La lógica desmotivación de los políticos: tener que "hablar de nada" al final descorazona a cualquiera (y al final no saber -o no poder- pensar en nada)

imagen de gente(donde por ejemplo se invita a descubrir la diferencia entre ideología e ideal…, y se dan breves pinceladas sobre elementos que nos van a ir sirviendo para seguir 🙂 )
En estos textos vamos a hablar sobre reencantar el mundo, cosa que ya habíamos tratado un poco al hablar sobre Bruno Latour y sobre la nueva y sencilla forma de pensar el concepto de «constitución» que planteaba él.
Nos hemos movido hasta ahora en un mundo movidos por una metafísica que reparte el mundo entre «hechos» y «valores» de una manera torticera, de una manera que no nos deja hablar bien, ni comunicar entre sí, los diferentes «mundos» donde se cuece de hecho todo aquello que al final dará con la inevitable ilusión de un «mundo común», y con la otra inevitable ilusión del «bien común», que siempre es algo a reconstruir y a redescubrir conjuntamente con aquel «mundo común».
¿Por qué estamos en una especie de nueva era humana? Esta contiene cosas como:

– el ecologismo (como impulso a la aceptación de la Unidad de toda la humanidad y toda la tierra…, en relación incluso con todo el universo…, y la necesidad de sentir y repensar eso constantemente…, y de con ello repensar lo que somos),
– una especie de crisis (y de reconocimiento de que las crisis, en su aspecto económico, que es el que vemos que «gobierna»… las crisis… de cierto modo son permitidas y alentadas)… una especie de crisis… decíamos, y de cambio de época… donde extrañamente no podemos hablar de valores, y donde quizá se requeriría un verdadero acuerdo sobre cómo hablar de ellos de una forma lo más universal posible…, y de una forma digamos «delgada», aunque a la vez poderosa,
– y cosas como el sano impulso por una democracia y una transparencia ampliadas, impulso que hoy vemos tan efervescente y que tiene a su disposición tantas herramientas para poder implementar sistemas muy sanos de regulación en esta Tierra global -en un futuro «cósmica»- que somos.

El primer tema, antes de nada, es que más bien tendríamos que ante todo poder compadecernos -en el buen sentido de “compadecerse”- de todos los políticos que están ahí, representando en gran medida el papel de monigotes.
Es como si tuviéramos un marco institucional (muy digno por cierto, algo que debemos cuidar y conservar a toda costa, y que para siempre es algo “universal” mientras dure esta etapa de la civilización, tan amenazada todavía), pero un marco cuyo cuadro, cuyo contenido, está digamos que vacío, vacío de contenido, es decir, de ideales… y lleno de gente, de «mafia».
Entonces, al no llenarse dicho marco de elementos que potencien los ideales -frente a las ideologías– se motiva así la “des-realización” de las personas y de los nobles fines del servicio público.
En general, parece que los ideales motivan y unen a gentes que aparentemente podrían tener objetivos muy dispares… y las ideologías parecen más bien subvertir y socavar lo efectivamente conseguido por los ideales (ya que estos siempre están ahí, por mucho que nos degrademos).
De cierta forma, las ideologías podríamos entenderlas como mecanismos que consiguen facilitar la extracción y el consumo de «lo invisible»… el consumo de algo como los valores, como los ideales, los ideales ya conseguidos en un determinado campo social.
Los ideales mantienen vivas las tensiones fundamentales que dinamizan los colectivos que hay en esta civilización… las tensiones entre libertad e igualdad, etc.
Las ideologías dan la impresión de poder más bien paralizar dichas tensiones, y con diversos fines, para quizá, con esa subversión de las tensiones, lograr ciertos objetivos materiales o de otro tipo por parte de ciertas élites que a veces no son muy reconocidas públicamente.
Quizá de los ideales podríamos decir que son capaces de alimentar esa «conexión interior humana», casi esa mera confianza… que es manifestada en la motivación de la vida normal, compartida en confianza y en una especie de servicio colectivo…, dentro de un colectivo que por ejemplo podría estar anclado más o menos en alguna tradición de largo calado, y que no requeriría de muchas leyes formales.
Sobre esto podríamos quizá intentar hablar de un ejemplo (quien sepa más), a cuento del estado de motivación y de descorazonamiento (de «moralidad») personal, que ahora quizá tenga la población rusa tras el paso del «tanque» de aquella ideología que utilizó el campo social tradicional, anterior a la dictadura comunista… para extender ese nuevo «nomadismo» actual que sería el capitalismo industrial (que, en vez de caballos, montan cuentas bancarias al servicio de la concentración de poder en manos de unas pocas multinacionales, y cuyas flechas conquistadoras son las crisis y demás técnicas de extracción global y saqueo -dicho sin acritud, pues simplemente son digamos que «los nuevos bárbaros», instalados en el gobierno secreto mundial).
«El comunismo» habría sido en parte la excusa para simplemente poder implantar más o menos forzosamente un «más de lo mismo», en esa especie de «dictadura» global que tenemos de esos nuevos «nómadas guerreros» secretos de la economía… que gobiernan mediante «la guerra económica», una guerra que ahora sería algo generalizado por «lo económico»… donde todo el planeta ha de ser movilizado para esta guerra. Así que ahí los tenemos, a esos nuevos nómadas «conquistadores» bajo la forma de industriales, de economistas… y de todos los demás ingenieros, etc., que los acompañan necesariamente.
Así, a bote pronto, entre tantas divisiones que tenemos (sobre todo el muy desastroso enfrentamiento entre filosofía y religión), parece que echamos de menos quizá un lenguaje y un sentido de la tradición donde poder hablar con cierta eficacia sobre «los valores», sobre qué son estos, sobre cómo de hecho nuestro sistema funciona «comiendo valores» -tal y como comentábamos en La necesidad de hablar sobre los invisibles valores.
Así que ya hablaremos más de lo que acaba de salir como tema, y que es fundamental: la superación del enfrentamiento entre filosofía (ética) y religión, por muy motivado que esté ahora tal enfrentamiento, o que lo haya estado en el pasado, debido en parte a los usos que ha tenido la religión institucionalizada.
Este enfrentamiento es ridículo.
La religión en general parece estar muy pervertida por «el poder». Pese a eso, su verdadero fin se cumple a veces, y se podría cumplir más, y es ridículo el enfrentamiento que hemos en parte representado en el teatro social… el enfrentamiento entre el bando de la ética y el de lo religioso.
¿Cuál es ese «verdadero fin» de la religión? El de nutrir la «base espiritual», una base que es lo que para empezar nos permite siquiera poder tener y justificar las «ganas de ser mejores»… las ganas de mantener la tensión de los ideales… las ganas, pues, de siquiera hablar de ética… de «valores».
Recordemos que, pese a la aparente perversión de lo religioso, a veces hay mucha gente que se siente bendecida en el marco institucional de las diversas religiones en las que expresan su cambio, que a veces es una auténtica resurrección… su cambio desde un:

– «servirse a sí mismos», al yo separado,
– hacia un «servir a Dios» para encontrar su Sí Mismo en Unidad… para encontrarse a Sí Mismos.

La religión sería idealmente la institución destinada a precisamente preservar:

la llama de los valores,

– la pureza y amplitud de ese «fin», de esa meta final o de «resurrección»…, que es el permitirnos acabar con aquel movimiento del «yo separado», ese movimiento del «servirnos a nosotros mismos»… para poder vivir el otro «servir a algo más grande»…

– preservar y activar la fe viviente, por tanto, la fe en eso que, dentro del corazón de cada ser humano, justifica nuestra atracción por la verdad, la bondad y la belleza supremas… que son esos «atractores» que, desde siempre y de hecho tenemos dentro, como Mentes creadas por Dios (y no creadas por nosotros mismos, pues, para nuestra desgracia 🙂 , no nos hemos creado a nosotros mismos en tanto que Mente/Consciencia que proyecta universo).

La religión sería pues la institución destinada a precisamente permitirse «hablar» sobre los valores y las tensiones de los ideales…, y nutrir (más allá de las palabras) esos valores y su cuidado… para así poder nutrir a una sociedad dada con tal cuidado y con tales formas de «hablar» -que están más allá de las palabras.
Podemos inquietarnos (y tener más motivos para activar esas guerras que tanto interesan, por mera lógica, a los banqueros y sus amigos que negocian a la vez con todos los países), podríamos inquietarnos en países como España, donde el asunto de la religión está todavía tan fuertemente ideologizado, polarizado… donde parece haber tanto odio en varios bandos.
Las ideologías, frente a los ideales, interesan por tanto de cierto modo a gente que a su vez está más directamente interesada (por sus negocios y juegos de poder) en ver una humanidad en conflicto, en shock, separada.
Generalizando: esa separación a gran escala digamos que interesaría «más» a los banqueros y demás dueños de los grandes negocios que se van concentrando en pocas manos, y que «siempre ganan»…, que siempre terminan haciendo dinero y concentrando más poder a partir de la polarización e ideologización del ser humano a nivel mundial y local -mediante por ejemplo la venta de armas, de cuerpos, o a partir de las crisis, etc.
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¿De cómo "bananerizar" aún más a España? ¿Una siguiente etapa "bananera" usando el propio impulso de los españoles por liberarse de esta "corrupción" que ahora tenemos?

imagen corazón en círculo
Esto que sigue es una nota para comentar algo en torno a este artículo:
«La verdad acerca de Pablo Iglesias y su partido político «Podemos»» (Yael Farache)

De lejos parece haber, no sé si «otra vez», la posibilidad de una España dividida en dos bandos, como antes de la guerra civil del 36… y cada uno usando medias verdades, y no poniendo todo sobre la mesa…
Todos tendrían algo de razón. Lo malo es que dejemos que se realice la posibilidad que plantea el artículo que enlacé arriba (aunque el artículo no sé si tiene en cuenta un factor quizá esencial en este país, aunque parezca minoritario: las religiones; la Iglesia católica y el islam).
No sería nada raro que España se «bananerizase» todavía más, paradójicamente con la excusa de liberarse de lo que hay ahora –aunque en vez de vender bananas, las empresas que «tenemos» en España (y parece que las grandes ya se convirtieron en multinacionales supongo que gracias en parte a nuestra «bananerización»…) son Bancos, son empresas de telecomunicaciones que fueron privatizadas, empresas del sector de la construcción que han usado a las elites políticas para emplear miles de millones de euros en obras públicas que aún no se usan y se deterioran… etc.
No sería del todo raro que España se hiciera algo más «república bananera»… (y es que es célebre la fama que tiene España, de intentar autodestruirse 🙂 ).
Podríamos acabar con más de lo mismo, y aún peor.
Más «de lo mismo»… pues España ya está de cierto modo bananerizada. ¿Por qué?:

  • al haber sido en gran parte «vendida», con ciertas leyes (aparte de con el insólito y vergonzante fenómeno de la privatización:
    todas las infraestructuras que fueron pagadas durante muchos años por los impuestos de la gente, pasan a tener un dueño que se beneficiará en lo sucesivo de la posible rentabilidad y la expansión internacional de lo que antes era un servicio público pagado por todos)…
  •  y por tener una «democracia» que ha sido desde hace mucho tiempo capturada/gobernada desde los «gobiernos» más o menos en la sombra de Alemania, EEUU, y los «think tanks» de diseñadores de turno.

Es cierto que el sistema que llamamos ahora «democracia» no lo es, o no del todo… pues por ejemplo no hay una verdadera separación de poderes… y los «representantes» solo representan en realidad a su Partido, teniendo que hacer lo que diga el jefe de este (que en uno de los partidos, ahora en el gobierno, desciende «a dedo» desde el dictador Franco y sus amigos).
La democracia se caracteriza por justo lo que falta ahora: básicamente separación de poderes y representación (no hay ni una ni otra cosa).
Hasta ahora básicamente representaban a dos Partidos (PP, PSOE) que, con ayuda de las otras dos «marionetas» estructurales que eran los dos grandes partidos «nacionalistas de derechas» (PNV vasco, y CiU catalán)…, cumplieron, en su comportamiento más global, con su diseño: turnarse en el poder, siendo ambos Partidos, en gran medida, otra institución más del Estado, pagada por el Estado.
Esto es lo que ahora se llama «casta» en España… y que al parecer en la Venezuela antes de Chávez era «la cúpula».
Digamos que lo que hay ahora es una mezcla de democracia y de fascismo, pues, como nos enseña Trevijano (figura esencial en este país), el ideal del fascismo era INCORPORAR LAS MASAS AL ESTADO (cosa que en este caso se lleva a cabo teniendo unos pocos y grandes partidos pagados por el Estado… que no salen realmente del impulso de la propia sociedad civil… sino de una casta o «sociedad» «política»). En el artículo de Yael ya hubo algunos comentarios que hablaban en los términos de Trevijano sobre este tema: ver por ejemplo este.
Y la posibilidad de «chavizar» España sería peor… la posibilidad de convertirla en «otra Venezuela»… si el proceso constituyente que promete Pablo Iglesias, el quizá futuro presidente… es un proceso constituyente a la venezolana, para agravar los mismos «fallos» que hemos descrito que tendría esta «democracia»: la «no separación de poderes», la no representación, etc.
Pero en realidad en el partido de Pablo se supone que, si le dejan, una vez en el poder sí abriría procesos realmente equitativos y democráticos, no al estilo meramente «populista».
El texto de Yael, así como mucha propaganda actual «anti-Podemos», parecería estar hablando o elucubrando quizá demasiado rápido sobre «lo que en realidad quiere hacer» Pablo Iglesias.
Caben quizá dos posibilidades:

  • que Pablo sea coherente con lo que dijo alguna vez: que no quiere el poder, que lo que realmente quiere es poder ayudar a regenerar la democracia en España, con las miras puestas en un verdadero proceso constituyente, con libertad constituyente, y no un proceso al estilo del que supongo que fue el de Chávez al redactar la nueva constitución.
  •  que Pablo y su «gabinete» estén engañando, y que realmente, una vez arriba, den rienda suelta a experimentos del estilo del chavismo, que no se enfocarán en promover la libertad política, sino que tenderán a blindar a una nueva elite, escudada en algo que equivalga a «somos revolucionarios bolivarianos».

Lo que se pierde «chavizando»… en vez de realmente regenerar la democracia… parece ser la posibilidad de eso: de iniciar o reforzar la separación de los poderes, con unas medidas estructurales que potencien y aglutinen «lo bueno» que ya se tiene… implementando una libertad política creciente (que no es lo mismo que la libertad de expresión, o que libertades de tipo material, o la propiedad privada, etc)… con, por ejemplo, la participación de los mejores profesionales de cada ramo en la administración de lo público… y recuperando el papel de lo público sin coartar las libertades. Continuar leyendo «¿De cómo "bananerizar" aún más a España? ¿Una siguiente etapa "bananera" usando el propio impulso de los españoles por liberarse de esta "corrupción" que ahora tenemos?»

Dos cosas de actualidad: la propuesta del trabajo garantizado / Ucrania

Índice:
– Trabajo garantizado
– Ucrania y manipulación

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¿Cómo es eso de una política que implemente el «trabajo garantizado»?
¡Me encanta!
¡Ay! Ay si me viera yo mismo hablando así hace 15 años… no me reconocería yo a mí mismo 🙂
¿Necesitamos trabajar?
Sí, la mayoría sí, en tanto que «necesitamos» la relación (pues en el fondo SOMOS relación)…
Y es que en la relación se expresan y se refuerzan los «valores fundamentales» en el ser humano (confianza, honestidad, lealtad…).
Y hay tantas «necesidades» sociales y ecológicas que satisfacer, que cuidar… Tantos «trabajos» sanos posibles… a impulsar desde lo público… y que «mejoren» las relaciones sociales y «ecológicas».
Esto es un vídeo resumen sobre el tema del «trabajo garantizado»; es de un joven economista que tiene un blog muy didáctico sobre economía, por si alguna vez queremos mirar del tema.
Parece fundamental garantizar el trabajo… aunque solo sea de entrada para intentar favorecer que se deje de pensar esto:

«no hay nada que hacer»…

«no se nos necesita» de alguna manera.
Ese desánimo creo que es de lo más destructivo que hay. De cierta manera destruye todos los valores elementales que «aprendemos» con tanto esfuerzo desde la cuna… con esa confianza y lealtad de nuestras familias, de las madres… si es que hemos tenido esa suerte (cosa que casi todo el mundo ha tenido, poco o mucho: lealtad y confianza por parte de su entorno «familiar»).
Y ya veíamos hace poco que nuestro «sistema» tiende a ser anticivilizatorio en el sentido de que «come valores» (valores como cualidades de la relación).
Todo el esfuerzo en el sentido de garantizar el trabajo…, favoreciendo o reforzando públicamente la «sensación general» de que «sí se nos necesita»… sería magnífico hacerlo, progresivamente… pero claro, sin limitar la sana expresión de las «libertades individuales».
Creo que la mayoría de la población necesitamos «la relación». Así de simple. Y necesitamos «garantizar» cada vez más y mejor «el trabajo». Esto parece que sería la vía más directa y REALISTA.
Y las excepciones, las excepciones personales que existen… ya que realmente, y según el tipo de personalidad, hay gente que no siente tanto la necesidad de «la relación»… dichas excepciones simplemente se deja que existan, claro está, y se potenciarán de otra manera si es preciso, pues obviamente no se trata de imponer el trabajo, sino de garantizarlo.
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La importancia que puede tener hablar de «valores», y la política económica como máquina para destruirlos y literalmente comérselos (una nota simple con un poco de «historia política» de actualidad: las preferentes)

A una flor, le atribuimos por ejemplo su color -digamos «amarillo».
Y decimos -según creo- que esto es «una cualidad».
Esta cualidad se dice «cualidad DE la flor», y es expresada con ese color… y con todos los matices que queramos del amarillo.
En realidad, para empezar no es una cualidad «de la flor», sino de LA RELACIÓN que tenemos «con ella»… en ciertas condiciones generales  * .
En este caso, nos estamos fijando en una relación que llamaríamos «física», pues estamos hablando de «colores».
Y aquí hay una extraña obviedad, que va a ser muy importante, y que es esta:

la relación en el fondo no se ve, está ahí en una especie de «fondo»…, como en el fondo del ser… dando lugar (en este aspecto «físico», ya que hablamos de «cualidades físicas»)… dando lugar a cuerpos…, a «ondas electromagnéticas», a células, a «reacciones químicas»…

Todos esos ingredientes… individuados… vienen así como «después», y no están en realidad separados… nada de todo eso lo está… nada en el fondo estaría separado (si bien lo parece en la superficie, no es así en el fondo).
Así, la Relación termina dando la posibilidad de hablar de «cualidades», en este caso físicas: el amarillo «DE» una flor… que podríamos decir de otra manera:

el amarillo que presenta la relación «cuerpo / flor / luz blanca».

¿Qué más le atribuimos a la relación en general?
¿Qué cualidades hay atribuibles a la relación, y que son cosas que en este caso no se «ven»?
Por ejemplo, la cualidad de «la confianza».
¿Cómo hace nuestro sistema sociopolítico, este nuestro mundo tan agudamente «dualista», para comer confianza, para literalmente alimentarse de ella y de otros «valores», de otras cualidades de relación?
¿Por qué se critica al «capitalismo» como algo que no respeta ciertos «valores» fundamentales… criticándose esto tanto por parte de por ejemplo «la Iglesia» así como desde lo que tradicionalmente llamábamos «la izquierda»?
¿Cómo «se come» la confianza «en sociedad»… aunque a la confianza no se la vea ni se la venda directamente por ejemplo en internet… sino que sea esa cierta «base» sobre la cual pueden luego «crecer» las cosas, las empresas, etc.?
Mmm, qué curioso, «la base sobre la cual pueden crecer cosas»… A eso apuntaba nuestra anterior observación: a la relación como «fondo»…, fondo dador de «vida relacional superficial». Continuar leyendo «La importancia que puede tener hablar de «valores», y la política económica como máquina para destruirlos y literalmente comérselos (una nota simple con un poco de «historia política» de actualidad: las preferentes)»

Empezando a entender "filosóficamente" cómo es que la corrupción impera por sistema. Simone Weil, «Echar raíces»

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«…la protección de la libertad de pensar exige que la ley prohíba a todo grupo la posibilidad de expresar una opinión. Pues cuando un grupo afirma tener opiniones tiende inevitablemente a imponerlas a sus miembros.» (Simone Weil, Echar raíces)

Por si no es obvio, en su texto Echar raíces, Simone Weil daba unas bases para comprender la obviedad de que la corrupción sea algo intrínseco a nuestro sistema —que esencialmente pretendía ser un régimen donde el móvil principal es el del beneficio.
Pero… ¿qué significa «comprender»? Es un movimiento de poner en conexión, de ampliar y facilitar la visualización de las relaciones entre, como veremos, por ejemplo: economía, «carencias espirituales»… y necesidades como la de obedecer, etc.
Y además —y en general debido a una «carencia» de tipo «espiritual», a una merma de «objetivos espirituales», que es lo que esencialmente tiene en cuenta esta filósofa en sus textos— también podemos entender otras muchas cosas —como por ejemplo que todo esto derive fácilmente en fascismo/esclavitud.
Ahora pongo la cita entera sobre «obediencia», pero a lo que vamos es a ver si el final nos convence o ayuda:

«Quienes favorecen un estado de cosas tal que el incentivo del beneficio sea el móvil principal para los hombres sustraen a éstos la obediencia, pues el consentimiento, su principio, no es algo que se pueda vender.

» Multitud de signos muestran que los hombres de nuestra época están desde hace tiempo hambrientos de obediencia. Pero se ha aprovechado la ocasión para darles la esclavitud.»

Weil dice que la obediencia es una necesidad del alma humana (pero obediencia que implica una sumisión no servil, ya que el consentimiento es dado esencialmente de una vez para siempre —es pues algo constituyente, es decir, relacional, que «fabrica» relación… fundamental…: co-sentir, con-sentimiento).
La cita entera: Continuar leyendo «Empezando a entender "filosóficamente" cómo es que la corrupción impera por sistema. Simone Weil, «Echar raíces»»