En este audio…
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… vemos una anécdota muy ilustrativa.
Resulta que mi madre biológica recordó haber «salvado la vida», hace muchos años, a mi «abuela» (que ya falleció, por cierto, en el verano del 2019).
Le salvó la vida con jamón serrano.
(Es mi «madre»* quien usó esas palabras: «salvado la vida».)
Eso nos dará pie a hablar del otro gran tema del audio: veganismo, con el que tenía ganas de hacer algo ─pero lo explico más abajo; antes sigo con la anécdota ilustrativa─.
En el audio se me olvidó comentar un poco más un detalle que quizá sea crucial, y es que cuando en la llamada le dije a mi «madre» que todo esto se podría interpretar como:
«la abuela quiere jamón»
mi «madre» se rió.
Eso (la risa, el surgimiento del recuerdo, etc.) sería indicativo de uno de los aspectos que trato en el audio: un sentido de lo que significa «celebrar la verdad del amor» (en el audio lo vemos).
Aunque la risa podría significar muchas cosas: Es quizá un momento en el que mi «madre» sintió, así como en un relámpago, la verdad de que, efectivamente, la abuela está por aquí.
Pero, en seguida, quizá en parte mi «madre» reaccionaría con algo de orgullo contra la verdad, y la risa quizá en seguida no se torna digamos «tan pura», no tan pura como podría ser una risa que simplemente «celebre la verdad» (y la verdad del amor en general, por tanto).
En teoría, cuando hablamos de hechos, de verdades, y quizá sobre todo si nos pilla de improviso… quizá puede darse una certeza diferente, muy plena, digamos.
Y esos sentimientos de certeza, etc., que acompañarían a menudo a «la verdad», son totalmente «verdad», en el sentido de que sería algo captado emocionalmente en nuestra alma; es decir, a través del «órgano» de nuestra alma en el que Dios nos suministra continuamente verdad ─verdad como sentimientos, como sus opiniones emocionales sobre todos los aspectos (conciencia)─.
El detalle crucial, más concretamente y a la vez también podría tener que ver con que todo esto quizá esté abriendo una especie de «diálogo indirecto» a tres bandas:
– por un lado dos encarnados, «madre» e «hijo»,
– y por otro mi «abuela», y/o sus guías o guardianes.
Mi «abuela», por lo que estoy viviendo, parece estar muy pegada a mí como desencarnada ─al no tomar yo decisiones mucho más ágilmente, etc.─. (Yo, por cosas «aparentemente buenas» que hice antes de su muerte ─y que hago─, atraje esta situación ahora, claramente, además.)
El otro gran tema del audio es el del veganismo.
Aclaro que «soy» vegano, cosa fantástica para el cuerpo y el alma. Es decir, aquí no vamos «en contra del veganismo», por ejemplo.
Contextualizo el veganismo en esta no-amistad sacrificial que en general llamamos «la familia», que en gran medida es otro ídolo sustitutorio de Dios.
Y por cierto, de ello se aprovechaba el «Dios-Estado», y hoy quizá el Dios-Estado ampliado e interiorizado en radiaciones, intercambio de datos, etc…. que sería cada vez más una especie de mega-estado corporativo, el de las multinacionales de los datos, una especie de «complejo-militar industrial 2.0», a lo «Nueva Era», etc.
(y por cierto también: «all you need is data«, rezaba hace unas semanas un cartel bien grande en la fachada de una universidad privada de postín en Madrid ─pasé por delante en autobús─).
Para contextualizar el veganismo, pues, hablo de las relaciones de dependencia como un marco donde, inevitablemente, en el nivel emocional profundo, se da un intercambio constante más bien de «asco» y de «odio».
Al menos a la larga, la amistad sería literalmente imposible en un marco de dependencia (material y material-emocional).
Y, de hecho, en cierto sentido muy concreto, y hablando muy en general a la vez…: en este camino, la amistad** es a lo máximo que podemos aspirar, por mucho que sacralicemos el fenómeno de la maternidad y la paternidad, etc.
(Es a lo máximo que podemos aspirar tras la relación con Dios, que no es obligatoria ─claro─, y tras la relación con el alma gemela, que tampoco, pero que son las dos relaciones «supremas» ─lo que no quiere decir que estemos forzados a esperar a nadie para poder tener una relación con Dios, o con amigos, o con el alma gemela… con todos los posibles «viceversas» ahí).
– Hace poco vimos un audio que en parte es el anterior a este en la temática; fue sobre la fachada de buena mamá:
unplandivino.net/fachada-buena-mama/
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* Pongo muchas comillas en madre, abuela, etc., porque «madre no hay más que una» (Dios).
** Quizá podemos decir que, en este camino, la amistad va a ir rimando y conjugándose cada vez más y mejor con eso que tradicionalmente se llamaría «caridad». Pues en realidad tenemos sólo alguien que para nosotros es «más que amigo» (el alma gemela), y todo el resto de humanos físicos y desencarnados son «hermanos» (almas que objetivamente son igual de valiosas, y que son potencialmente eternas «a la manera de Dios»).