Andrew habla con Jesús sobre las causas de lo que le llevó a su cáncer, poco antes de «morir»

Vemos y comentamos en grupo el caso impactante de Andrew, en conversación con Miller (Jesús) sobre su cáncer y temas relacionados.

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Índice

– Enlaces a todos los vídeos
– Introducción
– Índices de temas y tiempos de los vídeos

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Enlaces a todos los vídeos (cuatro en total)

vídeo 1 / vídeo 2 / vídeo 3 / vídeo 4

Introducción

Palabras clave y conceptos:
– relación entre la enfermedad y la supresión de emociones (heridas emocionales, adicciones emocionales, expectativas/exigencias, demandas. Ira, tristeza, superioridad)
– relación entre la enfermedad y la influencia de desencarnados (superioridad, ira)
– cáncer
– alma.

Andrew moriría a los pocos días de entrevistarse aquí, en el 2015.

Este es un caso muy gráfico, pues lo que nos pasa a todos (en cuanto a la relación entre la enfermedad, la influencia de espíritus en heridas emocionales (por ley de atracción), ver cómo la fachada «mata»…)… lo que nos pasa a todos… se ve representado aquí «a la vista», pues la exmujer, que había muerto hacía pocos años, tenía contacto consciente con espíritus y hacía de médium de espíritus que deseaban controlar a Andrew.

Estos vídeos los visualizamos con Clau*, Ana Pilar, Juani y Francisco (aunque no con todos a la vez en todos los vídeos).

Ver índices de los temas y tiempos abajo, de cada vídeo.

Intercalamos comentarios nuestros mientras lo vemos, como hacemos a veces, a diferencia de los vídeos donde vemos todo seguido, y luego al final comentamos.

Este tema pertenece por ejemplo a la página guía B.1 de la web.

* Canal de Clau:
https://www.youtube.com/channel/UCTx32q_QFCWi9Uq49F83fsA

Índices de temas y tiempos de los vídeos

Índice vídeo 1

0:00 Introducción
4:58 EMPIEZA VISUALIZACIÓN
7:43 Miller comenta el tema global de las causas del cáncer
8:49 Trasfondo de Andrew, personal: su madre también murió con cáncer, y su exmujer. Esta mujer hacía trabajo con espíritus («espiritista»)
12:18 Andrew comenta sobre su influencia de espíritus, que ya tenía de joven, y por eso buscó ayuda en la que luego sería su mujer. Ella era médium, se ponía en trance
18:58 Miller le invita a recordar lo que hablaron hace años en un taller al que acudió Andrew: allí ya le dijo que estaban influyendo mucho en su vida (espíritus)
22:05 Miller habla sobre «cualquier enfermedad»: supresión de emociones Continuar leyendo «Andrew habla con Jesús sobre las causas de lo que le llevó a su cáncer, poco antes de «morir»»

El mundo al revés: perdonamos cuando tenemos que arrepentirnos, y viceversa

(Texto leído en audio aquí / Y enlace de descarga.
Audio complementario: La verdad acerca del arrepentimiento y del perdón (1) // )

Muy a menudo practicamos, sin darnos cuenta, una especie de arrepentimiento (contrición) con respecto a la gente que en realidad tenemos que «perdonar».

Insistamos de nuevo en que en realidad todo esto es un asunto emocional, en el sentido de que nos pasamos la pelota de las grabaciones emocionales.

Y sí, efectivamente, nadie tiene «la culpa»… pero al final, tampoco nadie se responsabiliza (pues hay muy poca gente humilde, en el sentido en que lo definimos aquí).

Para ver el caos que se forma debido a que nadie se responsabiliza, y ver cómo es que no sabemos responsabilizarnos (emocionalmente), podemos tratar el ejemplo -quizá muy típico- de las madres, que de alguna manera «son sagradas» (en este sentido erróneo):

Yo te parí, así es que autocúlpate todo lo que puedas…

…y ese tipo de cosas.

Entonces, las personas intentamos a menudo «expiar culpas», por ejemplo, como hijos, y practicamos la contrición o arrepentimiento como si les hubiéramos hecho a ellos -a los padres o a las madres- muchas «cosas malas».

Esto lo hacemos a menudo para no crecer, para no sentir la pena profunda asociada a cómo nos trató nuestro ambiente cuando éramos muy pequeños.

Es como si les debiéramos algo a los padres, buscando de este modo una especie de aprobación, o sea, buscando prolongar un estado en el que nos hemos juzgado a nosotros mismos, nos hemos culpado a nosotros mismos, por algo que en realidad no nos grabamos emocionalmente nosotros (vino del entorno hacia nuestra alma).

Esto lo hacemos muchas personas, inconscientemente, desde muy pronto en la vida, para así no recibir las energías de juicio que vienen de los «poderosos» adultos que nos rodean, incorporando así profundamente un sentido de invalidez, etc.

Es decir, lo que hacemos es juzgarnos antes de que nos juzgue la mamá o el papá.

De ese modo nos «protegemos», en el sentido de que ahora podemos controlar, o creemos poder controlar, lo que nos vendrá desde los adultos… y podremos así «evitar» que vuelvan a entrar las energías de juicio desde ellos (unas energías que tanto duelen, ya que, de pequeños, no tenemos casi más protección y guía que esas personas adultas de las que depende prácticamente todo).

Esto es independiente de que luego, efectivamente, en la vida, también podemos haber hecho «cosas malas» a los padres y madres. Pero, en un principio, no es así, pues básicamente somos espejos emocionales (en la primera infancia, como hemos visto en otras partes).

Así pues, en esa cascada de «autoprotección» invalidante, donde no nos protegemos en absoluto (en este «juzgarnos antes de que nos juzguen» tan dolorosamente los padres) hacemos durante la vida gestos de «arrepentimiento» donde lo confundimos todo… pues hacemos como si nosotros fuéramos los malos de la película… en vez de responsabilizarnos de nuestras emociones, pero en tanto que muchas de ellas son cosas que nos vinieron «desde fuera».

Es decir, en vez de «perdonar», «nos arrepentimos», y viceversa.

Y esas emociones basadas en el error entraron en nuestra alma desde el entorno, ya que nosotros éramos incluso bebés cuando por ejemplo las «sagradas madres» nos graban inconscientemente cosas que ni se dan cuenta que están grabando en nuestras almas.

Entonces, quizá ya de adultos, «expiamos» culpas arrepintiéndonos con respecto a personas que en realidad tenemos que «perdonar» (perdonar aquello que provenía de su alma, en la primera infancia)… perdonar en el sentido de responsabilizarnos de ese modo ya comentado, donde en realidad el «trabajo» es el de volver a hacer fluir todas esas emociones que ya tenemos dentro, que fuimos continuamente incorporando, y que provenían de, por ejemplo, toda esa parte femenina generacional… tan sacralizada, o bien de los padres, etc.

Entonces, tenemos estas dos formas -que es como si fueran simétricas- de responsabilizarnos de las emociones:

– arrepentirse: sentir con humildad, por ejemplo como padres o madres, cuáles eran las causas emocionales de aquella actitud que teníamos y que nos hizo proyectar contra, o juzgar, por ejemplo a unos niños pequeños,

– el perdón: responsabilizarnos igualmente de las emociones que hemos incorporado del ambiente, sin culpar, pero admitiendo la verdad: que nadie se merece nada, que nadie se merece eso.

Por ejemplo, un padre o una madre, debido a las proyecciones que ahora se da cuenta que «metió» en el alma de sus hijos… practicaría el arrepentimiento (concepto este que, como hemos dicho, se emplea para hablar de la tarea de responsabilizarse cada vez más concretamente de las emociones que seguimos teniendo bloqueadas, y que fueron las que nos hicieron proyectar en aquel momento hacia los niños).

Y, por otra parte, los niños, en general, o los jóvenes… practicarían mucho el perdón…. o sea, el responsabilizarse de las emociones proyectadas en ellos que se imprimieron en su alma… pero que, para recibirlas, ellos «no hicieron nada»,  «no se lo tenían merecido»; es decir: son objetivamente injustas, aunque ahora ya solo nos toque, en la vida, sentir (cultivar la humildad).

No hicimos nada para ganarnos esa «impresión álmica oscurecedora»… si la podemos llamar así. Y la parte que nos toca de «limpieza» con respecto a esa grabación, no es la de arrepentirnos por nada.

Cuando nos arrepentimos de algo que en realidad nosotros no hemos hecho (pues no nos hemos grabado esas emociones «juzgadoras», etc.), entonces, liamos mucho las cosas, pues la otra persona (por ejemplo un padre o una madre), que es la que realmente, en su alma, desearía trabajar el arrepentimiento para crecer (en este sentido técnico de deshacer las causas que le llevaron a grabar «emociones erradas» en los hijos)… esa otra persona, madre o padre… decíamos… entonces se ve en un papel que no le corresponde: tiene quizá un hijo, un nieto, sobrino, etc., que le representa, ahí delante, el papel de «soy culpable», y todo el rato (atraído por la ley de la atracción del padre o la madre, para que así este pueda volver a sentir ciertas emociones causales).

Como veis, esto es muy práctico, y es el caso de por ejemplo la gente que a menudo nos ponemos a cuidar a familiares mayores o ancianos, pero con unos sentimientos de lo que llamamos «culpa» (que es arrepentimiento por algo que en realidad no hicimos)… y así, estamos evitando perdonar, pues, como hemos visto, lo confundimos todo, lo mezclamos todo.

Ya vemos pues el lío que montamos en torno a este tema de «la culpa».

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Recordatorio:
todo esto no me lo invento yo, sino que está elaborado a partir de charlas y talleres de Miller y Mary.

La sacralización de «la madre» para tapar heridas emocionales que nos alejan vivir el amor de Dios

Seguimos con cosas muy básicas. Esta vez, el audio que se muestra arriba, se trata de una charla informal sobre el tema del título: la «sacralización» de las madres, en su aspecto más tragicómico.

Allá por el minuto 23 se corta un poco el audio.

Es donde comento sobre la ganadería:

al parecer, durante milenios, las prácticas más o menos brutales que se tenían con el ganado se realizaban en gran medida con las mujeres.

Hay o hubo, por tanto, un proceso de «grabación» de traumas… en la humanidad… y sobre todo en el traspaso emocional de madres a hijos… en un proceso de grabación de esas heridas… en los cuerpos emocionales de los hijos, «inconscientemente»… y una concomitante «evitación del dolor» en todos nosotros (y por tanto, un bloqueo de nosotros mismos, de todos, como canales de energía y amor).

Ese momento donde se corta el audio es también el punto donde invito a comentar un poco esto tan simple y conocido:
la manera de tratar el «te odio», cuando un niño pequeño expresa un «te odio» a un padre… o sobre todo a una madre, una tan «sacralizada» figura materna. Esta vez es el caso de una niña, además, pues Bertha es la mamá que comentó acerca de ese «te odio»… cuando surgió este tema -en este audio en directo en instagram-.

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Así pues, seguimos muy de cerca los temas de los anteriores audios, pues también invito a unas enseñanzas básicas de A. J. Miller y su pareja Mary: divinetruth.com

En este caso, también es un audio hecho en instagram, donde suelo hacer también invitaciones diarias a la meditación/oración, a veces muy breves. Cuenta de instagram:
http://instagram.com/un.plan.divino
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Más audios breves anteriores de esta serie:

– Todos los asuntos supuestamente de «vidas pasadas», recuerdos, etc., podrían entenderse fácilmente

– El mundo: una serie de calmantes y tiritas para las heridas emocionales milenarias… la verdad

– Las decisiones «malas» del pasado, y el miedo a afrontar las emociones subyacentes… son regalos

– Si no estamos presentes en las emociones profundas e «inocentes», buscamos actos físicos «adictivos»

– Sentir el enojo, la ira, la frustración… sentirlos, no es ni juzgarlos ni justificarlos

– «Fe es «mover el trasero» (mover el c**o, decimos aquí)»

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– Lista de reproducción sobre estas cosas de Miller y su pareja Mary:

Continuar leyendo «La sacralización de «la madre» para tapar heridas emocionales que nos alejan vivir el amor de Dios»