[Esta página se puede escuchar leída ─con algún comentario─ en marzo del 2021, aquí: audio / descarga del audio]
[Como el resto de páginas, está básicamente inspirada en los materiales de Jesús y María M.]
[Últimas actualizaciones: noviembre 2024 / diciembre 2022, muy completa ─y espero rehacer el audio de lectura enlazado arriba─]
Índice
– Introducción, el yo
– La responsabilidad personal
– La conciencia
– La voluntad y la fe; crecer en la fe y en la verdad; las emociones y la acción; el cambio
– La oración y el yo
– El alma humana
– El alma humana y su reflejo en el entorno
– El regalo del libre albedrío y los actos de violencia
─ Materiales
─ Notas (los asteriscos en el texto (*) remiten a esta sección de notas)
Introducción
[Nota previa: puede ser muy práctico ver el apartado de materiales, debajo del todo, pues hay ilustraciones prácticas recientes por ejemplo de Jesús, y también ilustraciones con mi caso personal en este camino del amor de Dios.
En general, en el apartado de materiales hay propuestas prácticas para deconstruir la fachada de la que hablamos al principio de esta página ─algo necesario si se quiere crecer en la condición del alma─, etc.
Ver también: «Notas básicas sobre el alma («desmitificando» por completo «el alma»)«]
Para empezar, podemos hablar de nuestro «yo» con estas tres partes:
Fachada – yo herido – yo verdadero/»real».
Fachada:
1) Más superficialmente, y como si fuera la cáscara del huevo con el que podemos representar a nuestro yo, tenemos la fachada, o el yo de fachada
Yo herido:
2) La clara de ese huevo sería el yo herido
Yo verdadero/»real»:
3) La yema representaría al verdadero ser/yo
Cuando estamos más en ese «yo verdadero», cuando nos vamos conociendo a nosotros mismos, es cuando mejor podemos además conocer o contactar con Dios, y mejor puede Dios contactar con nosotros.
La fachada la creamos al rebelarnos contra las emociones del yo herido.
Ese acto de rebeldía lo imitamos de los adultos.
Ese acto son juicios (juicio/miedo), juicios de las emociones (vergüenza, miedo…), juicios de esas emociones desarmónicas que deberíamos haber dejado fluir, de pequeños, para estar sanos (pero que dejamos bloqueadas en nosotros a imitación de los adultos, o por invitación de los adultos).
Esos juicios (miedos que son juicios), ya están interiorizados en los adultos.
Los adultos nos enseñan a «juzgar la emoción» cuando sentimos vergüenzas, miedos, penas, enfados… cosas que muy a menudo son de ellos, además, pues tal como vemos en diversos materiales de Jesús y María M. (ver temas de crianza), los niños simplemente empiezan la vida sobre todo reflejando las emociones a los adultos (y si pueden expresarán aquellas emociones ya almacenadas en la gestación, para poder librarse de ellas).
Los adultos tenemos muchas emociones desarmónicas, que les causan a ellos y al entorno malestar, enfermedad, etc. ─sobre todo a la larga─. Los adultos pasamos estas emociones «sin querer queriendo» a los niños.
De ese modo, cuando crecemos, nos hacemos «a imagen de los adultos», en vez de ser lo que ya somos, pues somos hechos como almas por Dios (mitad de alma), es decir, somos «a imagen de Dios».
Somos un alma creada pura, porque Dios es puro (y muy importante en este camino: el alma, además, por diseño, se puede transformar en «divina» si pedimos y recibimos amor de Dios).
Ya en la concepción, nuestra alma (mitad de alma) absorbe en seguida muchas «manchas» o «semillas de bloqueo» del flujo normal de la emoción en el alma (miedo, etc.).
Creamos pues esa fachada, la cáscara del huevo, por la «invitación» y por el ejemplo del entorno de adultos.
Esta fachada la usamos para no ser humildes y no tener que sentir las «heridas».
Al no sentir las heridas no podemos acceder a ser más el verdadero yo.
Vivimos pues unas vidas de «huida de nuestro verdadero ser».
Eso evita que podamos, en la práctica:
– asimilar emocionalmente lo que es el amor, para poder dar o vivir más, y a la vez, y realmente, en el amor por uno mismo, el amor por los demás, el amor por el entorno/creación… y en general la verdad.
– y eso evita que podamos relacionarnos algo (o más) con Dios.
Es decir, nuestra resistencia a ser humildes con las heridas evita que «seamos el yo real» ─que podamos abrazar nuestros deseos puros, etc.─, y evita que podamos recibir el amor de Dios a través del instrumento que Dios tiene para ello y que se llama «Espíritu Santo» (que solemos confundir con acciones o sentimientos de desencarnados, o con la operación de la conciencia, etc.).
Esa es pues la fachada o máscara con la que al final evitamos ser reales, es decir, ser nosotros mismos (ser «hijos de Dios» ─como lo queramos decir─).
El egoísmo es querer que otra persona me ayude a tapar o reprimir mis propias emociones*.
La rebelión «contra la humildad» en que consiste nuestra fachada puede ser motivo de que nosotros, actuando en el estado de sueño (es decir, actuando en nuestro cuerpo espiritual, en situaciones también muy reales ─ver página B.4─), actuemos en base a las emociones del yo herido.
(Recordemos que, en el estado de sueño, la fachada no tiene sentido, en el sentido de que se ve «más energéticamente», y por tanto en nuestro cuerpo espiritual «se ve todo» más claramente.)
Por ejemplo, si despiertos ─es decir, en el estado de vigilia─ tenemos mucha emoción de vergüenza sin procesar, una vergüenza que nuestra fachada de cierto modo alimenta… entonces, en el estado de sueño podemos «soltarnos» totalmente para hacer «lo que nos dé la gana», como si intentáramos demostrar con ello que «no hay nada de lo que avergonzarse».
Sin embargo, de ese modo aumentamos esa emoción de vergüenza, y aumentamos pues la fachada con la cual nos vamos a hacer sufrir a nosotros mismos (al impedirnos un poco más ser el yo verdadero)… y también vamos a querer hacer sufrir, por ejemplo, a una pareja (contra ella es quizá por lo que actuamos tan vengativamente en el cuerpo espiritual, por la noche, al dormir).
Es decir, como vemos, cualquier emoción que no queramos sentir en el estado de vigilia (que no la queramos sentir con la actitud humilde de un niño pequeño), a veces nos hace comportarnos ─en el estado de sueño─ de maneras que en realidad consiguen acrecentar esa emoción enmascarada (del yo herido), y, por lo tanto, así, hacemos que crezcan nuestro dolor y sufrimiento.
Así que es importante subrayar una y otra vez lo siguiente (que es como un «seguro de humildad»):
No son nuestras «heridas emocionales» las que nos llevan a hacer cosas que incrementan nuestro dolor emocional. Lo que nos hace actuar de forma no armónica es nuestra indisposición a sentir esos dolores, nuestra resistencia (es decir, nuestra batalla no reconocida contra la humildad, tal como la entendemos ahora, respecto a las emociones, y de forma tan amplia ─como vemos en la página guía A.2─).
En nuestro camino de sanación del alma podemos pasar por fases en las cuales, para «no entrar en la yema del huevo», estamos solo en las dos capas superficiales, la cáscara y la clara del «huevo» (si es que llegamos a tocar el yo herido con algo de sinceridad).
En esas capas más superficiales estamos viviendo en adicciones emocionales (fachada).
Y huimos a las adicciones cuando tocamos el yo herido, cuando tocamos esos miedos-juicios profundos, los que están en el yo herido (esos miedos-juicios que dijimos que son incorporados en la infancia, y que son una especie de «juicio a la vida», más o menos continuo ─por frustración, etc.─, en el que en general se encuentran todos los adultos y que se hace en los hogares automáticamente).
La responsabilidad personal
Me parece muy importante la introducción que hace Jesús de este tema crucial en una charla del 2010 que trata literalmente sobre asumir la responsabilidad personal. Ver ese enlace y más materiales en el apartado de materiales de esta página-guía A.3.
Y ver también el tema de los principios de Dios ─lo visto ahí sobre el deseo y la responsabilidad─.
Una cita:
Cada vez que me niego a asumir la responsabilidad personal, el resultado siempre será una sola cosa: dolor.
Así pues, el dolor es un indicador, ya sea físico, emocional o espiritual ─y por cierto, existe el dolor espiritual─, es un indicador… de que no estoy asumiendo una responsabilidad personal en algún aspecto (físico, emocional, espiritual).
Así que en realidad Dios está todo el rato en nuestra misma cara… tratando de decirnos la verdad, veinticuatro horas, siete días a la semana. Si asumes la responsabilidad personal, sabrás en cualquier momento por qué no estas conectado con Dios.
La conciencia
La conciencia es un mecanismo que reside en el alma para recibir verdad de parte de Dios (en forma de sentimientos ─y que no son el amor divino─). Por lo tanto, aumentar la sensibilidad a ella «posibilita» la relación con Dios.
Ver el punto dedicado al tema en la página A.2, donde hay una pequeña introducción, y sobre todo los materiales sobre el tema (audios, etc.) en el apartado de materiales de esa otra página.
La voluntad y la fe; crecer en la fe y en la verdad; las emociones y la acción; el cambio
[Ver vídeo, en la sección de materiales abajo, sobre voluntad y deseo ─y complementos o propuestas muy prácticas─]
Diciéndolo muy rápidamente:
– La voluntad es la condición actual de nuestra alma.
– La fe es nuestro deseo efectivo, real.
La voluntad es la condición actual de nuestra alma en este sentido:
la voluntad está dirigida, impulsada, por la condición actual del alma, y determina automáticamente lo que el alma va a hacer en el momento actual…, a no ser que el deseo se vea involucrado para progresar, o bien para lo contrario ─para revertir el progreso, para degradarse─.
La fe es nuestro deseo efectivo, real, en este sentido: El deseo está dirigido por aquello en lo que el alma actualmente tiene fe, y determina lo que el alma desea en el futuro y para su futuro.
El cambio no es posible si la voluntad y el deseo están en armonía entre sí.
Normalmente, si no hemos deconstruido nuestro yo de fachada, o si apenas empezamos a hacerlo… tendremos fe en el miedo. Es decir, tendremos mucha fe puesta en muchos tipos concretos de miedos ─relacionados con miedos a sentir las emociones del yo herido─. El miedo es efectivamente, en realidad, nuestro «dios».
Se trata de darnos cuenta de cómo nuestra voluntad se llena o no de fe en la práctica, realizando acciones en base a la verdad (honestidad, sinceridad, deseo sincero… etc.) y comprobando cómo crece o no nuestra fe gracias a haber actuado en base a la verdad, en armonía con la verdad y con el amor.
La fe también se basa en hechos (sobre la fe hay más cosas, muy relevantes, en la página guía A.5).
Antes de dar un ejemplo más «cotidiano», un primer ejemplo de este ciclo de la fe y la verdad lo podemos encontrar de forma sencilla con respecto a la oración… este tipo de ─digamos─ ejercicio… de ejercitar la relación con Dios que es la oración (ver la página A.1).
Si hacemos el experimento de hablar con el creador/a de nuestras almas, con verdadera sinceridad, con un deseo sincero (o sea, con «verdad»), dentro de nosotros… entonces tendremos un hecho, el hecho de la respuesta de Dios y sus guías del amor divino o celestiales.
Entonces, lógicamente se trata de cultivar la autoconsciencia y el recuerdo de esos hechos, en esa relación tierna ─en este tipo de ocasiones donde vamos cultivando la relación con Dios─.
Desviándonos un poco, pues esto ya es otro tema: Dicha respuesta puede llegar sutilmente en el nivel de los sentimientos, o bien quizá haga que más patente nuestro reconocimiento de algún dolor o de alguna emoción… Pero en general, como rige la ley del deseo («tenemos lo que deseamos»), si queremos crecer debemos aprender a contarle a Dios que realmente no queremos sentir los bloqueos (normalmente ni queremos reconocer los bloqueos, no queremos reconocer eso, que «no queremos»; así que tenemos que rezar para «pedir ayuda con nuestros deseos», etc.).
En esa comprobación nos podemos ir haciendo cada vez más sensibles a esta especie de «ciclo de la fe y la verdad»:
– cuanta más verdad imprimimos en nuestro anhelo y en nuestra relación,
– más comprobamos que nuestro deseo efectivo ─nuestra fe─ se hace más real, más verdadera.
Antes de ver algo que quizá nos sirve de ejemplo sencillo, y en cuanto a la acción, hemos de tener en cuenta que, hablando muy en general, la verdadera dicha es la que se experimenta al hacer cosas en armonía con la verdad y el amor.
La vida y sus eventos nos muestran a menudo, por la ley de la atracción (punto A.5), aquello que realmente necesitamos sentir. Un caso extremo es por ejemplo el de los accidentes, ya que con ellos la vida en realidad nos señala aquellas emociones causales bloqueadas que hay que sentir si queremos crecer.
Al abrirnos honestamente, «con verdad», a experimentar emocionalmente nuestra «verdad» personal (basada en emociones que en realidad se basan en errores, emociones profundas de pesar, terror, etc.), podemos también volver a experimentar emocionalmente esos errores.
Y, como vemos en el punto A.2, esta es la única manera de permitir que el error pueda ser sustituido en nuestra alma por la verdad, y es entonces la única manera de poder sentirnos cada vez más de la manera en que Dios nos siente o nos ve, para así poder recibir y entender el amor y la verdad desde la perspectiva de Dios ─un proceso que, potencialmente, viviremos por toda la eternidad─.
Por poner un ejemplo muy ─digamos─ «introductorio»:
Pongamos que estamos enfadados porque al dar un paseo por el parque vemos una caca de perro en el camino. Nos damos cuenta, pues, de que alguien no ha recogido la caca de su perro.
Entonces, se trata de realizar acciones basadas en la verdad que es verdad para uno mismo.
¿Qué acciones? ¿Cómo expresar el sentimiento?
Pues, como sabemos, a menudo necesitamos expresar los sentimientos para que todo fluya, y no basta con «pensar» los sentimientos ─o bien, el «pensarlos» es más bien contraproducente─.
Entonces, quizá a alguna persona le surge de inmediato una especie de insulto, o juicios:
qué pedazo de cab*ón el que no recogió la caca de su p**o perro.
Eso es una expresión de la verdad de lo que siento, de mi verdad personal, digamos.
Pero esta expresión parece que tiende a ser proyección de la ira, o que nos puede llevar por ahí, y así no creceríamos en la fe (en el ciclo en el que nos pretendemos establecer, el ciclo de expresarnos desde la verdad, para ver si así crece o no nuestra fe, como si hiciéramos un experimento ─pues lo es─).
Podemos empezar diciéndonos, y gritando si es preciso para soltarse… pero pasando a expresar esos insultos quizá «mejor», y poco a poco, de maneras tal que así…:
siento que esa persona es un cab*ón…
pues, como vemos, en realidad simplemente es una emoción que necesita salir, fluir.
Y debajo de la ira a menudo ─recordemos─ hay miedos y penas más profundas que son en realidad lo negado por la reacción de ira.
El ejemplo también podría ser el siguiente, en una relación:
«Siento que mi pareja me quiere controlar» (en vez de empezar a acusar a la pareja, sin más, por ello)
Es decir, debemos empezar a estar dispuestos a expresar nuestra verdad en tanto que emoción ─y a hacerlo «con todo el cuerpo», pero sin dañarnos ni dañar a nadie─, pues a lo mejor la pareja no me quiere controlar, o a lo mejor el señor que dejó la caca no es un «cab*ón» aunque la haya dejado en medio aposta… etc. (aparte de que, como ya «sabemos» ─o al menos ya sabemos intelectualmente─, resulta que en general el otro es un alma (mitad de un alma), igual que nosotros, y su alma tiene una condición más o menos oscura, parecida a la que nosotros tenemos… así que en realidad el otro no es «un cab*ón», es un alma 🙂 ).
Entonces, podemos necesitar permitirnos realizar lo que podemos llamar expresiones de desahogo corporal. Son expresiones más digamos «inocentes» o «neutrales», del tipo pataleo, berrido, cimbrear el cuerpo, respirar rápido, agitarse, etc. (como los niños «puros»).
Aparte, la acción que deriva de la verdad de lo que siento es quizá el acto de decir:
siento que ese tío es un cab*ón por haber dejado ahí eso
De este modo, y tal como ya se practica en muchas corrientes de «tratamiento emocional», etc., quizá podemos permitirnos sentir más inocentemente la ira, y quizá también nos permitimos sentir algo que subyace a esa ira (miedos, penas, vergüenzas, etc.), pero siempre, todo ese sentir, ha de ser alimentado y ha de estar basado en nuestro deseo por la verdad acerca de nosotros mismos y de la verdad en general (para sentir más y más humildemente el error y que pueda ser sustituido por la verdad sentida, y a ser posible incluso con la ayuda de un poco de amor de Dios).
Para este «sentir más inocentemente» podemos ir usando la «respiración en la barriga», por ejemplo, para así poder acompañar esos miedos que en realidad son como amigos, ya que nos quieren llevar hacia más dentro, hacia emociones causales bloqueadas en la infancia (de pena, vergüenza, etc.).
Así podremos ir abandonando las adicciones emocionales que tenemos en la capa de las adicciones, en la fachada.
Esas adicciones nos hacen adictos a:
– las emociones que creamos ahí en la fachada («ser buenos/buenitos», lamento, queja, penas más superficiales que pueden incluso derivar en lloros falsos, etc.),
– y esas adicciones nos hacen adictos, en definitiva ─y así como a la vez─ al yo herido, es decir, a vivir la herida en vez de a traspasarla; nos hacen adictos a vivir, con más o menos fachada, en todo eso que hay en el yo herido y que subyace a la frustración, enfado, ira (y en concreto, en el ejemplo, que subyace al hecho, al regalo, de que hayamos vivido ese evento aparentemente negativo ─el de la caca, por ejemplo).
Como vemos en un taller de Jesús, todo evento es un regalo que potencialmente lo podemos aceptar positivamente, en el fondo, pues no hay casualidades.
Y volviendo al ejemplo: Parece que en ese tipo de frases de «enfado» hemos de estar al menos dispuestos a poner ese «yo siento» delante, pues si no, lo personalizaremos todo desde la fachada, y no empezaremos lo que quizá podría convertirse en realidad casi en un diálogo con Dios (que podría empezar simplemente reconociendo: «ah, admito, acepto honestamente, que yo quería empezar esto simplemente insultando, o sea, solamente desde mi yo de fachada, realmente usando la ira como negación»).
Entonces, cuando sí nos abrimos a un verdadero principio de diálogo, saliéndonos de la negación que suele conllevar la ira, de alguna manera aceptamos que el yo herido pueda empezar a exponerse.
Y así quizá nos abrimos a la posibilidad ─usualmente remota─ de que siquiera comience a expresarse nuestro yo verdadero.
En la vida parece que muy a menudo hemos embrollado, liado mucho las cosas, al añadir más enojo a lo que sentimos, y quizá al justificarlo más en la fachada.
Esta ira, insistamos, en realidad siempre está negando algo, y para realizar este proceso debemos quererla sentir como niños pequeños, como sucede con todo.
La verdad está en el sentir. Recordemos que nuestra alma está llena de eso: deseos, emociones, pasiones, intenciones, recuerdos… y que la acción es expresar el sentir.
Pero, como nos ha pasado a todos, muy a menudo sucede que no podemos expresar las cosas corporalmente, como niños pequeños ─no en principio─. Y así, no podemos liberar la emoción causal errada, pues no podemos expresarla (y es expresando como se libera la emoción causal).
Estamos muy acostumbrados a cerrar intelectualmente ese proceso de «practicar la verdad sentida» (si lo podemos llamar así).
Lo cerramos con cosas «muy mentales», pues la acción de la que hablamos aquí (en esta especie de crecimiento de la fe, donde experimentamos con acciones basadas en la verdad, en la sinceridad y la apertura del corazón, del alma)… la acción que querríamos, no es aquel tipo de juicio intelectual: «es un cab*ón».
La oración y el yo
Los momentos de oración son aquellos donde practicamos con humildad el anhelo de más verdad y más amor.
Pero solo nos podemos relacionar con Dios mediante la sinceridad e involucrando las emociones.
Es por eso que, para relacionarnos con Dios, no podemos llevar la fachada (aunque lo intentamos mucho). Así que la oración es un momento idóneo para sentir todo aquello que se relaciona con nuestra máscara, con nuestras insinceridades, etc.
Abrirnos a contarle a Dios que, por ley del deseo, si no estamos recibiendo su amor todo el rato es porque no queremos… y junto a ese bloqueo, hablarle de todos los demás bloqueos más o menos reconocidos que podamos comentar con Dios.
Hemos de sentir primero todas esos sentimientos que acompañan a nuestro deseo de estar en la fachada, ser honestos con ellos, ser claros sobre nuestra máscara.
Esto nos permitirá conocernos, en el sentido de ser más sinceros con nuestra «verdad» personal; y esto nos permitirá a la vez poder ir sintiendo cada vez más cómo se siente Dios sobre las cosas que le presentemos en nuestro corazón, en nuestra alma ─nuestras actitudes, etc.
Esos sentimientos nos pueden surgir mientras intentamos comunicarnos con Dios, queriendo por ejemplo expresarle la oración del amor divino (ver el punto A.1), pero involucrando a la vez e intensamente los sentimientos.
Recordemos que para permitirnos cada vez más tener el abrumador y muy único sentimiento de amor que Dios siente por nosotros, nos hemos de permitir ser abrumados por las abrumadoras tristezas, vergüenzas y miedos que conservamos en el yo herido, y que Dios quiere disolver con nosotros, dándonos su amor, y aligerando así a la manera de Dios, más agil, nuestra alma ─más ágilmente que en los caminos del amor natural, donde no involucramos directa y personalmente a Dios (ver el punto A.4 sobre las emociones y el punto A.2 sobre la humildad y la verdad─).
El alma humana
Ver más materiales abajo. Podemos resaltar por ejemplo el siguiente audio, donde hay una introducción básica de Jesús, muy interesante: ¿Cómo funciona el alma humana?: audio / descarga
El alma humana y su reflejo en el entorno
Entre otras cosas, en los enlaces que hay en esta página dedicada al tema hay un documento donde se puede ver una descripción de Jesús de lo que conlleva la recuperación del entorno ─la recuperación de ecosistemas─. Contiene unas aclaraciones básicas sobre el alma y sobre cómo el entorno (por ejemplo los animales domésticos, salvajes, etc.) nos refleja la condición de nuestra alma (colectiva e individualmente). También están los materiales breves de la conversación con la desencarnada llamada Natalia.
El regalo del libre albedrío
(Advertencia: Este punto es totalmente práctico (y literalmente lo que dice Jesús en el taller, en general del todo literalmente); y como sucede con casi todo, hay que integrarlo emocionalmente en el alma para realmente entenderlo. Esto es solo una pequeña parte de lo contenido en este tema (hay más puntos que los presentados abajo); y en la página que dedicaré a «El regalo del libre albedrío» habrá ejemplos, etc.)
La ley del libre albedrío simplemente dice que podemos hacer lo que queramos, ya sea que esté en armonía con el amor y la verdad, o no lo esté.
Siempre que lo que hacemos está en desarmonía con respecto a la verdad y al amor, entonces, alguna de las demás leyes de Dios funcionará automáticamente, dándonos así el regalo de poder darnos cuenta de «qué es lo que estamos haciendo» (si lo podemos decir así).
Es muy importante que entendamos que el libre albedrío no es un derecho, es un regalo. Esto es probablemente lo primero y lo más importante a entender.
La razón de que todos en la humanidad causemos tantos problemas, es que todos creemos que el libre albedrío es un derecho.
El libre albedrío se aplica al alma, es dado al alma, no a la mente.
Mientras intente usar la mente para regular, para controlar el libre albedrío… estoy demostrando en ese mismo momento que no entiendo el libre albedrío.
– Algunos principios básicos del libre albedrío (no está todo; ver los documentos en apartado de «materiales» abajo):
Primer punto:
Mi alma nunca experimentará ninguna consecuencia negativa (ni las experimentará el alma de otros ni mi entorno) si uso el regalo del libre albedrío ─en cualquier sentido, en cualquier asunto─ en armonía con el amor divino y la verdad divina (no solo con respecto al amor y a la verdad naturales).
Este uso siempre crea crecimiento en mi alma si uso mi libre albedrío en armonía con el amor y la verdad divinos… incluso si implica dolor, ya que puede conllevar dolor. Nuestra resistencia al dolor es, en muchos casos, lo que hace que usemos el libre albedrío en direcciones negativas.
En un cierto momento, puede que al usar mi voluntad completamente en armonía con el amor divino, haga que otras personas digan que experimentan dolor por lo que estoy haciendo. Pero no se debe a lo que estoy haciendo, sino que se debe a la desarmonía que habría entre:
– mi condición de armonía con respecto al amor y a la verdad en ese momento,
– y su condición de estar fuera de armonía con respecto a la verdad y al amor divinos en ese momento.
Segundo punto:
Mi alma siempre experimentará algunas consecuencias negativas (así como las experimentarán el alma de otros y mi entorno) si uso el regalo del libre albedrío en desarmonía con respecto al amor divino y a la verdad divina, en cualquier sentido, en cualquier asunto.
Tercer punto:
Usar nuestro libre albedrío en armonía con el amor divino y la verdad divina no puede implicar ningún «acto de violencia» hacia uno mismo, hacia los demás, ni hacia el entorno.
Hacernos algo no armónico a nosotros mismos, desde la perspectiva de Dios, tiene las mismas consecuencias negativas que si se lo hacemos a otros (suicidarse es casi lo mismo que asesinar, por ejemplo).
¿Qué es un acto de violencia? (ver más materiales abajo sobre violencia, en el apartado dedicado)
En la perspectiva de Dios, un acto de violencia es cualquier pensamiento, palabra o acción que cumpla lo siguiente:
– estar basado en, o estar alimentado por, una emoción proveniente del alma,
– que sea exterior en su expresión (esa emoción tiene una expresión «hacia el exterior»),
– esa emoción que impulsa ese acto no está en armonía con el amor divino,
– ese acto está dirigido hacia alguna entidad viviente,
– y esto resulta en un ataque a la entidad viviente.
Por ejemplo, estará realizando un acto de violencia una mujer que tiene miedo de algo, y que entonces hace que ─por ejemplo─ su pareja consienta con el miedo, se complazca con el miedo, trate con condescendencia ese miedo.
Cuarto punto:
Si tengo miedo a la violencia que pueda provenir de otra persona o grupo de personas, en realidad estoy perpetrando violencia hacia estas personas, y habrá una consecuencia por este uso de mi libre albedrío.
– La limitación del libre albedrío de los demás ─algunos aspectos─:
Dios desea que aprendamos a expresar nuestro libre albedrío de la misma manera en que Él-Ella lo hace.
Punto primero:
Puede estar en armonía con la verdad y el amor divinos emprender acciones que limiten la expresión del libre albedrío en otros individuos o grupos de personas.
Como padres, los adultos tienen la responsabilidad de limitar el modo en que los niños usan su libre albedrío (a la manera de Dios, cosa muy delicada en la práctica, evidentemente, porque no se puede hacer desde la ira, el miedo, etc.), y sobre todo en el sentido positivo de enseñarles a usar el libre albedrío en armonía con el amor y la verdad.
Un ejemplo extremo: mientras vas por la calle, si ves una persona que está siendo violada y no haces nada, estarás degradando tu alma.
Punto dos:
Una organización, unos padres o cualquier otra persona puede permanecer en completa armonía con las leyes de Dios al restringir el libre albedrío de otros siempre que esa restricción:
– se haga en armonía con los principios de la verdad y el amor divinos,
– incluya amor emocional que proceda de la organización o del individuo que pretende hacer la restricción,
– y no incluya ningún acto de violencia.
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Materiales
Índice de materiales:
– El cambio
– La máscara o fachada
– La máscara, el yo herido y el estado de sueño
– Algunos audios breves
– Sobre el alma
– Sobre la fe, el deseo y la voluntad
– Propuestas prácticas
– Sobre la responsabilidad
– La conciencia
– Violencia
– Libre albedrío
– Libre albedrío y crianza
– El alma humana y su reflejo en el entorno
– La encarnación del alma en el caso de «los 14»
– Ilustraciones con mi caso personal
– Ilustraciones prácticas de Jesús y María M.
– Algunos textos complementarios o más variados
– Notas
El cambio
– Ver el taller del 2010, sobre:
Desear apasionadamente el cambio positivo | Taller de Jesús, 2010
– Ver también la página de los encuentros del 2014
– Ver también el material de agosto 2022, titulado:
«El «deseo activo» que activó el audio sobre discapacitados y el del alma gemela: tema del aborto»:
https://www.unplandivino.net/deseo-activador-caso-aborto/
La fachada
– Deconstruir la máscara (para ver más cosas de este tema, visitar la página de encuentros del 2014): ejemplo preparatorio en vídeo: vídeo / texto (pdf)
La fachada, el yo herido y el estado de sueño
– María Magdalena explica cómo representaba el yo herido en el estado de sueño, degradando su alma (vídeos): parte 1 / parte 2 / parte 3
Algunos audios (elementales, breves)
– Nuestro yo de fachada para tapar el yo herido (youtube)
– El mundo: una serie de calmantes y tiritas para las heridas emocionales milenarias… la verdad (youtube)
Sobre el alma
– (ya enlazado arriba) ¿Cómo funciona el alma humana?: audio / descarga
– Principios de funcionamiento del alma (continuación del anterior sobre el funcionamiento del alma): exclusión: audio / descarga || absorción: audio / descarga || dominación: audio / descarga || progresión: audio / descarga || resistencia: audio / descarga || presencia: audio / descarga || supresión: audio / descarga
– La verdad sobre el alma humana: audio / descarga
– Creación de rutas emocionales en el alma basadas en error (causa de los problemas de la humanidad): vídeo 1 / vídeo 2
– Jesús: el alma, lo que es y lo que no es: texto / audio / descarga
– La capacidad de la auto-consciencia reside en el alma: vídeo
Sobre los tres yoes, el yo de fachada, el yo herido, etc.
– Conversación: La pena en el yo herido indica que hay algo desamoroso dentro de nosotros: vídeo
Sobre la fe, el deseo, la voluntad
– Una sorpresa sobre la fe y la oración: se acabó todo misticismo (vídeo, youtube)
– El cambio es imposible si tu voluntad y tu deseo están en armonía entre sí (en tu alma): vídeo
– Audiovídeo de comentario y conversación sobre el anterior acerca del cambio: vídeo
– Ley del deseo: Ver los enlaces a los vídeos y al texto en español del taller del 2010, muy básico e importante, sobre esta «verdad en torno al deseo», es decir, esta ley del deseo, en esta página: taller del deseo
Propuestas prácticas del 2016 sobre la voluntad y su crecimiento en amor, así como sobre otros temas prácticos (la deconstrucción de la máscara, etc.):
2016
Series del 2016 -encuentros «prácticos»-
Atención:
Aquí solo enlazo los primeros materiales, para ver todos los enlaces disponibles visitar esta página: grupos del 2016.
Grupo 1: Desarrollando mi voluntad de amar
Sesiones sobre analizar mi voluntad de amar y de cambiar:
– Introducción:
Vídeos: vídeo con la Introducción personal de Jesús a «El desarrollo de la voluntad de amar»
Textos: esbozo traducido (pdf) (texto de Miller introduciendo este Grupo) / breve texto introductorio para el vídeo anterior.
Audios: audio del esbozo / descarga del anterior audio / conversación sobre una parte del esbozo.
[Continúa en la página ya enlazada, esta: grupos del 2016.]
Sobre la responsabilidad
– Charla del 2010 que trata literalmente sobre la responsabilidad personal. Enlace correspondiente con el texto, audios, etc.:
Asumir la responsabilidad personal, taller 2010:
– Recibir positivamente los regalos de Dios | Taller de Jesús, 2010:
https://www.unplandivino.net/regalos-dios-2010/
– ¿Cuál es tu tesoro?: audio 1 / descarga 1 || audio 2 / desc. 2 || audio 3 / desc. 3 || audio 4 / desc. 4 || audio 5 / desc. 5
– Conversación: la bendición de la responsabilidad. Cómo automatizamos nuestras desarmonías… etc.: vídeo
La conciencia
– La conciencia humana (1) | Conversación del 26 diciembre 2017, Miller y Mary: audio / descarga
Para los siguientes audios y materiales sobre la conciencia (!)…:
el resto de materiales sobre la conciencia está en una página dedicada:
unplandivino.net/conciencia
(que depende de la página-guía A.2).
Violencia
– ¿Qué es un acto de violencia en la perspectiva de Dios?: vídeo (con «subtítulos») / vídeo realizado antes que el anterior, con el mismo tema, pero en formato «traducido en voz»
(ver el texto de la transcripción de esta parte en la Sesión 1 del encuentro sobre el libre albedrío (abajo))
Libre albedrío
Este es el enlace a la página donde está recopilado todo el material sobre el encuentro completo acerca del libre albedrío, del 2012: página dedicada
Es muy importante (lo presentado en esas sesiones, de ese encuentro completo que tuvieron en el 2012).
Libre albedrío y crianza
Estas son algunas cosas relativas a la crianza y al libre albedrío (que se encuentran en el taller de «el regalo del libre albedrío» y en también en el de «ética y moral»):
– Varios apartados del encuentro (2012) sobre el regalo del libre albedrío, de Miller y Mary, que tratan sobre la crianza:
texto (pdf) / en este vídeo lo leemos en pantalla y comentamos
– Restricción amorosa de la violencia de los niños (parte del taller «Ética y moral», del 2012):
vídeo 1 /
vídeo 2 (solo con comentarios y dibujos en una lectura lenta de lo visto en vídeo 1)
PDF con la charla /
texto con los índices de lo tratado en los vídeos y los enlaces
El alma humana y su reflejo en el entorno
Arriba he enlazado la página dedicada a este tema («creación de ecosistemas amorosos», etc.). En ella también hay enlazados dos vídeos de traducción de una entrevista (y el esquema correspondiente) que hizo Miller a una desencarnada francesa, Natalia, sobre estos temas del entorno y el alma. Es muy interesante y aclarador sobre el tema dimensiones, etc.
Ver también, relacionado con nuestro entorno natural y con los cuerpos (hablando sobre el diferente tratamiento y la delicada diferencia «mujeres/hombres» en cuanto al pis… y también hablando un poco sobre el tema de la caca (pis y caca son «joyas» para la naturaleza), etc.), el siguiente audio:
– El pis y las mujeres: ¿Son más capturadas por el sistema debido a la vergüenza corporal enseñada en gran medida por las mamás? Y «limpiarse el ano armónicamente»:
https://www.unplandivino.net/pis/
La encarnación del alma en el caso de «los 14»
– Un material que nos ayuda a ver o sentir diferencias entre la encarnación de un alma que regresa (una de «los 14») y la normal humana nuestra:
· Jesús presenta a Stuart (un espíritu) dos cuerpos más, simultáneamente: texto de la entrada (con índice de tiempos del vídeo, explicativo) / vídeo
· Jesús habla de cómo percibe el proceso de regreso (conversación en 2018, con Stuart): texto de la entrada (con índice) / vídeo
Ilustraciones prácticas de Jesús y María M.
En la página que enlazo a continuación (donde se enlaza vídeo, etc.), titulada como vemos abajo en este apartado, se ilustra el tema de las asociaciones que hacemos en el alma, desde muy pequeños, en base a algún suceso más o menos traumático.
Se ilustra cómo esas asociaciones ─en esa infancia que es cuando apenas nos podemos dar cuenta de lo que hacemos─ van reforzando y alimentando creencias falsas (el error en el alma) que son las que pondremos en marcha para alimentar a su vez nuestro error o pecado (que es la parte más grande del daño en nuestra alma):
─ «Ejemplo sobre la génesis de nuestro error, la necesidad de ser conscientes de él, y de un arrepentimiento real»
https://www.unplandivino.net/ejemplo-genesis-error/
Ilustraciones con mi caso personal
– «Mi caso de jaula de «amor» falso | Cómo funciona la manera de Dios, 4″: https://www.unplandivino.net/jaulas/
– Ver en este enlace en general todas las entradas (con audios y transcripciones de ellos) sobre «Cómo funciona la manera de Dios»: https://www.unplandivino.net/tag/como-funciona-la-manera-de-dios/
Algunos textos complementarios o más variados:
– El placer de la responsabilidad – La degradación del alma en los policías – Cómo nos «vendieron» el estatismo
Notas
* Sobre el egoísmo: Por ejemplo, en la página B.8 de la web podéis ver enlaces a entrevistas hechas por Miller a gente que ya «murió» ─y que traduje total o parcialmente en vídeos─ donde se muestran ejemplos de cómo en realidad los humanos somos egoístas siendo madres o padres que creemos estar haciéndolo muy bien, siendo muy sacrificados, etc., pero en realidad estamos usando a los niños para tapar emociones profundas que no queremos sentir.
Por eso en realidad a menudo estamos siendo egoístas cuando quizá nosotros y toda la gente a nuestro alrededor nos ve como «buenas madres/padres».
Con esas actitudes de egoísmo, así definido, estamos «pasando heridas emocionales» e incluso favoreciendo influencia de parte de desencarnados, etc. (ver la página B.1).