de nuestros errores en realidad son más intencionales de lo que nos parece, o de lo que querríamos entender que son ─con más o menos fachada por nuestra parte, con más o menos disimule, máscara, e incluso fingimiento, etc.─.)

Entonces, la palabra «pecado» ha sido «muy mal empleada», en muchos sentidos de «mal» ─en «mal empleada»─.

Técnicamente, y dicho muy brevemente, pecado es simplemente:

– aquel comportamiento («comportamiento» aquí incluye deseos, intenciones, etc.) que está en desarmonía con el amor y la verdad,

– o la ausencia de un comportamiento que esté en armonía  con el amor y la verdad.

El pecado degrada el alma, y como dijimos, esa degradación tiene consecuencias individuales y colectivas ─pues el alma es «lo importante», lo que gobierna nuestra experiencia en muchos sentidos─.

Una clave aquí, entonces, es que el pecado es mucho más intencional de lo que quisiéramos creer, pues nuestro deseo de ignorancia acerca de sus consecuencias es en seguida cultivado por nosotros, como deseo, personalmente, en cuanto crecemos ─en cuanto maduramos más o menos─.

Es mucho más intencional de lo que nos gustaría creer, y ello por mucho que sea una cuestión muy de «mente-colmena», de «masas» humanas más o menos normalizadas, según la época… es decir, una cuestión de que «están bien vistos» ciertos comportamientos desamorosos y falaces, o la ausencia de comportamientos amorosos y francos.

Tal como aprendemos con Jesús, el pecado intencional recibido por nosotros nos causa a menudo mucho “auto-desamor”, en el sentido de causar o favorecer en nosotros un valor propio bajo, un bajo sentido o sensación de nuestra propia valía personal (a menudo muy bajo).

Pecados intencionales son por ejemplo evidentemente los golpes y gritos, realizados hacia otras personas; es decir, esas cosas que físicamente recibimos casi siempre como pecado cuando somos pequeños.

(Pero, muy importante (!): Ver el tema de «Los gritos a una madre como llamada al arrepentimiento de la madre«, aquí: unplandivino.net/ira-hijos-arrepentimiento/)

También son pecados la displicencia* y la condescendencia más o menos arrogante que reciben muchos niños ─o todos los niños─ a veces de forma continua, y que en general reciben los niños en casi todos los ámbitos donde se ven rodeados de adultos o en general de cualquier persona: madres, padres, compañeros «amigos», profesores, etc., pero también desencarnados (= «espíritus»).

Por un lado, por tanto, tenemos todas esas cosas intencionalmente hechas a los niños. Pero, por cierto, también tenemos el incesto emocional, que es aparentemente algo que podría parecernos «demasiado sutil», pero que también sería muy intenso y grave en tanto que pecado intencional, pues es una “intención herida proyectada” hacia nosotros, personalmente.

La fachada de buena madre y padre nos lleva a validarnos, a justificarnos a nosotros mismos como «conocedores de lo que es cuidar bien«, como conocedores de lo que es ser unos «mamás-papás buenos» (por ejemplo «sacrificados», sacrificados de algún modo… o «dadivosos», pero por adicciones emocionales más o menos bien vistas socialmente ─Navidad─, etc.).

Pero en estado de sueño sabemos que la fachada o máscara nos la solemos quitar ─o quitar bastante─ y por tanto solemos actuar «desde la herida» (en la fachada y sus adicciones emocionales).

Es decir, el pecado intencional hace que:

– la valía de nuestros «sometidos» (niños, etc.)

– quede enlazada a un «conocimiento del miedo» (en este caso, el miedo relativo al pecado de «incesto/abuso»).

Jesús nos comentaba cómo es que en la vida, en general, tenemos asociado nuestro sentido personal de valor, de valer, de valía, con un conocimiento que en general no está en armonía con el amor, sino con el miedo.

Es decir, en la vida pensamos ─con más o menos arrogancia─ que sabemos, que ya conocemos lo que es amar, cuidar (por ejemplo: ser buenos hijos, madres, padres, etc.), pero ese conocimiento suele estar muy en desarmonía con respecto a cómo ve Dios el amor y la verdad.

En la vida vamos arrastrando miedo desde los eventos pasados. Este miedo y muchas otras emociones se quedan dentro de nosotros sin procesar, así como bloqueadas (sin «llorar», etc.). Y eso va así como minando nuestra pureza, condicionándonos, armando en nosotros un «conocimiento» sobre el cual iremos basando nuestro comportamiento.

Y como la base de ese «conocimiento» es muy miedosa, el resultado de nuestro comportamiento nos mostrará en muchas ocasiones que estamos en desarmonía con el amor («sembraremos vientos, y recogeremos…«).

El «problema» añadido, aquí, es que usamos instituciones (empezando por el hogar ─y tradiciones, etc.─, que a veces son muy complejas) para justificarnos a la hora de sustentar todo esto (esta es en parte otra cuestión, aunque es completamente insoslayable y está inextricablemente enlazada).

Entonces, lo que son prácticas «normales de sacrificio», en la vida de vigilia, «de día» (unas prácticas «puntuadas» quizá por maltrato de algún tipo más flagrante, que «sirve» así como para que los padres, madres, etc., puedan desahogarse un poco)… eso, esas prácticas, son la cara A de una cara B que tiene lugar en estado de sueño, donde nuestra vida se convierte en pecado intencional más claramente ejercido (o sin tapujos, directo, el que por ejemplo es ejercido hacia los menores).

En el caso de que, además, las madres y padres sean muy claramente no tan «buenos» como lo querrían aparentar (mismamente en el caso de por ejemplo haber abortado, incluso espontáneamente), es lógico pensar ─y fácil de constatar, por lo que vi─ que «la fachada de buenos padres» se verá en general exacerbada, o paradójicamente más exacerbada.

Entonces, veíamos que ese incesto emocional es como una utilización energético-sexual de los niños por parte de madres, padres… etc.

Dicha utilización se daría:

– tanto en el estado de vigilia, con «proyecciones» o «bombeos energéticos», por así llamarlos, y que de algún modo confunden, mezclan, el tipo de amor «alma gemela» (del que todos tenemos anhelo, por diseño), con el amor en general (el «de amistad» en general, digamos)…
(y, claro está, a veces también ocurre simplemente con abusos físicos «reales», es decir, en este estado de vigilia).
(Ver algunas reflexiones sobre la amistad por ejemplo en: «Mi abuela: «salvada por el jamón serrano»… y aprovechamos para hablar de cómo es que «Dios es vegano»«: unplandivino.net/salvada-por-el-jamon/)

– así como esa utilización, ese incesto emocional, también ─o quizá sobre todo─ se daría en el estado de sueño, es decir, cuando vamos a dormir y salimos del cuerpo físico en el cuerpo-espíritu, pues nuestros actos en el cuerpo-espíritu pueden ser muy directamente abusivos hacia personas vistas como inferiores o que, debido a sus heridas emocionales, simplemente son más moldeables.
(Y lo que sucede en el estado de sueño sería igualmente real, ya que somos el alma que da vida tanto al cuerpo físico como al cuerpo-espíritu.)

Este incesto emocional, que sería generalizadamente «sólo» emocional (aunque, como dijimos, en estado de sueño estaría muy generalizado el «pasar al acto», en alguna medida ─según parece─)… este incesto emocional es, por tanto, otro pecado intencional recibido por nosotros como almas desde que somos pequeños.

Y, por lo que parece, por lógica, debido a toda esa “obsesión con los hijos” ─que constatamos─, y debido a todo ese “tabú de la madre” o «tabú familiar» en general ─que también constatamos─, resulta que este pecado del incesto emocional sería mucho más corriente de lo que pensamos que es. Es decir, ocurriría en una medida bastante abundante en casi todas las familias u hogares, tal como parece a todas luces cada vez más evidente.

Luego, en general, todo ese pecado intencional recibido desde pequeños, al no perdonarlo (al no sentir, al resistirnos a simplemente sentir y dejar fluir el dolor emocional acumulado por ello), estaremos resentidos, y nosotros mismos en seguida cometeremos actos más o menos desarmónicos, es decir, actos que estarán más o menos en armonía con el tipo de actos (pecados) que cometieron o tenían la intención de cometer los adultos (y/o los hermanos, etc.) de los que aprendimos a hacernos la fachada para no sanar el yo herido.

Son actos a veces muy desarmónicos, como el de instigar abortos, etc. Y, de entrada, podríamos verlos o sentirlos, en cierta medida, simplemente como una especie de «venganza ciega contra la vida».

El pecado intencional: refuerzo de las primeras heridas emocionales, en el sentido de invitar a «tomárselo personalmente» más o menos temprano en la vida

Un aspecto clave en estas cuestiones es el condicionamiento, pues todos tenemos heridas emocionales absorbidas desde nuestra estancia en el útero.

Aunque, cuidado: luego «el pecado es el pecado»; es decir, es un deseo o intención que tenemos de hacer eso, lo que sea (lo hagamos o no), y no podemos responsabilizar directamente a las heridas, muchas o pocas, que tengamos en el alma ─en tanto que emociones erradas─.

Es decir, las heridas son condicionamiento, sí; pero podemos y hemos de hacernos cargo del simple hecho de que el primer y principal motivo de que pequemos es que queremos hacerlo (en ese momento).

En el momento, aquí y ahora, hacemos o hicimos eso, y a nosotros nos toca responsabilizarnos de esa intención.

Y vale que en la vida vamos «como locos», es decir, vamos más o menos arrastrados por una vivencia en el yo herido más o menos confusa, más o menos aturdida… viviendo en ese «yo» o esa parte de nuestra alma ─con los bloqueos, etc.─ que Dios no puso, no hizo, en nosotros ─o si se quiere decir así: que «la vida», en su esencia, no puso en nosotros, si por ahora no se quiere creer en un Dios personal infinito, tal como muchos hemos comprobado que existe─.

Y vale que así, en ese yo herido, viviremos por tanto más o menos enfebrecidos, huyendo de sentir esas partes heridas de nosotros, y vale que en ese estado haremos ─o dejaremos de hacer─ cosas que en realidad alimentarán más el yo herido (pecados)… vale todo eso… pero, aun con todo, es a nosotros a quien nos toca sentir la intención de pecar y seguir pecando, reconocerla y sentirla humildemente, ya sea que la hayamos cultivado mucho o poco ya, ya sea que la hayamos recibido como «mal ejemplo» por parte de adultos, etc.

Es decir, para sanar hemos de desarrollar el carácter, sintiendo y soltando nuestras resistencias:
– resistencia al amor (es decir, a cambiar nuestra definición de amor empezando por reconocer y sentir la que tenemos, y reconociendo con honestidad cómo y cuánto queremos aprender sobre el amor «real»);
– resistencia a la fe (y así esa falta de fe o escasa fe, no puede generar deseo sincero);
– resistencia a la verdad (a la honestidad, etc.);
– resistencia a la humildad; es decir, resistencia a la hora de sentir el miedo, o cualquier emoción en general (positiva o negativa). Etc.

Los adultos transmitimos, pues, las heridas emocionales a los niños. Esto lo hacen madres, padres… Y, debido al gran rol emocional que tienen las madres biológicas, las heridas son pasadas en gran medida y al principio muy intensamente por la madres biológicas ─así como «sin querer queriendo»─.

Es decir, en el principio del traspaso de tales heridas por parte de los padres, aunque todo parezca ser «tan inconsciente» (y a la vez «transgeneracional»), siempre hay un matiz de intencionalidad, en el sentido de que si yo, cuando soy adulto/a, no sano mis heridas ─por ejemplo, como futura progenitora─, entonces, lo que ahora le sucede al niño/a ─al absorber éste, ésta, mi condición emocional herida─ cae o entra en gran medida bajo mi responsabilidad álmica, por el sencillo motivo de que yo, como adulto que ya tiene bastante autoconsciencia desarrollada, y bastante ejercicio del libre albedrío a sus espaldas… yo, no he sanado ni deseado sanar nada o casi nada en mi alma.

Sobre todo al principio de la vida del niño/a en el útero, muchas de esas emociones ─pero quizá no todas de entre esas emociones que vivo ahora como adulto y que están «sin sanar» (miedos, vergüenza sexual, etc.)─, muchas, son sentidas y absorbidas por las almas de los niños en el útero ─y son así vividas por ellos─.

Y esa absorción se da de tal forma que en principio parece que podríamos decir lo siguiente en general sobre ello: «no es algo que se dirija personalmente hacia o contra el niño/a«.

Pero, como dijimos, pese a eso, sí hay muchas emociones que serían dirigidas muy personalmente hacia la existencia misma del niño/a, como por ejemplo la incomodidad por el mero hecho del embarazo, del cambio que supone en la vida, etc. ─que es una emoción que frecuentemente lleva al aborto, es decir, al asesinato─.

Por cierto, y muy importante: también las emociones verdaderamente positivas entrarán ─por supuesto─ bajo mi responsabilidad álmica, como adulto ─y evidentemente «puntúan bien», digamos─.

Entonces, esos miedos, y esos miedos a sentir, que son miedos que todos tenemos, y también tiene la madre biológica al principio (es decir, esa falta de humildad, en tanto que la dificultad que todos tenemos en algún grado a la hora de patalear, temblar, sollozar… y liberarnos como niños pequeños, etc.), esas emociones erradas… esa resistencia a la humildad… todo eso es en seguida más o menos bombeado a menudo muy personalmente o cada vez más personalmente hacia la existencia del niño/a por nacer o del ya nacido.

En cuanto a los no-nacidos, es evidente que en muchos casos más o menos «molestan», perturban las vidas, inquietan por lo que pasará o no pasará en el futuro, pues las almas recién venidas al mundo ─o que están en el útero o probeta─ cambian la vida de los adultos ─tal como se suele decir─.

El pecado intencional y el «orden de prioridades»

Nuestro «sentido herido de nosotros mismos» nos hace que «nos dé igual todo» en algunos aspectos básicos, y no valoramos el arrepentimiento, etc., pues estaremos bastante a gusto con ciertos sacrificios que ya realizamos o que tenemos como «norma de vida», en el sentido de que «sacrificamos» el orden de prioridades natural en cuanto al amor.

Por ejemplo, al nosotros vivir en el yo herido, podemos tener y construirnos con el tiempo una «fachada de buena mamá» o de «buen papá», más o menos intensa como fachada. De ese modo estaremos sacrificando el amor por nosotros mismos por el «amor» a los demás (los niños) ─un «amor» entre comillas─. Es decir, justificaremos el sacrificio, con más o menos fachada.

Bien entendido ─pues esto puede darnos pie a confusión─ el orden de prioridades «en la vida» es que nosotros vamos primero en estas cuestiones del amor.

Eso se debe a que, si en el fondo, con lo que hacemos, nos sacrificamos, nos estaremos haciendo más infelices a nosotros mismos (ya sea a la larga o en el plazo más breve). Y si somos infelices irradiaremos eso y enseñaremos eso «al universo» ─una lección en realidad «falsa»─.

Claro está que no querremos entender que lo que hacemos es efectivamente sacrificio, sino que lo llamaremos «amor», «cuidados», etc. Pero la mayoría de cosas «en sociedad» (y en el hogar) suelen ser sacrificio, al simplemente no estar hechas totalmente «de corazón».

Y así, no podremos realmente beneficiar a nadie. Al final, en la situación, nadie saldrá realmente beneficiado, en el sentido de que el resultado no va a ser armónico de verdad con el desarrollo de todos los participantes. Es decir, no será armónico con un desarrollo real de los participantes como almas. Sí que podría satisfacerse un desarrollo por ejemplo como «cuerpos» y/o «mentes» que han de recibir una determinada educación para adecuarse a cierto sistema de creencias, cierto sistema social, etc.

Y, claro, pusimos entre comillas «amor» ─al hablar de «amor» por los demás─, porque en este caso, y como en el fondo ese supuesto amor es en realidad prácticamente sólo sacrificio, será como poco un «amor distorsionado» que a veces no tiene nada que ver con cómo Dios considera el amor.

El amor no sacrifica ni se sacrifica. El amor nos habilita a todos para ser realmente más felices, por ejemplo cuando nos habilita a sentir y practicar un verdadero altruismo, uno realmente espontáneo, un altruismo que nos salga de verdad de corazón.

El pecado intencional hecho un niño/a: el perdón y el arrepentimiento; ejemplos básicos; prioridades; aborto

El adulto que comete un acto que objetivamente degrada su alma y la del niño/a (pecado), a menudo va a querer que el niño no sienta hasta el final las emociones relativas al perdón de ese acto, o ni siquiera las empiece a sentir.

Es decir, un adulto que por ejemplo maltrata físicamente, a menudo no querrá (él u otros adultos cercanos) que el niño llore tras ser pegado.

La voluntad de que el niño no «suelte» el alma ─de que el niño no libere emociones─ es otro pecado que se añade al del maltrato físico, pues alienta al niño a no perdonar; es decir, le alienta a cometer un acto en desarmonía con una «ley básica del alma», la ley que nos dice que, para nosotros estar bien, hemos de liberar todas las emociones (y las relativas al perdón en la situación serán de «lloro», «duelo», por lo que el niño ha recibido como pecado de parte de sus progenitores o adultos cercanos).

Cuando el adulto maltrata, si a su vez sigue sin hacer su propio duelo, o sea, si sigue sin liberar de su alma las causas emocionales que hacen que tenga esa intención de pecar y que además la ejerza, ese adulto, inevitablemente, seguirá acumulando culpa ─la muy narcisista culpa─ y emociones similares superficiales de vergüenza, etc.

Hará eso en vez de afrontar las causas emocionales de sus actos; es decir, en vez de arrepentirse sinceramente y perdonar a su vez aquello que pueda surgir o descubrirse en el proceso (como causas emocionales profundas de nuestras intenciones de pecado, pues las causas serán en general resistencias a sentir emociones alojadas muy profundamente en nosotros, y que son relativas a las «cuestiones a perdonar», las cuestiones «a volver a sentir sin miedo»).

El adulto está, pues, viviendo en el miedo a sentir sus propias heridas emocionales, y esto lo puede hacer con más o menos fachada de «buena madre/padre»; o bien, obviamente puede trasladar esa actitud hacia el mundo exterior, para alimentar fachadas externas de todo tipo ─externas a la situación íntima en el hogar: fachada de buen profesional, buen ciudadano, jefa, jefe, político, etc.─.

Proteger el miedo es una desarmonía en el amor con uno mismo, viéndose «uno mismo» como alma (pues el alma no está hecha para albergar lo desarmónico con el amor, para bloquearse así).

Por tanto, ese comportamiento nos hará tener inevitablemente ─tener y vivir en─ conceptos distorsionados del amor a los demás.

Es decir, sacrificaremos el amor hacia nosotros mismos por un modo de tratar, cuidar, amar a los demás… por un modo de concebir como posibles ciertos modos de tratar a los demás, que están en desarmonía con la manera en que realmente es el amor ─la manera de Dios─.

En este caso de maltrato directo, simplemente se trata de lo que podríamos quizá denominar un pecado «directo», aunque podemos justificar nuestra intención de muchas maneras: «es que hay que pegar a los hijos por su bien» (sería la más evidente)… pero aquí ─y como fácilmente se comprueba─ hacemos todo tipo de malabares, es decir, de complejas maniobras justificatorias.

El caso del aborto también es muy simple de ver en este sentido, pues por nuestra comodidad estamos dispuestos a sacrificar una vida.

Entonces, somos resistentes, simplemente, al concepto de humildad que tiene Jesús: «deseo apasionado de sentir todo«, sea como sea la emoción, el deseo, etc. Esta falta de humildad, esto tan general, es una desarmonía en el amor a nosotros mismos. Y así, simplemente sucede que el motivo de muchas de las cosas que hacemos es para no tener que sentir por ejemplo esas incomodidades a las que acabo de aludir, y para no sentir las causas emocionales de por qué estamos dispuestos a cometer pecados y degradar así más nuestra alma.

Más sobre la valía y sentir personalmente los ataques

La valía, el sentido de «amor propio», en el niño, es una clave. Los niños siempre reciben ataques personales, aunque sólo sea maltrato emocional: displicencia más o menos arrogante, etc.

Esos ataques nos invitan a concebirnos malos en sí mismos. Es decir, cuando el ataque es personal, tenderemos a sentir, cuando seamos mayores, que lo que vivimos es un ataque personal.

Como vemos en los resúmenes sobre el tema del arrepentimiento y perdón (ver página aquí), de pequeños sentimos la intención del pecador (madre, padre, etc.), y eso crea en nosotros «sentimientos terribles si nuestra valía ya ha sido dañada«.

Y la valía ─en tanto que el sentido más básico que diríamos que «funda» el amor a uno mismo─ se ve potencialmente muy dañada desde que estamos en el útero absorbiendo muchas emociones heridas que luego no nos enseñarán a soltar, sino todo lo contrario.

En la vida habrá ocasiones en que sí podamos soltar esas emociones negativas tan tempranamente absorbidas, pero terminaremos haciéndonos una fachada a imagen de los adultos, y, por tanto, ya sea muy intenso o poco intenso el ataque personal recibido, este ataque nos hará tomarnos la vida en plan: «hay algo mal en mí» ─pues de hecho ya nos sentimos muy mal con nosotros mismos─.

En cuanto al ejemplo de la intención ejercida en un aborto, podemos preguntarnos: ¿es una intención personalmente dirigida hacia la persona, es decir, hacia la esencia única que está de hecho encarnada ya en el útero? Así lo parece, en el sentido de que a esa alma se le causa ese trauma (de violencia al cuerpo físico) por lo que ella es en sí misma: una vida concreta, aquí y ahora, pero que «no interesa».

Pecado intencional y control

La gente que tiene miedo a arrepentirse (es decir, en realidad todos nosotros, en algún grado) es más manipulable o controlable, pues en general tener cualquier tipo de miedo nos lleva ser así.

Entonces, por lógica, cuanto más cosas tengamos sobre las cuales arrepentirnos, más manipulables seremos.

Podemos ponernos en una especie de caso general extremo, y pensar en personas muy manipuladoras que, recordemos, si son así es a su vez por miedo, básicamente (es decir, debido a la resistencia a traspasar el miedo que ya tienen ─claro está─).

En los hogares hay personas con actitudes a veces muy controladoras o manipuladoras ─aunque todos los adultos somos un poco así en el ámbito más íntimo, familiar, etc.─.

Y luego, en algunas instituciones, vemos que prospera esa misma actitud como «actitud normal», o incluso como la actitud que es necesario cultivar para poder siquiera permanecer en esas instituciones y sobre todo en algunas posiciones dentro de ellas. (Obviamente aquí me refiero a instituciones como las militares y policiales, o todo tipo de cuerpos de seguridad y vigilancia, y en general escuelas, etc.)

En esos casos extremos la vida en realidad se vuelve literalmente perversa, pues toda la sustancia de los actos, del comportamiento, se podría resumir en «técnicas para controlar a pecadores», y justificarlos y/o enseñar a que se justifiquen a sí mismos.

¿Cómo nos justificamos en las diversas instituciones? Por ejemplo cultivando dogmatismos de todo tipo: religiosos, nacionales, familiares, etc. Y entonces, en todos esos lugares, para sostener todo eso, le ponemos un poco de sublimidad, o bien de «espíritu épico», de una epicidad más o menos «heroica», o de cierta «politicidad», o ponemos «ideales» diversos como aderezo… pero no deja de ser lo que es, por mucha «sal y pimienta ideales» que añadamos o queramos añadir: Son «escuelas de pecado», por decirlo rápidamente.

Jesús nos puso un ejemplo de «escuela militar» sacado de su vida en el primer siglo. Y es que su padre biológico, José, quería que Jesús cumpliera el rol de Mesías político-militar; y así, en su infancia, Jesús fue metido a una escuela sobre la guerra y todo lo relativo a ésta (incluyendo «guerra psicológica», pues por ejemplo tenían que realizar prácticas de abuso sexual; tenían que aprender a realizar ese ataque personal, y se lo hacían practicar a los niños desde muy pronto, perpetrándolo con niñas semiesclavas o esclavas, etc.).

Lógicamente, esas escuelas usan técnicas que explícitamente se aprovechan de las leyes básicas y simples sobre el alma, sobre el ánimo, sobre la dinámica emocional.

Como hemos dicho, una persona que tenga «muchos pecados» en su haber será más controlable, pues la persona tendrá más miedo a sentir todo lo que le ha hecho a los demás, cuando estuvo dañando así ─con todos esos pecados─ a los demás y a su propia alma en el proceso ─al cultivar esas intenciones desarmónicas con el amor─.

Esas intenciones no están en consonancia con el diseño o propósito del alma y las leyes naturales ─que son amorosas─; así que ya sólo el hecho de tener y mantener en el alma esas intenciones acarrea sus consecuencias ─ya no digamos las que acarrea el poner esas intenciones también en práctica─.

Podemos recordar un poco la actuación de la ley de atracción aquí, pues en general, «todo» dependerá de las heridas emocionales que ya están alojadas en el alma de los niños, y de cómo se vean los niños reforzados en su resistencia a soltar esas heridas ─a ser humildes con esas emociones─.

En las escuelas militares se verán muy reforzados ─y obligados─ a hacer eso. Y normalmente les será muy difícil resistirse a esos adultos que les quieren conducir tan mal. Si los niños siquiera pueden entrar en esas escuelas es porque ya vienen heridos desde el hogar, y, con el refuerzo recibido allí, podrán aceptar algún tiempo o incluso de por vida esas prácticas ─tras esas invitaciones tan macabras─. Podrán aceptar casi incluso de por vida esa supuesta «formación», ese «comulgar con ruedas de molino», normalizado como «educación militar», «educación patriótica», «educación religiosa», etc.

La familia y el aborto

Volviendo entonces al tema más familiar: El caso del aborto sería sólo un extremo de lo que ocurre con el sacrificio normalizado en las familias, ya que en gran parte éstas son una escuela de pecado, ya que en los hogares no paramos de usarnos entre nosotros para tapar miedos, para no tener que sentir vergüenzas, penas, soledad… Es decir, no paramos de cultivar el pecado de las adicciones emocionales.

Y, por cierto, claro está que el mayor problema para el alma parece ser el hecho de que enseñamos eso a «almas nuevas» que ni siquiera han hecho nada para merecérselo.

En general, madres y padres, «sin querer queriendo», y más o menos ayudados por la configuración de las instituciones (por la obligatoriedad de muchas instituciones bastante desarmónicas con el amor, por los chantajes emocionales sistémicos concomitantes al mero hecho de «tener hijos», etc.)… padres y madres, decíamos… transmiten ─y refuerzan─, en realidad intencionalmente, heridas emocionales a los niños. Eso repercute o condiciona el sentido de valía de los niños.

Más «utilización de pecadores»: la Nueva Era

Otro modo evidente de «usar pecadores» involucra la relación entre el mundo físico y el mundo espiritual, de la cual ya hemos hablado bastante.

Este uso se da mediante las creencias y tradiciones nuevas de la «Nueva Era», por ejemplo.

Un ejemplo de esto son las suplantaciones de Jesús, es decir, las suplantaciones o simulaciones de la esencia única personal de Jesús y María Magdalena, que se realizan o facilitan a través de cursos o libros como el curso de milagros, un curso de amor, la vía de la maestría, etc.

La gente nos vemos atraídos por «verdades a medias», y como no queremos arrepentirnos de lo nuestro y sentir a fondo toda nuestra alma (todo el dolor relativo a nuestros pecados, que muchas veces son el aborto, el aborto espontáneo, etc.), entonces, así, nos metemos más o menos ciegamente en cosas como «la Nueva Era» (pues además, resulta ser realmente muy atractivo, ya que sí que las novedades vehiculadas por libros así simulan partes importantes de lo que podemos llamar «la verdad divina» ─la verdad de Dios─).

Entonces, nuevamente, nos metemos de motu proprio, y a modo de «soldados del pecado», de «soldados del control», en esas «nuevas tradiciones», y literalmente estaremos entregando de una u otra manera el alma a espíritus más o menos controladores.

Esos espíritus (= desencarnados) tienen diversos grados de miedo a perder sus «posiciones» en el mundo espiritual, partes de la dimensión en la que estén, tradiciones, formas de vida, etc.

Es decir, este fenómeno demuestra que estamos en codependencia emocional con el mundo espiritual (igual que lo estamos con gente físicamente encarnada), debido a nuestros pecados y falta de arrepentimiento y de perdón. Y esos espíritus con los que nos «relacionamos» así, están a su vez protegiendo sus respectivos miedos, claro está.

Es decir, estamos en adicciones emocionales con el mundo espiritual (ese mundo adonde todos iremos, pues todos seremos «desencarnados»).

Así pues, somos manipulados al no desear arrepentirnos de nuestros asuntos, y al desear por tanto poner una fachada ─en este caso una fachada más o menos espiritual─ sobre ese deseo que es desarmónico con el amor: El deseo de no querer sentir el dolor relativo al arrepentimiento por ejemplo de los abortos espontáneos o físicamente violentos en los que nos hemos visto involucrados/as ─tanto por la parte de las mujeres así como de los hombres involucrados en ello─.

Notas

* Displicencia es: desagrado o indiferencia que mostramos en el trato que damos (ser tratados con displicencia).

Textos y audios relacionados

– «Humildad y valía«:
nplandivino.net/humildad-valia/

La fe: definiciones básicas

[A esta entrada básica sobre la fe, remite la página-guía principal de esta web, la A.1]

A partir de estas enseñanzas* que estamos viendo y con un poco de lógica, tenemos:

1. La «fe» está basada en hechos;

como en los científicos:

es algo que tiene que ver con un proceso; algo que de cierta manera «abre» o acompaña un proceso.

Uno no «espera» «cosas absurdas», sino cosas basadas en algo ya vivido de alguna manera, en algún grado, y ya comprobado en algún grado, o que se sospecha o se «intuye» que «podría ser así o asá»;

por cierto, en esto también vale la experiencia de otros, y cómo al conocer tal experiencia nosotros sintamos que son sinceros, etc.

Por ejemplo, el caso de que hayan visto un «espíritu» claramente

(hay millones de personas que así que lo recuerdan, y la hipótesis es que todos de pequeños habríamos visto «algo», simplemente por la razón de que ya seríamos también un cuerpo-espíritu; etc.)

2. La fe como «la sustancia de las cosas que se esperan»;

es decir, lo sustancial,
lo que hace que no sea insustancial esperar algo, y esperarlo uno de forma personal; y esperar algo muy concreto, esperar eso y no otra cosa, etc.

3. Sinónimamente a la anterior:

«la fe como certeza en cosas invisibles»;

igualmente, certeza «como la de los científicos»:

certeza más o menos «certera» a la larga; certeza en que podrán encontrar nuevas cosas y articulaciones lógicas en su discurso sobre la realidad, de modo que su discurso e ideas puedan portar y aportar más verdad, y ésta pueda ser transmitida y usada cada vez mejor (recordando que la verdad libera).

4. La fe como deseo efectivo y activo.

Esta última «definición», como se ve, complementaría muy bien lo anterior. También lo dice Jesús así: la fe genera deseo.

Por ejemplo, antes de tener deseo de arrepentirse o de perdonar, hemos de tener fe en lo que eso conllevará (como algo benéfico, como algo armónico con «lo que haría Dios», etc.).

_____

* enseñanzas de divinetruth.com, pero en las definiciones 2 y 3 están las inspiraciones muy célebres y antiguas, que podemos ver en Saulo de Tarso en diferentes traducciones, y que son fácilmente articulables con lo que estamos viendo (tal como hace el mismo Jesús, que articula algunos elementos clave de la tradición, aunque en general diríamos que pocos).

Amor y verdad | Una introducción a la manera de Dios

[Actualización, última: día 17 julio, 2023 (añadido audio 5 y versión 1.06, con muy pocos cambios, del texto)]

Índice

– Enlaces a los audios
Índice del texto
– Descripciones de los audios
– Audio 1
– Audio 2
– Audio 3
– Audio 4
– Audio 5

Enlaces a los audios

En esta serie de audios (y también con enlace al texto acompañante):

– audio 1: descarga // en ivoox // en spotify

– audio 2: descarga // en ivoox // en spotify 
(es más largo, sobre «la cruz», y sobre el tema del anterior, aplicado a este «caso extremo»)

– audio 3: descarga // en ivoox // en spotify
(en el audio 3 comienzo a leer el texto «amor y verdad», y precedo la lectura de una introducción muy importante sobre el amor divino y su recepción)

– audio 4: descarga // en ivoox // en spotify 

– audio 5: descarga // en ivoox // en spotify

Enlace al texto: pdf   (versión 1.06. 17 julio 2023)

Índice del texto (versión 1.06)

Parte I 
Introducción 1: nota fundamental sobre la relación con Dios
Introducción 2: ¿esfuerzo a la hora de poder recibir más amor de Dios?
El aprendizaje sin “esfuerzo” (tal como solemos entender “esfuerzo”)
Lo que el niño sí hace
Parte II
Introducción a la parte II
¿Qué veremos en los siguientes apartados?
La verdad libera. La rebeldía contra las leyes naturales como jaula (jaula de rebeldía)
Verdad y mundo social: a vueltas con la rebeldía a-cósmica
Cuerpo físico… ¿y cuerpo social?
¿“Democracia” en el sentido de Dios?
¿“Cuerpo” universal?
Apéndices
Apéndice A: nota básica sobre el alma y la vida como relación
Apéndice B: Verdad, leyes, y algunas formas de amor implícito a Dios

En la serie de audios vemos las cosas que comento en sus presentaciones, que son estas:

Descripciones de los audios

Audio 1

¿Problemas con la palabra «verdad»? 🙂

Tómese este audio, en alguna dosis 🙂

¿Problemas para entender por qué no hay amor sin verdad?

Lo mismo 🙂

En esta especie de introducción breve vemos estas cosas, de un modo bastante apasionado, digamos, y además ha salido un final ilustrativo, bastante espontáneamente.

Muchas gracias Dios (y muchas gracias por esta «segunda venida», ahora la de verdad).

Audio 2

Este audio 2 se titula: «¿Qué pasó realmente en «la cruz»? Amor y verdad, 2 | UnPlanDivino«

Continuamos con este polémico y manido tema de «la cruz»: ¿Qué pasó realmente en esa no-muerte de Jesús?

(Pues, recordemos, nadie muere, claro está, sólo se deja atrás el cuerpo físico.)

¿Qué podemos decir sobre los elementos más básicos en esto que podríamos llamar la manera de Dios, o el camino del amor de Dios o «divino»?

De eso hablamos en este audio 2, de esta serie*.

Atamos algunos cabos en torno a esas claves sencillas sobre «la cruz», ya que el propio Jesús y otros que lo vivieron han contado algo sobre eso.

Y claro, si esto es importante básicamente lo sería para ilustrar algunas cosas fundamentales sobre las leyes en torno a la relación con Dios (relación de amor).

Es decir, lo más importante en este camino es eso, y no por ejemplo las leyes en torno a ese hecho de «dejar el cuerpo físico atrás» ─que todos experimentaremos─.

Y bueno… es que «la muerte» no es ninguna pérdida (como en general «se sabe» en todo «camino espiritual» que se precie, y desde hace mucho tiempo).

Y ─comenta Jesús muy a menudo─ en realidad nadie pierde ni gana nada con ese evento de dejar atrás el cuerpo físico. Nadie gana nada sustancial, pues con «la no-muerte» sólo se adquiere una verdad más:

Que seguimos vivos… aunque quizá no nos demos cuenta de que estamos en un cuerpo-espíritu, y tampoco de que, en realidad, lo que somos es el alma, que es lo que Dios creó digamos «directamente», y que es lo que da la vida a los dos cuerpos, es decir:

– al cuerpo-espíritu,

– y también da vida al cuerpo físico, si todavía lo tenemos, si aún estamos encarnados.

Cuando estamos encarnados ─recordemos─ nuestro cuerpo-espíritu está «muy pegado» al cuerpo físico durante la vigilia (cuando estamos despiertos, «de día»).

Pero, cuando el cuerpo-espíritu se despega del físico al dormir, sólo se queda uniendo a ambos cuerpos una especie de «cordón», pero el alma (la vida dada a nosotros por Dios ahí, como almas) es también lo que le sigue dando vida a «nuestro» cuerpo físico ─cuando estamos durmiendo, descansando, «en la cama»─.

* La serie podemos decir que trata en principio sobre cómo es que el amor y la verdad van juntos, aunque esta sería en realidad la sustancia de todo este proceso de la vida, como vimos. Y en esta serie en realidad se puede decir que retomamos, de otra manera, aquel lema de «Cómo funciona la manera de Dios», que dio título a otra serie de audios. 

Audio 3

Este audio se titula: «Amor y verdad… ¿sin esfuerzo? Niños y verdad universal | Amor y verdad, 3«

Aquí vemos los dos primeros apartados del texto que acompaña a esta serie de audios, a partir de ahora (los audios 1 y 2 no tienen transcripción o guión desarrollado). 

En este audio 3 hago una introducción ─la «introducción 1», y que ya tiene una transcripción ampliada, a partir de la versión 1.02 del texto─, aprovechando a matizar algo muy simple e importante sobre la recepción del amor de Dios, en contraste con su verdad, y lo que ella nos detona, etc. 

Recordemos que lo más simple es a menudo lo más difícil de entender de verdad (con el ánimo, el alma, con el «eureka» del alma). Pero, de hecho, como «sabemos», abrirnos a lo más simple nos va a dar paso a una eternidad de profundización en justo eso mismo, eso que es aparentemente «tan demasiado simple». 

Los apartados leídos aquí son:
Introducción 2: ¿esfuerzo a la hora de poder recibir más amor de Dios? 
El aprendizaje sin “esfuerzo” (tal como solemos entender “esfuerzo”)

En el audio también introduzco brevemente lo que hay en el resto de apartados del texto.

Audio 4

Título: «Amor y verdad, 4: Lo que el niño sí hace«

En este audio leo el siguiente apartado del texto.

El título del apartado es:
– «Lo que el niño sí hace»
(y lo comento un poco). 

También hago una introducción previa, de unos minutos, que es casi meramente un «anuncio», aunque bastante «apasionado», digamos:

Es un anuncio de un audio futuro que seguramente haga, tratando de nuevo el tema del aborto, el arrepentimiento, etc.

Ha sido a raíz de una llamada telefónica con mi madre biológica, que tuve el mismo día de grabar este audio 4. En ella hemos tratado este tema de nuevo, pero con aparentemente un poco más de «despliegue emocional» por su parte.

Esto se dio, tal despliegue, tras meramente empezar a conversar con cierto deseo (al menos bastante, por mi parte… y un deseo que parece «contagioso»)… cierto deseo de ver todos los intríngulis de «la lógica del aborto»; es decir, las justificaciones, la falta de ellas, etc. 

Surgieron varias de las muchas creencias en torno a este «problema», donde estuvimos apuntando varias veces a lo que podemos llamar «una simple aplicación lógica de la ética» ─de la ética aplicada en este caso, claro está─.

Y recordemos, la «ética» como aquello ─que ya vimos─ que se traduce con «lemas» como…: «no hacer lo que no nos gustaría que nos hagan», etc.

En eso estamos muy «faltos» casi todos, en realidad, por cierto… faltos de la más simple ética en muchísimas más ocasiones de las que nos gusta reconocer. Mismamente yo lo estoy en esta relación con mi biomadre… lo estoy «por diseño de inercia que promueven las heridas».

Esto sucede en el fondo, como motivo más simple para nuestra inercia «no-ética», porque casi todos ─tal como lo está mi biomadre─ vamos por la vida con muy poco deseo de conocernos como lo que realmente somos (ánimo/almas: almas animadas por deseos a purificar, etc.). 

Mi biomadre, como le pasó a tantas madres y padres… y como tanto nos cuesta reconocer a todos porque sacralizamos sobre todo a las madres ─anteponiéndolas a quien nos dio realmente la vida─… mi biomadre (y yo, por cierto), casi nunca debió estar realmente «bien asentada en sí misma como alma única», «como esencia única».

Esto también nos pasa a los hijos, de manera a veces muy similar, repitiendo cosas.

Las primeras y más profundas heridas (error emocional) las absorbemos inevitablemente de la madre, sobre todo de ella, como ya vimos…, y algo padre, etc., también a nivel muy básico. (Pero luego siguen ambos, o los adultos que haya, a la vez… reforzando esa especie de «anestesia del alma»… y lo harán mucho o poco, así como incluso invitaciones a la degradación directa de nuestra alma.

Entonces, como vimos también, eso luego lo reforzamos mucho con nuestros propios errores (es decir, el «pecado» técnicamente hablando, ya que la mayoría de esos errores no son «sólo errores», sino que degradan el alma).

Es decir, todos vivimos mucho en la fachada, poniendo esa fachada al yo herido, y de ese modo es imposible ejercer un deseo realmente sincero de conocernos a nosotros mismos, y, por supuesto, menos aún conocer de verdad, de sentir, a aquellos que arrogantemente llamamos «nuestros hijos» (lo cual nos pone en desarmonía enorme con Dios, pues Dios, alma infinita, desea sentir la condición única de todos y cada uno de sus «hijos», sus creaciones, almas). 

Y es que… ya sabemos: simplemente es que no queremos «sentirnos como almas», ya que estamos muy heridos.

Y con esas… lógicamente tampoco desearemos de verdad conocer a la pareja, si la hay, etc.

No estamos como para poder querer ver de verdad, ver de verdad… o querer poder sentir realmente… a nadie.

Audio 5

Este audio se titula: 
«Amor y verdad, 5: La «segunda piel»… sustituyendo a Dios: desde el sacrosanto «hogar» a la «megamáquina» tecnosocial«

En el audio 5 ─que se puede escuchar suelto, bastante independientemente del resto de la serie─ comenzamos con la segunda parte del texto que enlazo en la página correspondiente a esta serie* sobre «amor y verdad».

El título del apartado por el que comenzamos aquí (de esa parte II), no es exactamente el comienzo de ésta, y se titula:
– «¿Qué veremos en los siguientes apartados?«
(comento bastante la tabla o esquema con el que empieza esa parte, y que trata muy brevemente, en su primera fila, de Dios, en el contexto desarrollado en la parte I; en la segunda fila de ese esquema vemos el «cuerpo» tecno-social; y la tercera parte de la tabla se compone de esas almas únicas que cada uno somos ─mitad de alma─). 

En el audio he aludido a este vídeo de Paola Hermosín, guitarrista:
https://youtu.be/9TU2evJxbcY
(Se titula: «Toco la partitura del C*L0 de El Bosco«)

Eso lo comento en el contexto de la nueva sensibilización que estamos logrando («más vale tarde que nunca»…) a la «importancia del alma», y lo que estaría reflejando el hecho de ver cómo muchos influencers minimicen ese aspecto vital de la existencia
(tales influencers… que en parte serían algo así como «los nuevos directores o gobernantes de almas»… y ello digamos que a modo de «gobierno de lo nuevo por lo nuevo»… o sea, gobierno de un sistema continuamente revolucionario-tecnológico, continuamente «revolucionario-deseante-anestesiante»… gobernado por «lo nuevo» ─por «jóvenes» eternos… con una frescura o seudofrescura, por ser básicamente «falsa en su inocencia», digamos─) .

Lo tratado en el audio, y en el resto de las partes (que a lo mejor, si las grabo en audios, ya sólo las subo modo descarga, y no en las plataformas, no a ivoox… sino sólo enlazadas en esta página de «amor y verdad»)… lo tratado aquí… decíamos… es casi la punta del iceberg, y es a la vez un poco también la base, o sea, es muy básico… tratando sobre todo lo más esencial de lo que llevamos un poco ya visto acerca de esa especie de «interacción» que existe continuamente entre nuestra condición álmica y:

– por un lado su «creación», cómo se crea, cómo se distorsiona tal condición (cómo se individúa desarmónicamente como condición del alma), a nivel individual, en las «jaulas de amor falso» que llamamos «hogares»
(a las que aludimos en algún audio y texto encontrable con esas palabras en la web: jaula amor falso),

– y por otro lado la utilización y recreación de la condición álmica de los humanos (y espíritus) en y mediante lo que podemos llamar «el sistema», o el «cuerpo» tecnosocial… y que en la web he llamado llamamos a veces «»supermamá» tecno-espiritual», o «superabuelito tecnoespiritual»
(encontrable en la web con la palabra «supermamá» ─mediante una simple búsqueda en la web─).  

20230704-amor-verdad

Aunque no somos de ninguna religión (Dios no lo es)… veamos un fragmento de «San Juan» con la verdad divina… y más cosas

Cuidado, aquí, como siempre decimos, no somos de ninguna religión ni nada parecido, y por el simple motivo de que Dios no es de ninguna.

Os juro que no me di cuenta de que hoy era «el día de San Juan» ─el 24 de junio─, pero tuve la inspiración de grabar este audio para reinterpretar completamente unas pocas líneas del célebre evangelio de Juan, tan metafísico él.

Por cierto, de ese escrito parece lógico suponer que, en un principio, tal como quizá fue escrito realmente, quizá no sería tan «metafísico-inductor»… tan «inductor de metafísicas» ─con todo el tema de la Trinidad, etc.─.

Enlaces al audio: descarga // en ivoox / en spotify

Así que en esas estamos 🙂 , pero no con el ánimo de seguir haciendo estas lecturas mucho más; ni de decir que sea necesario hacerlas; sino para ver qué simples y profundas se han vuelto las cosas desde el fundamento de la verdad divina, desde esa «base» que vamos absorbiendo en el alma al ritmo de nuestra «sagrada resistencia» 🙂 ; o sea, al ritmo de mi falta de deseo apasionado de sentirlo todo por igual, y mi falta de deseo de descubrir todo lo que tengo realmente animándome en mi vida como emociones erradas ─es decir, al ritmo no de Dios, sino de toda mi falta de humidad ─en el sentido de Jesús─… con toda esa resistencia a la verdad, a la fe, al amor… a nivel emocional… y todo el autoengaño que aún queda en la fachada─.

Así pues, «destorciendo» vamos… destorciendo muchas «interpretaciones» para «desinterpretar» y encauzar la denostada «tradición».

Pero claro, sólo si ella «quiere» (ese ente impersonal… la tradición), ya que en general, por «lógica», es difícil que, con todas las heridas emocionales que tantos tenemos, la tradición pueda querer «auto-superarse», pero a la manera de Dios :); es decir, conforme al plan o diseño divino, que es que Dios hizo todas las cosas para poder amarnos ─como nos enseña Jesús─.

Cité dos versiones de Juan 1, 1-5 (el comienzo del prólogo de ese escrito). Ahora veréis por qué lo preciso.
La segunda es la Biblia de Jerusalén, que tiene muchos traductores, creo.

Y la primera citada es una traducción de Evaristo Martín Nieto, del 1962, un libro muy pequeño que contiene sólo los 4 evangelios «normales», y que parece que me regaló mi madre aposta; es decir, que quiso dedicarlo y todo; y esto para su sorpresa, pues cuando recientemente se lo enseñé, al ella ver la dedicatoria, le dio vergüenza ─no lo recordaba haber hecho; habrán pasado unos 40 años─.

Nos da vergüenza de lo que hemos hecho… jajaja… vergüenza ajena… pues al estar en la fachada estamos enajenados, como vemos.

En el audio «se me olvidó» comentar esto último, más anecdótico.

La dedicatoria expresa la fachada de madre buena. Y el hecho que demostraría que en la dedicatoria expresó un deseo de esa fachada, es mismamente la vergüenza que sintió unos 40 años después, cuando, como dije, le mostré este texto:

A mi hijo Iván deseando que su vida vaya siempre por el buen camino.
Con todo el cariño de su madre. (firma)

Ahora que le digo en las llamadas telefónicas que no soy su hijo, que ella no es realmente mi madre… y que de cierto modo quizá lo va aceptando a nivel del alma… qué mejor que celebrar la verdad de haber satisfecho efectivamente el deseo de mi madre ─aunque fuera ese de la fachada de «buenita»─, y celebrar la verdad de haberme sumado al camino bueno ─»bueno» en sentido absoluto─.

Pues efectivamente, sí, Dios existe; Dios es verdad infinita y absoluta, con todas esas leyes, sus fiables y amorosas y maravillosas leyes «naturales»; es decir, toda esa «verdad en torno a los hechos», que son las leyes ─o todo ese «esplendor de la realidad» que escribía Simone Weil que es en realidad la verdad─.

Estas leyes están así como «a nuestro servicio», pero, claro, en  principio, por diseño, no están sirviéndonos «para gloria del hombre», sino para gloria de Dios, que es quien las «hizo».

Tiene lógica que Jesús, como fue el primero en aunarse con Dios en el amor personal de un ser tan diferente a nosotros ─seres finitos─ como es Dios… lógico que Jesús… tenga este papel de responsabilidad y/o «liderazgo» ─el Jesús real─, a la hora de encontrar el verdadero camino a la vida eterna.

Gracias PapiMami, Dios.

(Gracias, Jesús y María Magdalena, gracias Juan…, etc.)

(Y gracias, a mi madre y padre biológicos… 🙂 que se me olvidaba… y primero de todo, por no haberme abortado, ante todo…
…y a mi abuela, que, quizá a veces junto a mi abuelo, es la que más se encargó de mí en lo que toca a «estar», aunque proyectando su enorme actitud de sacrificio sobre mi madre y sobre mí… de forma innecesaria, «intensamente emocional».
Y, recordemos: nada esencial habría cambiado para ninguno de nosotros si nos hubieran dado en adopción.
Sólo hay un Dios, y no es ni nuestra madre, ni padre, abuelos, familia, matria, patria, religión…, ni Jesús… ni «la virgen»…, etc.)

Morimos de autoengaño: la muerte temprana de una niña, el alma y la influencia de desencarnados

[Actualización, 13 junio 2023: añadido el texto]

Índice
– Enlaces e introducción
– Índice del texto


Enlaces e introducción

En este audio (y texto de la transcripción ampliada y remodelada)…

– Enlaces del audio: descarga / en ivoox
– Enlace al texto: pdf (versión 1.01, 13 junio 2023)

… tratamos principalmente el ejemplo de una niña que murió cuando era muy pequeña.

Se trata de ilustrar cómo es que el autoengaño «mata» (el cuerpo físico), con más o menos «ayuda» (presencia) de desencarnados (bienintencionados o no).

El ejemplo de la niña me lo contó «mi madre» (biológica) ayer mismo (hoy es 11 de junio, 2023), en una larga conversación donde surgió esa anécdota que ella vivió ─y otras cosas─.

Vemos también otros ejemplos relacionados ─más personales─.

El índice de la transcripción y «ampliación» parcial del audio es

Índice (versión 1.01)

1. El caso de la muerte temprana de una niña que mi madre vivió en su juventud
2. Relaciones compulsivas impersonales
3. Volviendo al caso de la niña
4. Mi caso de “mujeres enfadadas con los hombres” (mujeres espíritu y mujeres a secas)
5. Síntomas físicos: no querer oír. Un “triángulo de las bermudas”… y de un “calzonazos”