En este audio…
enlaces al audio: descarga / en ivoox
… vemos algunas cosas esenciales sobre esas adicciones emocionales en que por defecto todos estamos (que no «por diseño», «por defecto» 🙂 ).
Vemos algunas cosas literalmente expuestas en un taller* del 2011, donde Jesús y María M. plantean este tema del modo que vemos hoy.
Muchas veces pasamos, personalmente, desde estar «en adicción» con personas físicas… a estarlo – mucho o poco – con espíritus (es decir, con «desencarnados» – de esos que todos seremos en algún momento: almas ya «desencarnadas» -).
En esas adicciones, cuando empiezan a no satisfacerse tan bien como lo hicieran… para ambas partes… puede y suele haber fases que van más allá del soborno: con amenazas, usando chantaje o extorsión… (a nivel «energético»).
Índice – Introducción – Enlace a los textos de los esquemas – Enlaces a vídeos – Índices de los vídeos – Enlaces a vídeos originales
__ Introducción
Visualizamos en grupo*, en una serie de vídeos, esta conversación con Sebastián, portavoz de un grupo de «ateos» que se encuentran en la sexta dimensión.
De alguna manera se trata de una conversación donde, jocosamente, podríamos decir que Jesús deja sin palabras a un «chico perfecto», aunque esto se ve mejor en el vídeo 2 de la serie.
El grupo de ateos se ha visto atraído por las conversaciones que tienen sobre la verdad divina Jesús y María Magdalena.
A partir del vídeo 3 cambia mucho la actitud, pues algunos ya han recibido amor de Dios y además ya han entrado en la dimensión 7, atravesando la puerta que se les presentó en las conversaciones previas (vídeos 1 y 2).
Abajo están los índices de temas y tiempos.
Enlace a los textos de los esquemas
– Texto que contiene la traducción del esquema de la conversación vista en los dos primeros vídeos: pdf
– Texto del esquema de los siguientes vídeos: pdf
Vemos juntos un poco más de la charla o encuentro sobre la resistencia que tenemos a la fe (segunda parte). Y abajo pongo la descripción y tiempos de la última parte, la tercera.
Esta vez lo vemos en dos bloques y comentamos algunas cosas entre ambos.
Índice:
0:00 | Introducción
2:20 | Visualizamos la primera parte de hoy
30:58 | Fin de esta primera visualización, y comentarios para descansar de estos primeros minutos
49:05 | Visualización de la segunda y última parte vista hoy
1:19:52 | Fin de esta segunda visualización, comentarios
[botón para la escucha de este texto desde aquí mismo:]
( Enlace para oírlo y descargarlo en ivoox )
Hemos dicho que vamos a utilizar el ejemplo de un niño, una niña, que va de visita una residencia de ancianos.
Pero, antes de nada, recordemos esto: no hay víctimas, pero que sí hay un trato «malo», y que por ejemplo el caso del maltrato físico es en realidad menos importante que el maltrato emocional, que está normalizado… y que en realidad podríamos decir que abarca al maltrato físico.
El «maltrato» en general fomenta cierto tipo de elecciones que quitan poder y que quitan de la vista posibilidades… frente a otras elecciones que fomentan la mayor apertura posible de uno mismo hacia sí mismo (hacia «dentro») y de uno mismo hacia el mundo (hacia «fuera»).
En el caso del maltrato físico, es muy sencillo sentirnos justificados (y más si somos pequeños) en fomentar pensamientos miedosos, de impotencia, y en general «interpretaciones miedosas» del mundo.
Por tanto, eso es «maltrato», es «hacer el mal», no porque sea «malo en sí» (pues en realidad la maldad no es verdaderamente lo real), sino porque con esas ideas y actitudes relacionadas con el «castigo» (que son unas ideas y unas actitudes que el maltrato físico de cierta forma intenta «imprimir» en las mentes de todos)… con esas ideas… fomentamos la impotencia, es decir, se fomenta por ejemplo que los niños se sientan justificados pensando que no pueden, que no valen, etc.
En general, el miedo gobierna en cualquier atmósfera de «maltrato», más o menos, y por ello, por si acaso… para defendernos… para que no nos caigan más golpes o más «incomprensión»… no nos permitimos expresarnos –no nos permitiremos expresar sensaciones, sentimientos, opiniones, etc., ya que no esperamos nada bueno si lo hacemos–.
Y la situación de «maltrato emocional» es lo normal en la infancia, donde, «como son pequeños» hay excusa para no preguntar a esos «pequeños» cómo se sienten, qué opinan, qué les gustaría hacer (aunque luego en realidad eso no se pueda hacer, pero al menos preguntar, «contar con»).
Con los niños a menudo hay «barra libre» para todo. Como son pequeños, todo da igual, y los adultos se han criado en esas mismas atmósferas en las que otros adultos tampoco «tenían tiempo para tonterías», así es que todo el mundo sigue sin poder hablar de lo evidente.
Entonces, pongamos que un niño, o digamos una niña, para variar, visita una residencia de ancianos.
Quizá siente tristeza.
Quizá esa tristeza es natural, mostrando una especie de duelo.
¿Duelo? Sí, duelo ante una muerte que ya es muy real, pues los ancianos que ya están retirados o apartados en residencias, ya no tienen en gran medida «relaciones personales»… y tampoco son víctimas más que de sí mismos… pues en general son ellos mismos quienes se han hecho eso a sí mismos. Continuar leyendo «¿Cómo realizamos la separación entre mente y corazón, en el contexto usual de "maltrato emocional"? Un ejemplo "infantil": una niña visita una residencia de ancianos»
Antes de exponer un ejemplo muy concreto (el mío) que nos dará una idea muy buena de lo fácil que es abandonar a los niños «emocionalmente» y «sin querer»… antes de eso… vamos a hablar del contexto más en general.
Es muy importante contextualizar bien este tema, ya que el hecho de que venga al mundo «un nuevo ser»… como se suele decir… es algo extraordinariamente singular… si lo podemos decir así.
¿Por qué?
Ese ser es una especie de «anti-adulto»; es decir, no se puede relacionar con los adultos en el nivel de la convivencia usual… pues por ejemplo un bebé no nos puede preguntar si nos apetece que justo ahora se ponga a llorar… o a tener hambre… etc.
Así es que tenemos que tener claro que solo estamos describiendo, no «victimizando».
Es decir, vamos a hablar de ser unos «mal-nacidos», pero en su sentido objetivo, sin juicios… ya que simplemente hay formas de nacer «malas», en el sentido de que se nace en atmósferas que fomentan el mal, es decir… que fomentan que los niños justifiquen o alimenten la pena, la victimización… el dolor… el sufrimiento… la enfermedad… etc.
Como es evidente, esas atmósferas son infinitamente variadas, y pueden contener uno o todos estos ejemplos de «cosas que fomentan el mal»:
los niños no deseados o no del todo deseados (por ejemplo es mi caso, que soy hijo de madre soltera, una madre que tenía poco claras las cosas y mucho miedo… y que estaba en parte rodeada de un ambiente de culpabilización, etc.)…
o los que nacen en una gran pobreza…
los que nacen en ambientes de claro maltrato hacia ellos… o de maltrato y desamor entre las personas que les cuidan…