En este audio…
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… vemos el tema de la fachada de ser «buena madre», con ejemplos de «mi caso», donde hay una gran cantidad de sacrificio, como en tantos otros casos.
Es decir, la vida se llena de «actitud de sacrificio», muy profundamente asimilada.
Esa actitud queda digamos así como bloqueada en el alma, y en muchas almas a la vez, en los hogares, en una especie de «cámaras de reverberación» emocional.
Arrastramos eso, y lo llevamos también al mundo espiritual con nosotros; es decir, nos preocupamos por los hijos (con el fatídico «mi»: «mis hijos»), en vez de ocuparnos de nuestra alma, es decir, de los motivos reales por los que hacemos eso (para no sentir nuestras heridas profundas); de lo que realmente nos anima, que es a menudo una actitud de sacrificio, y que termina facilitando la creación de «más muerte» ─como vimos en otros sitios: «aborto y antepasados»─ .
Como sabemos, esa vida en sacrificio se trata de mucho miedo, de vivir en mucho miedo, un miedo que por tanto es inevitablemente bombeado al entorno al no sentirlo uno mismo, es decir, al no hacernos responsables emocionalmente de cómo estamos realmente… y al no disolverlo ─de ese modo─ en uno mismo ─disolviéndolo como la «nada» que efectivamente es, es decir, como lo insustancial que es, tal como nos recuerda Jesús mismo que es: «expectativas falsas que parecen ser reales»─.
En ese entorno más o menos «oscuro» tuvimos que aprender lo más básico de «cómo empezar a ser nosotros mismos». (Lo vimos un poco en otros audios, muy explícitamente ─en mi caso con, digamos, «dos madres», etc.─.)
Recientemente estoy teniendo muchas llamadas telefónicas con mi madre biológica sobre el tema.