Al hilo de lo que estamos viendo últimamente por ejemplo en «Desmitificando de nuevo la fe«: unplandivino.net/desmitificando-de-nuevo-la-fe/,
… podemos ver un caso concreto de persona que hace declaraciones de fe muy nítidas: Rubén Gisbert, que precisamente ha sido masivamente difamado a finales de este año 2024, pues, como sabemos, en el mundo estamos básicamente en emociones contrarias a la verdad (en miedo y en las creencias asociadas al miedo), y el error lucha contra la verdad «como gato panzarriba», dentro de nosotros.
Rubén hace declaraciones de fe muy manifiestas, independientemente de lo «pura» o impura que esta fe pueda ser.
La fe no es algo religioso. La fe es la actitud de algo así como una fidelidad a «la verdad interna», que también muestran los científicos, pues la fe se basa en hechos, aunque sean hechos de la certeza sentida internamente (lo que tradicionalmente se llama «conciencia», que es la voz de los sentimientos de la conciencia ─no «consciencia» con ese, sino «conciencia»─).
La fe es como una fidelidad a algo que sabemos que es verdad ahora, y que es algo que deseamos sinceramente para nosotros que sea verdad ahora y en el futuro.
La fe puede estar más o menos impura, en cuanto a que lo que cultiva esa fe sea más o menos fiel a la verdad… pero el fenómeno es el mismo.
La declaración que Rubén Gisbert hace a menudo, es la de «hacer lo que siente que debe hacer», una declaración de lealtad, para poder «morir tranquilo», pudiendo entonces mirar atrás sintiendo cierta paz en ese día de la muerte ─y en general poder mirarse al espejo en el presente, todos los días─.
Y Rubén claramente expresa, por cierto, que ni siquiera cree en la vida más allá de la muerte, y, por tanto, mucho menos «cree en Dios», aunque él y muchas personas asocian de manera irracional y extraña ambas cosas, es decir: la vida tras la muerte, y Dios ─como si fueran indisociables─).
Pero el tema no es ese, porque insistamos, la fe no es algo religioso.
Rubén lo expresa a menudo usando la palabra «deber», en relación a esa especie de «llamada interna» que todo el mundo de algún modo sentimos, y que tiene que ver con un cierto «ser fieles a la verdad y a uno mismo».
Rubén da uno de los mejores ejemplos que he visto nunca de declaración de fe.
Quizá ese tipo concreto de expresión le viene de familia (la expresión del «deber»), y, por cierto, quizá en su familia él tuvo una experiencia algo mejor que la promedio, en cuanto a que su padre y/o su madre puede que fueran más «éticos» que el promedio, en el sentido de que «mantuvieran su palabra» con él, aunque él «sólo fuera un niño».
Esto de ser coherentes con los niños no suele pasar a menudo, por lo que parece, ya que de pequeños todos somos traicionados casi todo el rato con displicencia condescendiente.
Es decir, por ejemplo no se cumplen las promesas hechas a los niños. Con ellos se justifica ser incoherentes. Incoherentes por ejemplo en la enseñanza de lo que se llama «valores», una enseñanza esta que suele ser «inconsciente» y que en general creo que todavía no se tiene como algo realmente importante o primordial, y que ─digamos─ es dada «por el ejemplo», un ejemplo que muchas veces es malo ─es decir, está en desarmonía con la verdad y con el amor─.
Los niños sienten los miedos y otras emociones heridas de los adultos (ver minuto del primer vídeo enlazado: 1:01:53 » … as a child they are your parent’s fears»), pero en cierta medida, de pequeños, todos aprendemos a no expresarlos ─a no llorar, no temblar─.
De pequeños nos volvemos incapaces de expresar esas emociones, pues los adultos dirían que «está mal»:
─ temblar de miedo: nos da miedo ver eso, hay que medicalizarlo en seguida, etc.,
─ o que «está mal» llorar intensamente, sollozar, sintiendo un verdadero duelo por lo que me pasa…
Entonces, como los adultos imponemos el estado emocional al entorno (todos lo hacemos), ese estado es sentido y tiende a ser expresado por los niños, que son más sensibles a las emociones y más naturales y sanos en cuanto a su expresión.
A todos se nos enseña a reprimir eso en alguna medida, para así no molestar a unos padres o madres que no se atribuirán esas emociones a sí mismos, sino que las atribuirán a los niños con juicios del tipo: «qué tontos emocionales que son los niños», etc.
Por eso se vuelve tan complicada la situación con los niños, porque los padres y madres no ven que los niños a menudo están reflejando la condición emocional de los adultos.
Entonces, cuando somos pequeños, esa represión y auto-represión nos hacen revertir en frustración y enfado.
Y todo esto, como dinámica y como contexto, no lo podemos entender mientras todavía somos tan pequeños que apenas hemos desarrollado la consciencia de nosotros mismos y el libre albedrío.
No lo podemos entender en el sentido de que nuestra situación es de entrada que: «algo tenemos que aprender».
Es decir, por nuestra propia naturaleza, como almas, tenemos que absorber emocionalmente algo, ya que todo aprendizaje comienza por el sentir, por lo emocional. No nacemos un intelecto desarrollado como para poder razonar sobre lo que está pasando «energéticamente», emocionalmente.
Y así, las respuestas de enfado o rabia de los niños son digamos «más naturales», «más comprensibles», aunque, en general, a la vez hemos de entender que no podemos justificar la ira ─el enfado, etc.─ sino entender su papel.
De pequeños, esa frustración o ese enfado simplemente los ejercemos o los tenemos ya que se nos ha enseñado a reprimir no sólo las emociones heridas (miedo, enfado…), sino también las emociones que están en armonía con el amor.
Uno de esos enfados es por ejemplo el que corresponde al miedo a sentir la represión de la propia personalidad única que somos cada uno de nosotros
(ver ejemplo en el minuto 1:12:08 en el vídeo enlazado a continuación : «Anger as «fear of the feeling of supression» (when it comes to the expression of the child’s true nature)» https://www.youtube.com/watch?v=aM0ml3RkMHI ─1er vídeo enlazado─).
En este ejemplo, por un lado se nos reprime nuestra verdadera naturaleza o personalidad; y por otro lado, de pequeños en general se nos enseña a reprimir la expresión del miedo y del duelo por la represión, pues en general ya hemos aprendido bastante a tener miedo de las emociones, a reprimir, etc. ─para agradar a los padres, no molestarles, etc.─.
Y resulta que cuando somos niños no sabemos esto; es decir, no sabemos que ese enfado corresponde al miedo a sentir la represión que los adultos ejercen sobre nuestra personalidad única.
Así es como los adultos traspasamos esta dinámica ─»sin querer queriendo»─ a las siguientes generaciones.
De pequeños aprendemos a tener terror al duelo ─a la tristeza profunda que sería liberadora de esos miedos─. Y así, entramos en el camino de las adicciones, del enfado o de la insensibilidad (1:20:06).
Aprendemos a vivir en el enfado y frustración… y en posteriores estados de insensibilidad antestesiada, adormecida, o depresión, etc., con respecto a ciertas emociones.
Confusión sexual
Los padres y madres tienen miedos en torno a ser seres incompletos en la vida, en torno a estar incompletos. Y muchas veces van a tender a «completarse» a sí mismos con los hijos ─satisfacer sus anhelos heridos de pareja, sus anhelos heridos de amor, etc.─.
Esas motivaciones confusas, que motivan el cuidado, el amor, en una familia, son absorbidas por los niños como bases para la definición de la vida, para la definición del amor, etc.
Esas motivaciones miedosas son en realidad violentas, pues todo miedo que no sea sentido humildemente será «proyectado» (por el adulto en este caso), y eso mismo es la violencia ─esas motivaciones que están en desarmonía con el amor, cuando no son sentidas humildemente─.
Ese «amor» que los padres o madres dan, en adicción, para no sentir sus miedos y su duelo por no haber sido queridos en la infancia (o por no encontrar a su verdadera pareja, etc.), en realidad no es amor, por muchos gestos de atención, abrazos, besos, etc., que muestre dicho «amor» que en realidad no es amor ─unos gestos, estos, que muchas veces a los niños se les fuerza a realizar, para que ellos repitan superficialmente en su comportamiento, sin sentirlo, ese «amor» que supuestamente existe─.
Aquí tenemos pues una causa principal de la confusión enorme que hay sobre el amor y sobre la vida ─en el planeta y en muchos desencarnados─. La causa es el hecho de que no comprendemos emocionalmente los principios que estamos viendo todo este tiempo (sobre que la adicción emocional no es amor, sino lo contrario, etc.).
─ Ejemplo a visualizar:
48:31 «… lo que acabas haciendo» (en los años de pubertad) «…es unir el placer con el enredo con el progenitor del sexo opuesto» // «… what you end up doing» (puberty years) «is joining pleasure with the enmeshment with the opposite gender parent»: https://www.youtube.com/watch?v=7vk1nFBAshM (2º vídeo enlazado)
Sobre culpar a la madre, al padre, etc.
Y no se trata, entonces, de hacernos irresponsables con nuestros errores, nuestros pecados, culpando principalmente a madres o padres, y demás personas (minuto 49:10 del segundo vídeo enlazado).
Una vez que somos adultos, las causas de esos errores, ya implantadas desde la infancia ─y que en principio vienen de fuera de nuestra alma─ ya están en nosotros.
Así pues, sólo nosotros podemos volver a sentir esas causas y liberarlas.
Y en este camino, además, con la ayuda de Dios, con quien personalmente podemos contactar para que el arrepentimiento y el perdón sean hechos a la manera de Dios, y podamos así transformar un poco más nuestra alma con el amor de Dios ─si lo hemos empezado ya a recibir en algún punto─.
En este audio…
– Enlaces al audio: descarga // en ivoox // en spotify
… vemos algunos temas básicos con un ejemplo que presencié el otro día, en el que un padre biológico (parecía ser su padre biológico) pegó un poco a una niña por haberse caído al suelo ( ! ), al jugar con el hermano pequeño.
Por lo tanto, tratamos algo improvisadamente sobre el embrollo emocional-mental que conlleva, cuando somos niños, el castigo que las madres y padres realizan «sin querer queriendo», castigando así en realidad a las leyes naturales, literalmente (y «castigando» así indirectamente a Dios, por tanto).
De pequeños, en la individuación desarmónica del alma de la que hablábamos en «Niños y fachada«*… de pequeños… nos tenemos que «hacer cargo» de las emociones de los adultos, sí o sí, de muchas maneras, y para siquiera poder ser «normales».
Así vamos, generación tras generación, literalmente «cargando muertos».
En este audio…
– Enlaces: descarga // en ivoox // en spotify // en youtube
… hablamos con una mamá española que es de las pocas personas que conozco de España* que ha «seguido» casi todos los materiales.
Hablamos brevemente de algunas experiencias y «auto-traiciones», procesos, etc., en aspectos básicos de la vida con respecto a los niños, etc.
(Por cierto, podríamos haber seguido más, pero tras ese tiempo había que ir al servicio 🙂 )
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* España, esta «nuestra» desertizada «nación-estado» (tan lamentablemente odiada, en desmedro de sus odiadores 🙂 ).
En este audio…
Enlaces al audio: descarga // en ivoox // en spotify
… hablo un poco sobre la relación entre:
– la crianza y/o «educación»,
– el dinero,
– dar y recibir,
– materialidad (necesidades físicas),
– la relación con «la naturaleza»,
– la «responsabilidad deseante»,
– las heridas emocionales,
– nuestras dependencias materiales y emocionales,
– «el sistema» (social),
– sujeción social (aborregamiento)
– la verdadera razón de la «insostenibilidad», etc.
En este audio…
– Enlaces al audio: descarga // en ivoox
– Enlace al texto: pdf (versión 1.01. 16 mayo 2023)
… vemos lo que está explicitado en el índice del texto (que leo y pongo un poco en contexto):
Índice del texto
– La política de género: gestión de la degeneración en la “granja humana”, para evitar la verdad sobre que la primera Violencia literalmente Sexual —y profundamente sexual— la ejercen todas las mujeres madres con los niños y niñas – Sadismo y masoquismo en realidad son la base esencial de la relación sexual en una Tierra así. Guerra contra la verdad emocional en las campañas de género – Promiscuidad y sadomasoquismo – El narcisismo obsesivo de madres y padres con su papel, y el sadomaso constitutivo
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Entrada muy relacionada:
– «Niños y fachada: la creación concreta de la fachada en un evento de «vergüenza sexual»: «El niño va a tener celos» | La vergüenza de ser un hombre«:
– unplandivino.net/verguenza-sexual-evento-infancia/
… vemos de dónde viene nuestro continuo «vivir en el miedo», y por qué tiene que ver con los juicios, con juzgar.
Es un panorama rápido sobre el alma y las capas emocionales, la crianza…, con recordatorios y conexiones sobre lo que venimos haciendo y que es más práctico – o lo que venimos «intentando hacer» -.
Palabras y cosas clave:
– volver a ser como niños
– las emociones que nos hacen juzgar (y por tanto enfadarnos, proyectarnos sexualmente, etc.)
– rezar hablando con desencarnados
– sacrificio y obligación aprendidos profundamente
– anteponer los padres a Dios
– la verdad de Dios
– la «culpa por sentir» que nos hicieron tener y sentir madres y padres
– es lógico que atraigamos como desencarnados a nuestras abuelas, madres, padres…
– la «borrachera» emocional en que estamos
– fachada y borrachera: autoengaños, etc.
– crecer en amor asumiendo la responsabilidad emocional de nuestra alma (a la manera de Dios, «infantil») recibiendo positivamente los regalos de Dios y deseando el cambio positivo
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Enlace a la etiqueta «Cómo funciona la manera de Dios» (lista de entradas): unplandivino.net/tag/como-funciona-la-manera-de-dios
Al hilo de los anteriores* audios donde hemos citado a Grothendieck para ilustrar el tema del órgano de la verdad en el alma (la conciencia) y otras cosas, leo aquí las partes del libro «La llave de los sueños» donde Grothendieck habla de su amigo Félix Carrasquer.
Este Félix lo catalogan como anarcosindicalista, pedagogo; fue alguien que hizo algún experimento escolar (antes del franquismo) en plan permitir a los niños que se responsabilizaran de todo, etc.
El experimento dependía de lo que podríamos llamar una cierta «apertura de la relación individuo-colectivo», que más o menos «estaba en el aire» en aquel momento.
Era en el marco muy violento e ideologizado de la pre-guerra civil española, pero, pese a eso, leemos esto como ejemplo bonito donde vemos que el «deseo y responsabilidad» desde la infancia «dan frutos» (aunque el experimento duró poco).
Una de las claves comentada varias veces aquí por Grothendieck es la relación básica entre libertad y responsabilidad.
No hay libertad sin responsabilidad, como bien sabe «el poder establecido»; ese poder que permitimos que actúe y tenga cierto éxito en nuestras vidas debido a nuestras heridas emocionales.
Lo hemos comentado un poco, no mucho, y como siempre teniendo en cuenta cosas de la verdad divina.
Este profesor, tras enseñar durante muchos años de forma normal en varias instituciones, y por cosas de la vida… tuvo que enseñar francés a unos holandeses, pero sin saber holandés, y en su clase se centraron en un libro en edición bilingüe, y también se centraron en las mismas capacidades que usamos cuando somos niños para aprender sin necesidad de que exista la creencia en nuestra impotencia —que suele propagarse en las clases en el colegio, esa creencia, como base del «orden atontador explicador»—.
Son las «capacidades» de memoria, repetición, «juego», atención, comparación, etc.
Y sobre todo se centraron en la igualdad de las inteligencias, en no enseñar la impotencia (que es lo que hemos aprendido desde pequeños, en gran medida).
El libro de Jacotot con el prólogo de Rancière se llama «Lengua materna», y se pueden encontrar fragmentos en internet.
Las frases bajo el título del libro, introductorias, son estas:
«Creo que Dios ha creado el alma humana capaz de instruirse sola y sin maestro.
Hace falta aprender algo y relacionar todo el resto con eso, según este principio: Todos los hombres tienen una inteligencia igual.
Aquel que no se cree capaz de enseñar lo que no sabe a su hijo aún no me ha comprendido».
Quizá sigamos por aquí haciendo algún experimento (usando el idioma inglés) para resonar con el niño/a libre que fuimos y que aprendía sin explicaciones eso tan difícil que es la lengua.
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Un título alternativo de este audio:
«Del orden «explicador atontador»… a la emancipación de la igualdad de las almas: Jacotot»