Vaya cuadro tan increíble, tragicómico, que es, «la humanidad».
Estamos viendo lo importante que es, en general, la influencia de los desencarnados, de todo tipo…
Pero todos estábamos deseando temerosamente «la ignorancia sobre ello»… en gran medida estamos amaestrar y nos hemos dejado «amaestrar» en masa para ello… pues al no querer sentir las emociones profundas desagradables entregamos en general el alma a «manejos energéticos».
Saltan a la vista muchos rasgos de «ingeniería social», que ha ido gestionando este «deseo de ignorancia» nuestro… ha ido gestionando las creencias en torno al mundo espiritual, miedos, etc.
¡Es tan ridículo que algunas cosas sean tan simples y ni siquiera se puedan decir!
Qué cerrazón 🙂
Por ejemplo, la confusión en muchas religiones: Se cree que la «resurrección» de Jesús era que «seguía viviendo» (!)… y las personas encubren miedos varios con «esperanzas en resucitar»… creyendo que «la resurrección» es eso, meramente seguir vivos – como todo el mundo sigue de hecho, en su cuerpo espiritual… -.
Qué simple es, pero nuestras fachadas no lo hacen sencillo en nuestra experiencia.
Es de reír por no llorar, pues la «resurrección», «nacer de nuevo», es transformar el alma con el amor de Dios, que no es el natural… y Jesús ya lo había hecho antes de dejar el cuerpo físico, o sea, ya había recibido y recibía todo el rato amor de nuestra «Madre» Dios… antes de que lo colgaran en un poste 🙂 .
¡Qué mundo de adictos al control-miedo ha quedado… parece… en tantas partes del mundo!
Y tanta acumulación de personas así… vaya bomba parece a veces 🙂 … No es raro que caigan bombas, y haya tanto terrorismo informativo, etc.
Ley de compensación… para sentir…
Todos «acumulando en el alma ley de compensación negativa»… y mismamente con el tema que tanto hemos visto, de los abortos… o también con los «pinchazos rutinarios» a niños…
A ver cómo gestionamos pues el hecho de que, muchas veces, venían o vienen de parte de desencarnados cosas como:
– las palabras que oímos y creemos «de nuestra alma»…
– las sugerencias que nos pueden hacer sobre por ejemplo interpretar lo que los demás nos dicen (o sobre interpretar lo que vivimos…)
– o lo que sentimos… muchas veces es lo que sentimos lo que viene o venía de parte de desencarnados…
Esos desencarnados, como ya vimos… no necesariamente están mejor que nosotros de «condición de alma», pero sí pueden creerlo…
Es decir, por ejemplo, los espíritus no necesariamente tienen asimilado en el alma (parecido a como nosotros tampoco lo tenemos) que el cuidado/amor es nada más que un regalo.
Vivíamos y vivimos en diversas formas de «prisa»…
Así que mucho ánimo con eso.
Al final eso es «huir del alma», huir de sentir y reconocer nuestra verdadera condición en el alma (bastante oscura en realidad en casi todos, por mucho que lo queramos negar con fachadas).
Y así, seguimos haciendo daño a nuestra alma… haciendo cosas que son degradantes.
Está muy bien escribir las cosas para «establecer la intención».
Por ejemplo, yo «tengo que» hacer mejor no sólo la lista de arrepentimiento, de la que ya hablamos en un audio…, sino también escribir más aún sobre el daño recibido… escribir en el diario, si nos ayuda… y hablar con Dios y guías… y hacer «lista» de ello; o sea, una lista, sin tapujos, con todo el daño emocional que proviene de lo que me hacía mi abuela, mi madre, mi abuelo…
Ese daño está en el alma, y como los antepasados no quieren (al igual que nosotros) ser como niños pequeños (ser humildes), de nuevo, con ese daño que han hecho desde sus almas (como todo el mundo hacemos más o menos)…, entonces los antepasados se siguen «pegando» a los hijos, culposamente, aun «muertos».
Y es que no quieren, no queremos saber lo que pasa… reconociendo que es así de simple: Volver a ser como niños con esas emociones.
Pero la voluntad de la verdad, el deseo de la verdad, es decir, el querer ser honestos sobre de dónde provienen, etc., es un paso necesario. Si no, no las «agarramos» con el alma. Y así, sin nosotros querer «agarrar» (sentir, hacer caso, considerar, esas emociones…)… así, con esa indisposición a la verdad de nuestra verdadera condición en el alma, en la fuente de nuestro ánimo… ni siquiera Dios puede obligarnos a «agarrarlas» para así poder Dios «darnos su amor con respecto» a esa parte del alma, y poder sanar con ese amor las causas de que sigamos en prisas, en degradación, o «faltando al respeto» de nuestro cuerpo, o no desafiando miedos evidentemente «a desafiar»… o faltando al respeto de los animales… o «usando emocionalmente» a los demás, etc.
Pero es que somos «muy judeocristianos», culposos, por ejemplo al no querer ver que los padres no son «sagrados». Los padres y madres no son en realidad para nada «nuestras madres» ni «nuestros padres» 😂 – eso es de lo más «fundamental de la vida», jajaja, en este camino -.