En una serie de vídeos enlazados abajo, leemos el libro de Carl Wickland (fácilmente encontrable en internet) titulado «30 años entre los muertos», publicado hace unos 100 años, y que Jesús recomienda a menudo para ilustrar el tema de la influencia de los desencarnados ─en casos de fuerte influencia desarmónica─, y la relación de ello con diversos problemas de «salud», etc..
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Dicen que muchas mujeres siguen educando a los hijos de forma machista.
¿Qué quiere decir «machismo»?
En realidad quizá sea más preciso decir que las mujeres (y los hombres) educan a los hijos de forma demencial, loca.
Literalmente mucha gente hoy cría a los niños potenciando la posibilidad de una literal locura de las personas, una literal enfermedad.
¿Por qué?
Se cría a los niños año tras año lanzándoles mensajes contradictorios. Y creo que el machismo, o los potenciales asesinos y maltratadores, son uno de los resultados más espectaculares que derivan de tal práctica «educativa».
¿Qué es eso de «mensajes contradictorios»?
En realidad es un tema muy célebre en psicología, y es tan tragicómicamente divertido… que es una pena que no hayamos tratado más sobre ello en clases sobre psicología básica en la escuela elemental 🙂 .
Este proceso, el de ofuscar a las mentes infantiles con «mensajes contradictorios», se llama doble vínculo (double-bind).
Es un proceso que queda ejemplificado en tres sencillos puntos, y que en seguida ponemos; el ejemplo es relativo al tema del «machismo», y en él concretamos y ampliamos el sencillo esquema que aparece en el artículo que acabo de enlazar sobre el doble vínculo. Primero ponemos el esquema sin desarrollar, y luego con algunos pocos comentarios:
El niño varón tiene que hacer tareas domésticas, debe hacerlas.
En realidad, y a la vez, no tiene que hacerlas, no debe hacerlas.
No se pueden hacer comentarios sobre lo absurdo de la situación –sobre esta contradicción.
Y desarrollándolo un poco más:
El niño varón debería hacer tareas domésticas, o hacer más tareas.
La madre quizá siente profundamente que lo lógico es eso.
Y quizá hasta a veces se lo exprese al niño… y por tanto quizá el niño tiene claro, al menos a ratos, que sí, que tiene que hacer las tareas –aunque es muy importante tener claro que con los niños no hace falta que las cosas se expresen explícitamente, pues en realidad lo captan todo.
Y además es bueno quizá tener en cuenta que a la mayoría de los niños les gusta mucho participar y sentirse queridos –es decir, sentir que ayudan.
Por otro lado había y hay, en ciertos entornos, unas creencias muy claras que dicen que un niño pequeño varón no debe hacer ese tipo de tareas –o bien casi ninguna tarea–, lo que entra en conflicto con el primer punto.
El entorno de las madres a veces actúa de forma muy visible, pues puede incluso que convivan con los abuelos, es decir, con sus propias madres y padres, reforzando las ideas distorsionadoras de muchas abuelas y abuelos.
Además, y aquí está lo más pasmoso… no se pueden hacer comentarios sobre lo absurda o lo incomprensible que es la situación.